El juicio oral y público por el crimen de Marcos Guenchul, cometido a mediados de 2019, llegó a su fin en medio de llantos, dolor y disturbios. El tribunal que presidió el debate, a cargo de Mariano Aliau, Carlos Leiva y Facundo Becerra, por mayoría resolvió condenar a dos décadas de cárcel a Caio Soso, como instigador, y al señalado tirador Maximiliano Panero. Además absolvió a la ex pareja de la víctima, Priscila Denoya.
La lectura, llevada adelante pasado el mediodía de este miércoles, se retrasó bastante y había un clima enrarecido. Los medios sólo pudieron tomar imágenes de los jueces y los fiscales y hubo una orden de no retratar a los imputados. Antes de iniciar la lectura, los trabajadores de la comunicación fueron desalojados de la sala y habilitaron una contigua donde se retrasmitió la sentencia, pero allí tampoco se permitió la reproducción en vivo a los periodistas.
El resultado fueron dos condenas y una absolución. Para el tribunal Caio Soso fue el instigador y Maximiliano Panero el ejecutor del crimen y encuadró el hecho en un homicidio agravado por el uso de arma de fuego. Condenaron a ambos a 20 años, descartando así todas las agravantes planteadas por la Fiscalía.
En cuanto a la madre de la hija de Guenchul, la desvincularon por el beneficio de la duda, por decisión mayoritaria. Para Becerra y Aliau no hay elementos de prueba que generen la certeza de que participó en el homicidio de su ex.
A lo que agregaron, que si bien su conducta posterior al crimen «es claramente demostrativa de un encubrimiento de delito especialmente grave y en todo caso merecedora de un severo reproche, la misma no fue materia de acusación y los indicios producidos en el debate».
En cambio, el juez Leiva señaló que hay prueba suficiente para condenarla y que su comportamiento debe categorizarse como «instigadora del delito de homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego, por vía del dolo eventual».
Así la decisión, que descartó de plano la acusación fiscal y de la querella, tuvo un voto en minoría respecto de la situación procesal de Denoya. La sentencia generó reacciones de todos los grupos que apoyaban a los distintos involucrados en el caso, los cuales estaban en las puertas del Centro de Justicia Penal, de Sarmiento al 2800.
La familia Guenchul mostró su dolor y disconformidad con la decisión, al igual que todo el grupo de amigos y allegados que esperó afuera. La Fiscalía se mantuvo cauta al sostener que esperarán los fundamentos, aunque resaltaron que al desvincular a la mujer los agravantes que habían planteado fueron descartados.
Afuera esperaban grupos que acompañaron a los Guenchul y también a los imputados, especialmente a Denoya. Estaban separados por metros y la salida de familiares y amigos del edificio se produjo por la misma puerta. Todos salieron a la plaza que acompaña el edificio del Centro de Justicia Penal, lo que generó situaciones de tensión y enfrentamientos.
La madre de Marcos
“Una injusticia, no esperábamos esto, me parece que no tienen argumentos, no dieron explicaciones”, dijo en la tarde de este miércoles Marcela Ontiveros, la madre de Marcos Guenchul, el personal trainner asesinado la noche del 23 de julio de 2019 y por cuyo crimen su ex pareja Priscila Denoya acaba de ser absuelta por el beneficio de la duda.
En el fallo que se dio a conocer en el Centro de Justicia Penal, la nueva pareja de la mujer, Caio Soso, recibió 20 años de cárcel como instigador, y el autor material, Maximiliano Panero, de este crimen a la misma pena.
“Esperábamos lo que pidió de entrada la Fiscalía, la perpetua, para los tres igual. Nunca la absolución (de Priscila); ella siempre estuvo vinculada con Soso, nunca como lo que dijo en un momento que lo echó de la casa, que no sabía qué había hecho, ella fue a visitarlo a Ezeiza, por favor”, dijo en rueda de prensa tras el fallo.
“La Justicia acá en la Argentina es muy distinta, estoy defraudada. No había motivos, no había causa (para la absolución). Muy bajas (las condenas). Esto fue una triangulación, preparado por los tres, y hubo una promesa (de pago al sicario); siempre estimamos que podía pasar de no poder comprobar con Priscila, pero nunca pensé esto. Vamos a apelar. Sabemos que tenemos el derecho y lo vamos a hacer”, amplió la mujer.
“Es lamentable (el fallo). No tenemos una buena justicia. Mi nieta está en casa en este momento, está bien ella, no sabe nada de todo esto. Ella sabe que el papá murió y lo único que estoy esperando la pregunta que me tenga que hacer, la pregunta que seguro algún día me la va a hacer: cómo murió el papá. Qué le pasó. No le dijimos nada más porque es chiquita”, señaló.
