Un cuidacoches de 29 años salvó su vida de milagro luego de recibir cuatro disparos, dos de ellos en la cabeza, a mediados de abril pasado en la puerta del boliche El Límite de Villa Gobernador Gálvez, tras discutir con un muchacho que había concurrido al local nocturno y dejado una moto a su cuidado: quince minutos después de la pelea el pibe volvió con su padre y entre ambos le dispararon y se dieron a la fuga. Fue la esposa de la víctima quien logró identificar a los agresores, que esta semana fueron procesados por el delito de homicidio agravado por uso de arma de fuego en grado de tentativa, al tiempo que se convirtió en prisión preventiva la actual detención.
El fallo fue dictado por la jueza María Laura Sabatier, a cargo de Instrucción 14ª Nominación, quien además trabó un embargo de dos mil pesos sobre los bienes de cada imputado, Bruno Nicolás S., de 19 años, y su padre Marcelo Eduardo S., de 59.
Entre otras cosas, la jueza tuvo en cuenta la declaración de la víctima, Juan José A., alias Juanjo, el joven de 29 que recibió cuatro disparos, quien pasó un mes internado en terapia intensiva con respiración artificial.
En su testimonio, Juanjo relató que el 14 de abril pasado, a las 7, salió un muchacho del boliche El Límite (que actualmente se llama El Elegido), ubicado en inmediaciones de avenida Filippini y Colectora de Circunvalación, y discutió primero con la chica del guardarropas por una campera y luego con él porque le pidió “el número de la moto”.
Según sus dichos, el pibe le dio un cabezazo que él devolvió, y luego el atacante le profirió la siguiente amenaza: “Ahora vuelvo y te pego un tiro”.
Un cuarto de hora después, regresó en un Fiat Palio amarillo y tuneado, acompañado por su padre. “Volvió con otro señor que me dijo: «Ahora te voy a matar». A cuatro metros sacó la pistola, la montó, me apuntó, crucé la calle para resguardarme con los policías pero él me disparó primero a la cabeza, me tira el segundo estando yo de espaldas, me pegó el segundo disparo en la cabeza y ahí el chico que estaba con este señor le dijo: «Dámela papá, así lo remato yo»“, relató el cuidacoches.
Luego, Juanjo sostuvo que ambos agresores forcejearon para ver quién agarraba la pistola y un disparo lesionó a uno de ellos, mientras que el otro volvió a dispararle dos veces más. Un tiro le pegó en el brazo, con el que intentaba cubrirse la cabeza, y el cuarto le ingresó por la axila.
“Ahí aparece un policía al que se conoce como Ogro que dispara cuatro o cinco tiros al aire, después viene otro oficial que dicen que era el comisario (de la seccional 26ª) y levanta los casquillos. En ese momento ellos ven al agresor, no le hacen nada, no lo detienen, lo dejan ir. Me subo al patrullero para que me lleven al hospital, me bajan porque no me podían llevar, me decían; en eso salen dos patovicas que me trasladan”, agregó.
Fue Noelia, la mujer de Juanjo, quien aportó a la causa las identidades de los agresores que la Policía (cuyo aporte fue el secuestro de una vaina servida calibre 10 milímetros) no había identificado. La descripción del auto, la patente y el nombre “Bruno” le alcanzaron a la mujer para averiguar que el muchacho trabajaba en un taller de motos y que su padre, herido de bala en un brazo, era dueño de una remisería de Villa Gobernador Gálvez.
A raíz de esos datos y la minuciosa descripción física que había brindado la víctima, se ordenó una captura, aunque padre e hijo se presentaron en forma espontánea. Ambos fueron reconocidos en rueda de personas y quedaron procesados con prisión preventiva por homicidio agravado en grado de tentativa.