Dos hombres condenados en 1966 por uno de los asesinatos más emblemáticos del siglo XX, el del activista afroamericano Malcom X, quien fuera uno de los máximos exponentes de la lucha contra el racismo, serán exonerados –es decir, una suerte de absolución post condena– luego de haber pasado varias décadas encarcelados. Los condenados por ese crimen fueron tres, ahora dos de ellos, a raíz de una investigación iniciada hace un par de años por una serie documental emitida por la plataforma Netflix, donde se exponían una serie de indicios que cuestionaban fuertemente el veredicto, ya no cargarán con ese estigma.
Antes, historiadores sociales y académicos también habían advertido que la sentencia contaba con varios agujeros negros que nunca habían sido revisados. Luego de ver la serie, el fiscal del distrito de Manhattan, Cyrus R. Vance se abocó a la revisión de la condena y cotejó los detalles sobre las coartadas que tenían los condenados durante el juicio.
Ellos eran Muhammad Abdul Aziz y Khalil Islam, que en la época de los hechos se llamaban Norman 3X Butler, y Thomas 15X Johnson, nombres que adoptaban por su lugar de pertenencia en la organización La Nación del Islam, a la que en ese momento, Malcom X había abandonado. Aziz, quien tiene en la actualidad 83 años, había sido excarcelado en 1985, mientras que Islam quedó en libertad en 1987 y falleció en 2009. Los dos defenderían su inocencia durante todo el tiempo que pasaron en prisión.
El tercer condenado fue Mujahid Abdul Halim, conocido como Talmadge Hayer o Thomas Hagan, quien sí había admitido su culpabilidad en el asesinato y había declarado que los otros dos no formaban parte del ataque criminal. El 21 de febrero de 1965, cuando Malcolm X se disponía a dar un discurso en un auditorio de Nueva York, tres hombres dispararon a quemarropa y lo mataron delante de su esposa e hijas.
Un influyente activismo
Un año antes, en marzo de 1964, Malcom X había abandonado la Nación del Islam, de la que era miembro prominente e incluso con condiciones suficientes para suceder a su líder. Luego de su partida fundó la Mezquita Musulmana, otra organización paralela. Ese mismo año llevó a cabo una peregrinación a La Meca, lo que se convertiría en un acontecimiento decisivo que modificó su visión sobre la religión y sobre el conflicto racial en particular. Dejó de lado entonces el islamismo singular que se pregonaba en La Nación y se convirtió al sunismo, que es la práctica religiosa musulmana que más seguidores tiene en el mundo.
Durante los últimos meses de su vida había admitido que en la lucha por los derechos civiles se podía contar con todos aquellos que compartieran los mismos objetivos, incluso con algunos blancos. Es en ese mismo periodo cuando acepta la vía del voto para obtener la igualdad, algo que había expuesto en su famoso discurso “La urna o las balas”, aunque en el fondo siempre creyó que los blancos nunca aceptarían a los afroamericanos como iguales. Malcom X nunca había renunciado a la vía de la violencia como herramienta política pero su postura fue cada vez más verbal que práctica.
Su activismo puro y duro fue determinante para la gestación de varios movimientos de lucha contra el racismo como Black Power, los Panteras Negras y el Black Arts, que fueron determinantes en las luchas raciales de los años sesenta y primeros setenta en un país con una violencia estructural contra la población negra.
El acoso a Malcom X
Las dudas que se suscitaron durante la investigación del crimen de Malcom X dieron lugar a hipótesis de todo tipo. Entre las principales estaban la posibilidad de una conspiración del gobierno estadounidense para frenar los focos de lucha por los derechos civiles y la de que había sido obra de algunos fanáticos de la Nación del Islam, quienes no perdonaban que Malcom X dejara la organización e incluso denunciara a su líder, Elijah Muhammad, por la cantidad de hijos que había tenido mientras estaba casado, producto de sus promiscuas relaciones con diferentes mujeres de la organización y en abierta contradicción con los preceptos de La Nación.
Muchis miembros de la organización comenzaron a darle la espalda –incluyendo quien había sido un muy buen amigo, el campeón de box del mundo Cassius Clay, conocido como Mohamed Ali– y hasta había quienes lo amenazaron en público. Malcom X estuvo sometido a un acoso permanente y le quitaron la casa donde vivía, cedida por La Nación. También había sorteado atentados anteriores como el incendio de su última casa apenas una semana antes de su asesinato.
Los últimos días de Malcolm X resultaron terribles y fueron una escalada hasta el crimen, que pareció haber sido planeado al detalle. Antes de pronunciar su discurso en un espacio lleno de gente, se inició una pelea en el fondo de la sala y los guardaespaldas corrieron para tratar de parar la contienda. Malcom X había quedado solo sobre el escenario cuando tres hombres se acercaron y dispararon dieciséis balazos, de los cuales once dieron sobre el cuerpo del líder. Nada pudo hacerse y cuando arribó al hospital ya estaba muerto.
Un interrogante sin respuesta
Ahora una serie de elementos de prueba volvieron a salir a la luz; entre ellos algunos documentos del FBI donde figuraban otros sospechosos del delito. Algunas escritos de los fiscales que participaron muestran que se había informado de la presencia de agentes de inteligencia encubiertos, quienes estaban en el auditorio en el momento del crimen.
Otros archivos policiales hablan de un periodista de The New York Daily News que había sido advertido de que Malcolm X sería asesinado. Había también datos de un testigo que corroboraba la coartada de Aziz, según la cual estaba imposibilitado de moverse porque se había lesionado una pierna en un accidente.
Todos estos datos no fueron presentados en el momento del juicio, según concluyó la investigación reiniciada en 2020 y si así hubiera ocurrido, probablemente los acusados podrían haber quedado absueltos. El fiscal Vance, quien trabaja junto con la organización The Innocence Project y el abogado de derechos civiles David Shanies para defender a condenados a quienes creen inocentes, pidió que se anulen las condenas de los dos hombres impuestas en 1965.
Hagan, el único condenado que admitió su culpa, salió en libertad condicional en 2010. El fiscal Vance dijo luego de los 22 meses de ardua investigación donde se detectaron las pruebas que la misma policía había ocultado: “Lo que podemos hacer es reconocer el error, su gravedad, estos hombres no tuvieron derecho a la justicia que merecían”.
El documental que abrió la investigación se llama ¿Quién mató a Malcom X?, algo que todavía no logró esclarecerse ya que fueron tres los hombres que dispararon. De los condenados dos de ellos serían inocentes y solo uno de ellos se declaró culpable. Quiénes eran los otros dos es un interrogante todavía sin respuesta.