El viernes Mariana amaneció afiebrada y llamó a la escuela para avisar que no llevaría a sus hijos para completar la semana de presencialidad de su burbuja. Desde la escuela privada del centro de Rosario le agradecieron su responsabilidad. Por la noche no tenía ningún síntoma de covid-19. Había sido una falsa alarma, pero no se reprochó nada. “No quiero vivir con la culpa de contagiar a los chicos, que suspendan la burbuja y la pasen solo a lo virtual”, dice a El Ciudadano.
Ese viernes la ministra de Educación, Adriana Cantero, contó que desde el comienzo de clases en Santa Fe la incidencia de burbujas suspendidas por entrar en aislamiento era mínima: 1 o 2% de las decenas de miles en todo el territorio. El gobierno mantiene un monitoreo diario con las escuelas y cruza la información con el Ministerio de Salud. “Las escuelas mantienen los protocolos y cerrarán y abrirán, según el caso y la situación epidemiológica. Es flexible. Intentaremos mantener abierto lo que se pueda”, declaró Cantero siguiendo las palabras del gobernador Omar Perotti que decidió no adherir a las medidas sugeridas por la Nación por el alza de contagios.
Al mediodía la comunidad educativa de la escuela secundaria Nº607 del barrio Industrial llamó a algunos medios de comunicación para contarles que solo tenían un asistente escolar y un preceptor para contener a casi 400 estudiantes entre los turnos mañana y tarde. En un curso, denunciaron desde Amsafé, tuvieron que armar ocho burbujas porque son 77 estudiantes. Pidieron aulas, horas y cargos.
A cargo
Para la ministra de Educación, la presencialidad física depende de lo que suceda afuera de las escuelas de Santa Fe. “Es donde el virus circula con mayor celeridad. Es muy importante que padres y madres cuiden el ingreso, salida, pero también en la vida cotidiana”, dijo devolviendo la responsabilidad a las familias en un nuevo capítulo de las tensiones entre el hogar y la institución educativa. “Es un aprendizaje para el sistema educativo: aprender a vivir con esta flexibilidad. Si en algún momento las autoridades de salud nos indican que hay que cerrar, cerramos. No hay discusión. El cuidado de la vida está primero”, agregó Cantero.
Para Martín Lucero, al frente del gremio de docentes del ámbito privado de Rosario, las escuelas son seguras, pero no inmunes. “Semana a semana vemos que deben aislar cada vez más burbujas y tiene que ver con las reuniones sociales sin cuidados en las que participan afuera de la escuela. A este paso las escuelas van a estar abiertas, pero sin actividad”, dice a El Ciudadano. Según el gremialista, la decisión de Nación de suspender por 15 días en Buenos Aires estuvo bien. “Si hubiesen actuado así, circunscribiendo la medida de emergencia al lugar de emergencia, Santa Fe hubiese tenido más tiempo de clases en 2020. Ese cierre fue cuando acá no había tantos casos y el problema estaba en AMBA. Es algo muy porteñocéntrico”, opina. “Es es importante hoy el cierre focalizado. Es necesario el cumplimiento de la disposición en AMBA y en CABA para que no se propague la situación epidemiológica al resto del país”, insiste Lucero.
El camino
Guillermo lleva a su hija a la escuela primaria en colectivo. Cuando le toca semana presencial toman el 145 a las 7.30 que suele estar cargado con quienes van al centro a trabajar. “Me da más miedo lo que pueda pasar en el colectivo que en la escuela”, admite a El Ciudadano en días donde hubo reclamos por la capacidad y frecuencia de los colectivo y los protocolos sanitarios. Según el padre, los protocolos en las escuelas son buenos y hasta el momento no tuvieron que suspender la burbuja que integra su hija. Igual no se relaja. “Sé que la nueva cepa afecta más a niños y jóvenes”, dice.
“Si no reducís la movilidad, no solucionás el tema”, explicó Sonia Alesso, al frente de Ctera y Amsafé y aclaró que los cierres temporales de escuelas no son un invento de Nación. “En Santa Fe fueron incluidos en los protocolos armados junto al gobierno a fin del 2020”, aclaró.
Ctera mantiene un observatorio nacional y su preocupación está en el afuera de los edificios educativos. “Necesitamos bajar contagios. Suspender es algo que se hizo en todo el mundo”, dijo durante el fin de semana. Incluso pidió que las medidas de restricción fueran más allá de las escuelas y alertó de que la semana pasada les llegaron reportes de docentes que no tenían cama para internarse.
Una buena es que esta semana docentes y no docentes terminarán de aplicarse la primera dosis de la vacuna contra el covid-19. Empezaron por quienes trabajan en jardines de infantes, siguieron con primaria y secundaria y ahora queda el nivel superior. En Santa Fe hay aproximadamente 87 mil personas entre personal docente y no docente. “De quienes se registraron, 95% ya fue vacunado. Somos de las provincias con mayor avance”, indicó la ministra Cantero.