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Dos mujeres latinoamericanas

El encuentro de Dilma Rousseff con Cristina Fernández de Kirchner representa no solamente la primera vez que los dos países son presididos por mujeres.
El encuentro de las presidentas Dilma Rousseff y Cristina Fernández marca la impronta política actual de la región.

Ya es una tradición de la nueva política brasileña –la inaugurada por Luiz Inacio Lula Da Silva– privilegiar las relaciones con Argentina, al punto de que la primera visita de cada presidente se hace al país vecino.

Terminó el período en que el besamanos a Washington era la ceremonia de reconocimiento real por el imperio de los nuevos gobernantes.

El encuentro de Dilma Rousseff con Cristina Fernández de Kirchner representa no solamente la primera vez que los dos países son presididos por mujeres, sino también por mujeres que estuvieron, cada una a su manera, en la lucha contra las dictaduras en nuestros países.

Es por lo tanto, antes de todo, una visita simbólica, de reafirmación de que nunca como en la década que se termina las relaciones entre Brasil y la Argentina fueron tan buenas, así como del significado de género y de trayectoria política de dos mujeres latinoamericanas.

El nuevo ciclo de intercambios entre los dos países se encamina hacia proyectos de integración productiva, un escalón más alto en las relaciones económicas.

Se buscan articular formas de producción conjunta entre empresas privadas o estatales que fortalezcan las capacidades tecnológica y productiva de las dos economías, superando relaciones estrictamente comerciales, como se han dado básicamente hasta ahora.

Como dijo en uno de los –infelizmente– tantos momentos de conflictos de comercio entre los dos países el ex ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Celso Amorim, no se trata de disputar el mercado de refrigeradores entre Brasil y la Argentina, sino de hacer el refrigerador del Mercosur.

Esta primera visita, definiendo un aterrizaje nuevo de relaciones, colocará los primeros jalones en esa dirección, que puede revertir la inserción internacional de los dos países, afectados por presiones hacia la primarización de sus comercios exteriores.

El contacto inicial de Dilma con las Madres de Plaza de Mayo apunta hacia el nuevo lugar que los derechos humanos y la investigación sobre los crímenes durante el período de la dictadura van a tener en su gobierno.

Dilma está empeñada en la constitución de una Comisión de la Verdad, que finalmente apure la difusión de todos los crímenes ocurridos durante el régimen militar.

Su encuentro, seguramente muy emocionante con las Madres, fortalece esa preocupación de la política externa y de la política interna brasileñas.

Por último, aunque corta, la visita servirá también, explícitamente, para reafirmar las coincidencias políticas entre los dos gobiernos e, implícitamente, para manifestar el apoyo de Brasil a Cristina en las elecciones presidenciales de este año.

Concluye así la mejor década de relaciones entre Brasil y Argentina y se abre una segunda década, con la profundización de los intercambios entre países que viven momentos muy especiales de sus historias: con una fuerte señal por la presidencia de dos mujeres dirigiendo a nuestros países.

(*) Sociólogo, doctor en ciencias políticas, profesor de las Universidades de San Pablo y Río de Janeiro y titular del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso).

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