Respecto de la larga controversia por la tenencia de la hija de Guenchul, y consultada sobre qué puede cambiar ahora que la madre, en primera instancia, fue absuelta, señaló: “Supongo que lo van a intentar (la tenencia de la nena por parte de la madre). Eso lo tiene que resolver la jueza de la sala 4, que tiene que decidir cómo sigue esto. Todo muy lamentable”.
Y cerró Ontiveros: “Durante todo este juicio no esperé de Priscila que tuviera acto de arrepentimiento. Hoy tampoco lo tuvo. ¿Por qué Soso, por qué terminan los dos en la casa? ¿Y ella no sabía nada? Si los celulares demostraron en un primer momento que estaban siempre conectados. ¿Cómo se explica que ella no los conocía? Pero las antenas caían en los celulares de los tres. Esto venía programándose desde dos meses antes”.
El padre de Priscila
En ese contexto hizo declaraciones Omar, padre de Priscila Denoya. Dijo que para ellos el fallo fue «impactante». Y añadió: «Nosotros somos del sistema y dentro del sistema íbamos a poder salir, íbamos a encontrar una solución a todo esto».
«El cuerpo judicial, como todo cuerpo, tiene un costado sano y otro patológico. Nosotros dentro del mismo sistema tenemos que encontrar el antídoto para que esto suceda. Ha sido un horror lo vivido claramente, ya empezó el día que mataron a Marcos, atravesamos por un montón de situaciones. Con principios, con valores, que es lo que nos sostiene. Es lo que nos trajo hasta acá», aseguró.
Denoya indicó que sintió que su hija fue condenada por la opinión pública antes de que el tribunal fallara: “Hay una asimetría de poder. La fuerza de las redes sociales, algunas personas de los medios de comunicación y el poder de la Fiscalía hicieron muy difícil que podamos defendernos».
En ese sentido, cargó contra el Ministerio Público de la Acusación (MPA): “La Fiscalía tiene libertad para hacer y decir cualquier cosa sin responder ante nadie, ahora ningún fiscal va a ir preso por las pavadas que dijeron”.
Y añadió: “Hay mucho de aprendizaje en este tipo de experiencias. Esto estaba hecho para volverse locos, pero sabíamos que dentro del sistema íbamos a encontrar la solución. El antídoto estaba en la propia justicia”.
Al inicio y al final de estas declaraciones hubo gritos, lágrimas, reproches y encontronazos entre los manifestantes y la familia de la ahora absuelta. Debió intervenir personal policial mientras los Denoya se retiraban. La tensión y los incidentes que se produjeron fuera del edificio pudieron haberse evitado con una previsión del caso.
El crimen y la investigación fiscal
A las 21.50 del 23 de julio de 2019, Guenchul salió del gimnasio donde trabajaba, ubicado en Mendoza al 4900, para tomar el colectivo. En esas circunstancias, fue interceptado por un hombre armado que evitó que tomara la línea K. Lo redujo y lo obligó a doblar por calle Sucre hacia el sur.
Para los fiscales del caso Gisela Paolicelli y Adrián Spelta, la ex pareja y madre de la hija de Guenchul, Priscila Denoya –con quien mantenía una disputa judicial por el impedimento de visitas–, en consenso con su entonces pareja Caio Santiago Soso, de 34 años, y Maximiliano Rodrigo Panero, de 40 años y sindicado como el tirador, acordaron provocar el fallecimiento de la víctima a cambio de un monto de dinero.
La teoría fiscal ubicó a Panero y Soso, quien puso a disposición su auto, como los que esperaron en la zona Mendoza al 4900 la salida del personal trainer. Cuando lo vieron, Panero bajó del vehículo, le cortó el paso a Guenchul, lo hizo caminar unos 30 metros por Sucre donde le sacó la mochila y le disparó en dos oportunidades. Uno de los proyectiles impactó en la cabeza y le provocó la muerte. En tanto, Soso estacionó su auto por dicha calle y esperó para sacar al agresor del lugar.
Para los fiscales Paolicelli y Spelta de la Unidad de Homicidios Dolosos, a las 23.30 ambos se reunieron con Denoya, de ahora 35 años, quien le entregó al tirador la suma pactada. La acusación sostuvo que el hecho tendría origen en el conflicto judicial por la tenencia de la hija de la víctima y Denoya.
Las primeras evidencias sirvieron para determinar el auto utilizado en el hecho, que derivó en la identificación de Caio Soso, el cual fue el primer detenido en el caso. En noviembre de 2019, fue apresado e imputado Panero y en última instancia Priscila Denoya mientras cursaba un embarazo avanzado. Los tres quedaron en prisión preventiva.
Ahora, el tribunal definió que tanto el instigador como el autor material deberán pasar dos décadas de prisión, mientras que absolvieron por el beneficio de la duda a la ex pareja de la víctima.