El Campeonato Argentino de Remo 2017 realizado en Tigre a mediados del mes pasado dejó a dos rosarinos en la mira de todos. Nicolás Gauto y Rodrigo Giménez de Regatas se consagraron campeones nacionales.
Ambos surgieron de la Escuela Náutica Municipal en el 2014 y en poco tiempo, la disciplina y el sacrificio los impulsó a llegar más alto. De allí pasaron al club Regatas, donde crecieron y se formaron como deportistas profesionales.
Nicolás tiene 21 años, es de barrio Cristalería de la zona norte de la ciudad, hincha de Central y apasionado por el remo. Disfruta andar en bici y estudia profesorado de Educación Física. Un chico sencillo, pero que este año se consagró en las grandes ligas, cumplió uno de sus máximos sueños al obtener el campeonato nacional de remo en la categoría sub 23 4 x 2.000 metros.
“El campeonato lo viví con mucha pasión, es la última regata del año y me generó muchos nervios. Además, demanda la máxima energía y concentración porque te enfrentas a los mejores del país. Lo único que se piensa en ese momento, es en el remo y en llegar a ganar”, argumentó.
Además, para Nicolás el remo es un estilo de vida y asegura que tuvo que adaptar esta disciplina deportiva a todas las actividades que realiza, es decir, entre el estudio, familia y amigos, ya que a veces los entrenamientos duran casi cuatro horas. “Prácticamente se hace una rutina diaria. En varias oportunidades no tenés descanso, se entrena de lunes a lunes y te cambia la vida por completo. Muchos chicos de nuestra edad tienen otras prioridades, pero en nuestro caso nos dedicamos a entrenar, descansar lo más temprano posible y alimentarnos bien”, afirmó.
Por otro lado, su compañero Rodrigo Giménez tiene apenas 16 años, vive en el barrio Casiano Casas, le gusta el fútbol y es hincha de Newell’s. Comenzó haciendo natación en el club Sparta y luego participó en la escuela municipal haciendo kayak, pero el remo fue lo que más lo atrapó.
“Un día fui a probar a Regatas y me gustó el compañerismo y el clima que había. Así que me fui entusiasmando y mejorando la técnica que implica el remo; cuando llegué al primer equipo jamás me di por vencido aunque era más arduo el trabajo”.
En la actualidad, en su segundo campeonato nacional, se consagró en la categoría menor: “El campeonato me dejó una alegría inmensa, me sentí bien. Además siempre fuimos candidatos, pero nos costaba. Terminamos ganando, era 100% adrenalina porque se te cruzan muchas cosas por la mente, la familia, los entrenamientos, el esfuerzo y los anhelos. Pero cuando escuchas la bocina final es la mejor sensación del mundo”.
“Es muy lindo lo que se vive en un campeonato nacional. Además tenés que encontrar tu compañero de regatas, el mío es Máximo Pacheco (campeón argentino en single), al tener las mismas ganas y conseguir el objetivo propuesto todo se hace más sencillo”, sentenció Rodrigo.
Antes del comienzo de una competencia cada uno tiene sus costumbres o “cábalas”. Para Nicolás no puede faltar su par de medias verdes y el crucifijo que le regaló su mamá apenas empezó a competir; y con sus compañeros concentran la noche anterior los cuatro juntos. En cambio, Rodrigo usa la misma gorra para entrenar y competir, el reloj en la zapatilla del bote y con su compañero de regatas, dormir juntos en la pre-competencia.
Asimismo, los objetivos deportivos en un corto plazo son fundamentales. El de Nicolás es seguir en busca de su lugar en la selección nacional. Por el lado de Rodrigo, continuar formándose y entrenando cada vez más fuerte para las próximas competencias.
Para ellos el remo es un deporte que les deja alegrías y tristezas, pero sobre todo experiencia. “Este deporte me cambió, al ser bastante chico me aportó madurez. Además lo más importante es que gané muchas amistades. Ahora” aseguró Rodrigo.