David Campos y Emanuel Medina fueron asesinados por balas policiales la mañana del 23 de junio de 2017 cuando ambos circulaban en un auto Volkswagen Up y comenzaron a ser perseguidos por la policía motorizada. Las víctimas se asustaron y continuaron la marcha. La persecución terminó en Callao al 5700, donde el auto en el que iban los jóvenes se despistó e impactó contra un árbol. Fueron acribillados por agentes policiales que llegaron al lugar. Ambos murieron dentro del habitáculo del coche, David recibió tres disparos y Emanuel tenía diez impactos en su cuerpo. Este jueves dos policías fueron condenados a prisión perpetua y otros 17 a penas que van de condicionales a 7 años de cárcel.
El juicio llegó a su fin este jueves cuando los jueces Román Lanzón, María Trinidad Chiabrera y Gonzalo López Quintana dictaron sentencia.
Germán, hermano de David Campos, esperaba que los condenen “a todos”, no sólo a los que gatillaron sino también a los policías que montaron un falso enfrentamiento para encubrir el crimen, ya que les plantaron armas a las víctimas. “Es por lo que luchamos estos tres años y cinco meses, a pesar que los mataron sólo dos policías, los restantes vieron todo y saben lo que sucedió ese día”, afirmó en relación encubrimiento del fusilamiento y posterior pacto de silencio entre los uniformados.
Ese acuerdo se rompió con la confesión de dos mujeres policías que además de aclarar quiénes fueron los gatilleros, denunciaron haber sido amenazadas por sus superiores para que no hablaran.
Durante el juicio, ambas uniformadas declararon que a David y a Emanuel “los mataron a sangre fría”. También confirmaron que ninguno de los dos amigos portaban armas y que los policías gatilleros fueron Alejandro Bustos y Leonel Mendoza, para quienes el fiscal Adrián Spelta pidió prisión perpetua, la que fue concedida este jueves por el tribunal.
En el debate también se demostró que luego del fusilamiento, los policías alteraron la escena del doble crimen, plantaron armas y falsearon las actas sobre lo sucedido donde relataron la secuencia de un enfrentamiento.
La actitud corporativa de la mayoría de los agentes imputados fue para garantizar impunidad sobre sus responsabilidades quedó expuesta con la confesión de las dos agentes.
Por unanimidad
Los familiares de las víctimas acompañados por los integrantes de la Multisectorial Contra la Violencia Institucional y los abogados Santiago Bereciartua y Federico Garat, quienes los representaron en la querella estuvieron desde el mediodía frente al Centro de Justicia Penal. Para la lectura de la sentencia los familiares directos de David Campos y Emanuel Medina pudieron entrar a una sala para escucharla mientras que un sistema de audio la reprodujo para las personas que estaban en el frente.
A las 13 comenzó lectura donde se conoció que el tribunal a cargo de los jueces Román Lanzón, María Trinidad Chiabrera y Gonzálo López Quintana, por unanimidad, resolvió condenar a Alejandro Bustos y Leonel Mendoza a la pena de prisión perpetua por el delito de homicidio agravado por el abuso de su función o cargo y por ser integrante de la fuerza policial.
El uniformado Marcelo Adolfo Escalante fue condenado a 7 años de prisión por el delito de abuso de arma agravado por el carácter de funcionario público y encubrimiento doblemente agravado por el delito que se encubre y por su condición de funcionario público. En tanto, por los mismos delitos, el jefe de tercio del Comando Radioeléctrico, Hugo Daniel Baroni fue condenado a 5 años de cárcel y ambos habían llegado en libertad a esta instancia y fueron detenidos tras la lectura del fallo.
En cuanto a Aldo Benítez, Fernando Varela, Paola Cano, Leandro Cardozo, María de los Ángeles Ramírez, Walter Ocampo, Alexis Tanneur, Alejandro Bolanios, Claudio Canclini, Germán Mareco, Daniela Abraham, Pablo García y Rosa D´Angelo fueron condenados a 3 años de prisión condicional y reglas de conducta.
Entre ellas el tribunal dispuso la prohibición de acercamiento y de todo tipo de contacto por cualquier medio con las coacusadas Rosana Ramírez y Jésica Lescano. Estas dos uniformadas fueron condenadas por encubrimiento doblemente agravado a la pena de un año de prisión condicional y dos años de reglas de conducta.
Además, los magistrados ordenaron que estas dos condenadas permanecieran dentro del programa de protección a testigos y se mantuviera la custodia para ellas. Todos los acusados fueron absueltos por el delito de falsedad ideológica por no darse los requisitos objetivos en el tipo penal.
En la sala la familia y en la puerta del Centro de Justicia una manifestación esperó la lectura. Cuando se escuchó la condena a prisión perpetua para Bustos y Mendoza el grito y el llanto de desahogo fue generalizado.
Protocolo de encubrimiento y el quiebre del pacto de silencio
Tras conocerse la lectura y en medio de la emoción de los familiares, el fiscal del caso Adrián Spelta consideró que el fallo le generó una sensación de satisfacción por haber conseguido y obtenido lo que desde un primer momento lo que entendieron que había pasado.
El fiscal agregó que no trabajó sólo sino que estuvo acompañado por su par Patricio Saldutti y el equipo de litigación mientras señalaba que «el resultado genera satisfacción y al mismo tiempo un dolor muy grande porque atrás de todo esto hay dos personas fallecidas. Desde nuestra posición esto fue el granito de arena que pudimos aportar a las familias para que puedan llevar adelante después de lo sucedido el daño que sufrieron».
A su vez, Spelta habló sobre teoría presentada por la Fiscalía, ahora avalada por unanimidad por el Tribunal, y remarcó que quedó en claro que «estos chicos no estaban armados, que no se enfrentaron a ningún efectivo policial y que todo lo que se pergeñó a partir de lo que nosotros llamamos protocolo de encubrimiento inmediatamente sucedido el doble homicidio era cierto. Todo lo que nos habían mentido y nos habían dicho el primer día realmente se acreditó que fue todo falso».
El funcionario del Ministerio Público de la Acusación (MPA), explicó que este protocolo de encubrimiento incluyó «la eliminación de rastros del delito ya que desaparecieron vainas, puntas de proyectiles, adulterar rastros de pólvora en el dermotest que después se comprobó que era un falso positivo y la colocación de armas para justificar algo que ni siquiera en ese contexto era justificable».
El fiscal también consideró trascendental el testimonio de las dos mujeres policías para poder desentrañar la trama pergeñada por los policías que participaron en la doble ejecución de los amigos y su posterior encubrimiento. «La declaración de las mujeres fue el quiebre de este círculo o pacto de silencio. Este tipo de quiebre nunca se pudo observar en otros supuestos y creería que el motivo es la cantidad de personas. Es muy difícil mantener el secreto entre tantas personas como 19 eran las involucradas. También entiendo que se han quebrado porque vieron la injusticia del accionar de algunos de los efectivos y es por eso que contaron la verdad».
Para concluir, Spelta fue categórico sobre el móvil de la doble ejecución de David y Ema: «Cualquier respuesta que dé va a quedar incompleta porque no tiene explicación. Es difícil contestar por qué los mataron. Eran policías que venían de realizar una persecución y que después, al final de la persecución, sin hayan realizado ningún tipo de reacción o hayan agredido, una de estas personas recibió 10 disparos y la otra víctima tres disparos. El por qué es una duda que vamos a sostener todos. Es difícil encontrarle un motivo a semejante agresión», concluyó.
«Lo crié 32 años y en cinco minutos lo perdí: lo sacrificaron, lo mataron de una manera cruel»