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Don Ata, el trotamundos del folclore

Por Rodrigo Arévalo. Se cumplieron 116 años del nacimiento de Atahualpa Yupanqui, un embajador de la música popular argentina.

atahualpa-dentroEl que viene de lejanas tierras para decir algo parece ser un mensaje predictivo, puesto que es el significado en idioma quichua de Atahualpa Yupanqui, el músico más importante de la historia del folclore argentino, de cuyo nacimiento se cumplieron anteayer 116 años.

Hoy en día, la música de Yupanqui sigue vigente, y sus canciones son interpretadas por los principales músicos de esta época como Horacio Guarany, José Larralde, Jairo, Andrés Calamaro, Mercedes Sosa, Soledad Pastorutti, Juan Carlos Baglietto, entre otros.

Don Ata, de raíces indígenas, criollas y vascas, nació el 31 de enero de 1908 en el Campo de la Cruz, en Juan Andrés de la Peña, una pequeña localidad del norte de la provincia de Buenos Aires. Pero su infancia transcurrió en Agustín Roca, otro pequeño pueblo bonaerense, donde su padre trabajaba en el ferrocarril.

Sus primeros contactos con la música se dieron allí, aprendiendo a tocar el violín con el sacerdote del pueblo. Más tarde, en la ciudad de Junín, tomó clases de guitarra con su maestro, Bautista Almirón. Según cuentan los lugareños, Yupanqui viajaba 16 kilómetros a caballo desde Agustín Roca para asistir a su curso.

Pese a comenzar con el folclore de la región pampeana, fue en un viaje a Tucumán, donde Don Ata conoció nuevos ritmos, con nuevos instrumentos como el bombo y el arpa.

Además de la música, el deporte y la política estuvieron muy presentes en la vida de Yupanqui. Jugó al fútbol, practicó boxeo y esgrima. Luego de la muerte de su padre, tuvo un paso por el periodismo, escribió una docena de libros, fue docente y militante del Partido Comunista, lo que lo llevó a exiliarse del país, luego de participar de la fracasada sublevación de los hermanos Eduardo, Roberto y Mario Kennedy en 1932, tomando la ciudad de La Paz, en Entre Ríos, contra el gobierno de facto de José Félix Uriburu.

Yupanqui primero se refugió en Uruguay, más tarde en el sur de Brasil, para luego volver a la Argentina en 1934 y radicarse en Rosario. A partir de allí, Don Ata fue mudándose cada año. Pasó por Tucumán, Buenos Aires, Catamarca, Jujuy, Salta y La Rioja.

El gobierno de Juan Domingo Perón no fue del todo cómodo para Yupanqui. Por su afiliación al Partido Comunista sufrió censuras y fue detenido y encarcelado varias veces.

Por eso, en 1949 decidió irse a vivir a Europa. París, en Francia, fue el lugar que adoptó como su nuevo hogar. Allí llegaron los reconocimientos. Primero firmó contrato con la compañía de grabación Chant du Monde, con la cual publicó el disco Minero soy.

Luego de actuar en distintos países del viejo continente, Yupanqui regresó a Buenos Aires en 1952. El cantautor decidió desafiliarse al Partido Comunista, lo que lo ayudó a ser contratado para realizar espectáculos, mientras su esposa Antonietta Fitzpatrick, de origen francés y conocida como Nenette, construía su casa en el Cerro Colorado, en la provincia de Córdoba.

A partir de allí, llegó el mejor momento de Yupanqui en la Argentina. Muchos compositores jóvenes, como Mercedes Sosa, Alberto Cortéz y Jorge Cafrune hicieron covers de sus canciones y así pudo llegar al público juvenil.

Luego de una gira mundial durante 1963 y 1964, donde actuó en países como Colombia, Japón y Marruecos, se estableció definitivamente en París visitando muy pocas veces argentina, debido a la dictadura militar de Jorge Rafael Videla.

Por su legado y trayectoria, recibió una gran cantidad de premios, entre los que se destacan tres galardones de la Academia Charles Cross, en 1950, 1986 y 1989, el Konex de Brillante en 1985 como mayor figura de la historia de la música popular argentina, el Karlovy-Vary en 1956 y el Techno 80 en el Festival de San Remo, Italia, en 1980. También fue Disco de Oro por difundir la música criolla por el mundo en 1973 y recibió el diploma de honor del Consejo Interamericano de música de la OEA, en 1983, en Washington. Mientras que en 1986, Francia lo condecoró como Caballero de la Orden de las Artes y Letras.

Yupanqui falleció el 23 de mayo de 1992, a los 84 años, en Nimes, Francia, donde se encontraba para recibir un homenaje. Sus restos descansan en el Cerro Colorado, como él mismo había pedido.

En la actualidad, los temas de Yupanqui son interpretados por muchos artistas populares, tanto del folclore como de otros géneros. Además, los músicos contemporáneos le han dedicado varias canciones, siendo la más emblemática A Don Ata, compuesta por Miguel Ángel Morelli y Mario Álvarez Quiroga. Años después fue popularizada por Soledad Pastorutti.

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