Como sucede cada año desde hace más de una década, pero esta vez con la particularidad de ofrecer dos conciertos en la misma semana, Divididos desembarca en Rosario para presentarse jueves, desde las 21.30, en el Auditorio Fundación Astengo (Mitre 754), y el sábado, en el mismo horario, en un espacio que ya reconoce como propio, el Anfiteatro Municipal Humberto de Nito, en el corazón del Parque Urquiza.
De esta manera, la banda que en la actualidad integran Ricardo Mollo, Diego Arnedo y Catriel Ciavarella ofrecerá dos versiones de sí misma con conciertos que marcarán, al parecer, el comienzo de una nueva etapa.
De hecho, mañana, la Aplanadora del Rock se mostrará frente a una platea con butacas, como en los comienzos del rock nacional: la vuelta a los teatros, para los románticos de la butaca, reinventando la posibilidad de escuchar música sentados. Y dos días después regresará al Anfiteatro Municipal, luego de haber visitado este espacio dos veces durante el año pasado, ambas con entradas agotadas, y tras varios años consecutivos de redescubrirse allí frente a su público local, a cielo abierto.
En un video subido al canal oficial de YouTube de la banda, y respecto del interés de regresar a los teatros, Mollo comentó hace un tiempo: “Se nos ocurrió volver a ese formato como una situación distinta de lo que sucede hoy en día en los recitales. En el Teatro de Flores, donde tocamos siempre, funcionaba el Cine Fénix. Ahí tocamos con Sumo y tenía butacas. Se trata de reinventar la posibilidad de poder escuchar la música sentados, con los sentidos puestos ahí”.
Por su parte, Diego Arnedo recordó el momento en el que viajaba de Hurlingham a Capital para sentarse en una butaca a ver a Invisible o Aquelarre, en aquellos comienzos del rock nacional en los cines de cada barrio.
Por lo tanto, la idea de hoy es la misma que la de aquel entonces: un show eléctrico, con una poderosa intervención en el principio y el en el final, manteniendo también el ya clásico espacio “sentados” que es parte de cada show de Divididos.
En esa misma entrevista con el periodista Claudio Kleiman, Mollo y Arnedo expresaron haber disfrutado de aquellos tiempos de La Pesada en el Gran Star de Haedo, el primer show de El Reloj en el Cine Monumental de San Justo, y hasta los conciertos de Sumo en el IFT.
“Es un reto para nosotros mismos ver si eso funciona. Es medir cuánto tiempo alguien puede permanecer en su butaca sin pararse para expresar lo que le pasa con la música. Somos hijos de esas dos culturas, hemos tocado en ambos espacios. A esta altura de lo que estamos haciendo está bueno poder zigzaguear entre los dos formatos sabiendo que en ambos logramos que haya buena armonía; sentarse en una butaca es viajar, y al mismo tiempo es como estar en casa pero con la banda tocando ahí”, coincidieron.
