A días de la llegada de la Navidad, los complejos de cine locales renuevan sus carteleras con sólo dos estrenos. Se trata de Paula, de la realizadora cordobesa Florencia Wehbe, película que aborda los problemas alimenticios que generan en las adolescentes los inalcanzables estereotipos de belleza de la sociedad actual; y No quiero ser polvo, una coproducción entre Argentina y México que, bajo la dirección de Iván Löwenberg, sigue a una mujer que ingresa a un culto que predica tres días de oscuridad.
“Paula”
Este jueves se conoce Paula, el último film de la realizadora oriunda de la ciudad cordobesa de Río Cuarto, Florencia Wehbe. La película muestra la sociedad actual en la que los estereotipos femeninos de belleza resultan inalcanzables. En ella, una adolescente de 14 años transita un solitario camino en la búsqueda de la aceptación propia, para la cual la anorexia promete peligrosas soluciones.
La película, que cuenta con las actuaciones de Lucía Castro, Astor Daga, María Belén Pistone y Lara Griboff, muestra interacciones de adolescentes con su pares y de adolescentes con adultos. Se trata de una etapa de la vida que ha sido, por un lado, glorificada por el cine y por los recuerdos de unos, y por el otro lado, una edad aborrecida por otros. “Pocas veces, sin embargo, una película local ha logrado pegarse tanto, acercarse a la mirada, a los miedos, a los temblores, a los problemas, a las fugaces euforias de una adolescente a la que el mundo parece caérsele encima a cada rato y a la vez parece poder resurgir con la misma frecuencia. Castro, la actriz protagonista, es uno de esos milagros del cine: todo este realismo, toda esta fluidez narrativa, todo este furor de la edad, todas las miradas y los condicionantes son devueltos por ella con carisma, fotogenia y conmovedora convicción”, dice Javier Porta Fouz y reproduce el portal oficial del Bafici, festival por el que la película pasó en su última edición.
Paula es una coproducción entre Argentina e Italia, fue ganadora del Festival Just Film Award en la sección WIP (Work in Progress) del festival de cine de Tallinn, Estonia (2021); también ganó el Concurso Federal para el Desarrollo de Proyectos de Largometrajes Raymundo Gleyzer y cuenta con el apoyo del Polo Audiovisual de Córdoba.
La película fue filmada íntegramente en la ciudad de Córdoba entre julio y septiembre del 2021 y es una historia que surgió de la necesidad de la directora de contar sus experiencias personales y roces con los trastornos alimenticios.
En el mismo sentido, el film muestra también cómo con sólo 14 años Paula odia su cuerpo. En un intento por expresar lo que siente, crea un blog y pasa a formar parte de una gran comunidad virtual que comparte sus mismos problemas. Refugiada en el anonimato viraliza contenido registrado con su celular exponiendo a sus amigas y a su familia.
La sensación de pertenecer enceguece a Paula que comienza a transitar un solitario camino en el que la bulimia y la anorexia acechan como alternativas en la búsqueda de la aceptación propia.
“Esta película cuenta la historia de Paula, una niña que en una sociedad en la que los estereotipos de belleza femeninos resultan inalcanzables, con sólo 14 años deberá transitar un solitario camino en la búsqueda de la aceptación propia, en el que la anorexia promete peligrosas soluciones”, reflexionó Wehbe.
Y resaltó: “Paula es un grito desesperado, urgente, necesario, es una bocanada de aire, un grito que cuenta el inicio de un estigma que deja huellas en el cuerpo y la mente, fantasmas que nos acompañan toda nuestra vida”. El film se podrá ver en distintos horarios en los complejos locales Showcase y Hoys.
“No quiero ser polvo”
Con las actuaciones de Bego Sainz, Anahí Allué y Agustina Quinci, este jueves se conoce No quiero ser polvo, un film del realizador mexicano Iván Löwenberg. En la película, Bego, ama de casa en plena crisis de la mediana edad, vive aburrida y temerosa de ser intrascendente. Su esposo pasa el tiempo en sospechosas reuniones de trabajo y su hijo, un cineasta treintón, vive perdido en sus sueños de grandeza. Sin embargo, su vida se convierte en un juego misterioso de realidades distorsionadas una vez que ingresa a un culto que predica tres días de oscuridad.
Esta producción que se realizó como una coproducción entre Argentina y México está inspirada en hechos reales que marcaron la vida del realizador: experiencias que le sucedieron junto a su familia en la década del 90 y fue estrenada mundialmente en la competencia oficial del 44º Festival Internacional de Cine de El Cairo.
“Me crié en un ambiente muy New Age, y en algún momento, esta teoría de los tres días de oscuridad comenzó a ser muy popular entre el círculo de amigos de mis padres y la aceptamos por completo –describió el realizador–. De repente, todo lo que nos rodeaba empezó a parecer parte de una transición a una nueva dimensión, incluso una tormenta eléctrica se convirtió en una tormenta eléctrica anormal sospechosa; ajustamos nuestra visión para que se ajuste a nuestra creencia. Alrededor de 2010, escuché a la gente hablar con esa extraña emoción catastrófica de que se acercaban tres días de oscuridad y es cuando comencé a preguntarme más conscientemente: ¿qué puede haber detrás de una persona cuya principal motivación para estar viva es un cataclismo de grandes proporciones? ¿Por qué la gente elige creer una cosa y se esfuerza tanto por convencer a la gente de que crea en ella?”. El film tendrá su estreno en el complejo rosarino Hoyts.
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