La comunidad Qom del barrio Toba, en la zona oeste de Rosario, atraviesa uno de sus momentos más dolorosos y angustiantes tras el doble crimen ocurrido el sábado a la madrugada y una nueva balacera registrada en las últimas horas, esta vez a metros de una canchita de fútbol donde juegan niñas y niños del barrio.
En ese contexto, referentes y vecinos difundieron una carta pública en la que expresan su hartazgo, su dolor y un desesperado pedido de justicia y presencia del Estado. Y a la vez hacen una colecta para pagar los sepelios.
“¡Basta de dolor y silencio!”, comienza el mensaje, que recuerda a las dos jóvenes vidas arrebatadas de manera trágica. “No importa si consumían o no, lo que importa es que eran parte de nuestra comunidad y merecían vivir”, señala el texto, que denuncia el avance de la violencia, las armas y la droga en un territorio cada vez más golpeado por la exclusión social.
La carta describe a la zona oeste como un “corredor de destrucción”, donde las generaciones futuras están en riesgo y donde faltan políticas de contención, espacios de diálogo y acompañamiento frente a la crisis económica y social. El reclamo apunta directamente a la ausencia de respuestas: “¿Dónde están los políticos, los gobiernos, los referentes y las organizaciones?”, se preguntan, exigiendo acciones concretas para frenar la escalada violenta.
Ese clima de miedo volvió a sentirse cuando personas que se desplazaban en moto efectuaron disparos a pocos metros de una canchita ubicada en la intersección de Maradona y Pamaló, a plena luz del día. Aunque no se registraron heridos, el ataque generó pánico entre los vecinos. Según relataron habitantes del lugar, una mujer alertó a los gritos para que los chicos que estaban jugando corrieran a resguardarse en sus casas, mientras las familias se encerraban para proteger a los menores.
De acuerdo con testimonios recogidos en el barrio, esta balacera pudo ser una represalia vinculada al feroz ataque ocurrido en la madrugada del sábado en la misma zona. El hecho se produjo poco después de la 1 de la mañana en calle Cisneros al 6300, entre Campbell y Pamaló, cuando un hombre se acercó a pie y abrió fuego contra un grupo de personas, para luego escapar corriendo. El saldo fue devastador: dos personas fallecidas y al menos cuatro heridas.
Entre las víctimas fatales se encuentra Deisy Jazmín Durán, una adolescente de 16 años, que murió a causa de un disparo en el cráneo tras ser trasladada al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca). La otra persona fallecida fue un hombre de 30 años, Guillermo Carlos Cautivo, hallado sin vida en un pasillo a pocos metros del lugar. Además, varias personas resultaron heridas: una mujer de 28 años con un balazo en la espalda, un joven de 20 años con un disparo en un pie, y otros dos hombres de 60 y 32 años, ambos con impactos en las piernas, quienes también fueron llevados al Heca por familiares.
En el lugar del ataque, los investigadores secuestraron al menos diez vainas servidas calibre 9 milímetros. Dos personas fueron demoradas de manera preventiva, pero recuperaron la libertad luego de que los exámenes de dermotest dieran resultado negativo. La causa quedó a cargo del fiscal Patricio Saldutti, de la Unidad de Violencias Altamente Lesivas, con intervención del Comando Radioeléctrico, la comisaría 32ª y la Policía de Investigaciones.
Mientras la investigación avanza, la comunidad Qom insiste en su reclamo: basta de armas, basta de balas y basta de muertes. “Dos vidas perdidas, dos familias destruidas. No más”, expresa la carta, que convoca a no callar, a alzar la voz y a exigir justicia y cambios reales. En un barrio atravesado por el miedo, la memoria y la bronca, el mensaje final resuena con fuerza: “No olvidamos, no perdonamos”.
