Dolores Etchevehere, hermana del ex ministro de Agroindustria del macrismo Luis Miguel Etchevehere, con quien mantiene una disputa por la propiedad de tierras en el municipio entrerriano de Santa Elena, insistió en denunciar «el clima violento» que se da frente a la propiedad que reclama como propia y se preguntó «por qué molesta tanto» su postura.
«Me dio pena ver a un ex ministro debajo de un toldo pero con gente que lo vitoreaba con los pies en el barro», ironizó Dolores Etchevehere sobre el acto de este domingo de sectores que apoyan a sus hermanos varones, y consideró que esos respaldos «son para que los estudie un sociólogo o un antropólogo».
Apenas un rato después de que se conociera que la jueza María Carolina Castagno, vocal del Tribunal de Juicios y Apelaciones de Paraná, fue sorteada para intervenir en el recurso de apelación presentado por el fiscal Oscar Sobko y la fiscal María Constanza Bessa, en la causa por el pedido de desalojo del campo Casa Nueva, Dolores conversó con la agencia Télam.
—¿Usted nota un clima enrarecido, como si alguien buscara que pase algo malo en la zona?
—Más que enrarecido, hay un clima violento, que va in crescendo. Además de lo que ya vimos en los medios, esta avanzada con tractores, camiones, jinetes, más las cadenas y los candados… Si sumamos los insultos que recibo todos los días… Ahora anuncian que en los próximos días van a fumigarnos. Es tremendo. Esto no tiene antecedente. No sé si algún periodista registra que esto es inédito, que es exacerbado. Deben estar preocupados porque el proyecto y nuestra intención implica a mucha gente. Queremos trabajar para alcanzar la soberanía alimentaria. Y sin perder de vista eso de tierra y trabajo para todos.
—¿Quedó conforme con su declaración judicial de hoy este lunes?
—Estuve cerca de 2 horas y media ante el fiscal (Federico) Delgado. Fue muy intenso, porque tuve que recapitular sobre muchos puntos. Por suerte la Justicia federal ya está investigando sobre esto. Porque la Justicia de Entre Ríos no asegura mis garantías. Por eso interviene la Justicia federal. Estoy satisfecha con eso.
—¿Qué lectura hace del acto del domingo frente a la estancia?
—Primero, me dio pena ver a un ex ministro debajo de un toldo pero con gente que lo vitoreaba con los pies en el barro. No entiendo bien por qué están ahí. La prensa pregunta y las respuestas son muy confusas. Hacen referencias a cuestiones políticas, sociales, económicas… Estigmatizan.
—¿Qué otros elementos están en juego?
—Soy una persona normal. Soy madre de 4 hijos, no atento contra la democracia, no le pido a nadie que no se exprese. No tengo esa espalda. ¿Qué es lo que les molesta? ¿Tanto les molesta que una mujer reclame por sus derechos hereditarios? Es para que un sociólogo, un antropólogo lo estudie: ¿Qué es lo que observan como peligro como para ser tan violentos? Estoy en paz, en mi casa, con un proyecto muy lindo. Y de repente recibo este embate, sobredimensionado. Creo que todos estos actos de corrupción fueron estructurados a través de, entre otras cuestiones, el poder político y judicial. Y por eso mandan gente a ver si pueden influir. Que agarren todos los papeles y los comprobantes, las pruebas que muestren el acervo hereditario, y se las lleven al juez. Que muestren y se animen a decir: acá hicimos una administración impecable».