Sólo dos sobrevivientes quedaron luego de aquella tarde en que Rosario Central descendió por goleada ante All Boys. Nahuel Valentini y Federico Carrizo integraron el banco de suplentes ese domingo 23 de mayo en que los de Floresta sorprendieron con un contundente 3-0 al equipo de Leonardo Carol Madelón.
Hoy, a casi tres años de ese partido que manchó la historia de Central con un descenso, el defensor y el mediocampista gozaron de un renacer futbolístico: siendo los únicos dos que vivieron de cerca aquel partido (de hecho Carrizo ingresó en el complemento), pues esta vez fueron protagonistas de la levantada.
De la mano de Miguel Ángel Russo, Valentini se hizo un hombre fuerte en la zaga central de la defensa pese a los cuestionamientos que recayeron desde la platea y el periodismo sobre su figura desde que Central militó en la segunda categoría del fútbol argentino.
Lejos quedó aquel error que compartió junto al árbitro Luis Álvarez en La Plata cuando, durante la fecha 21 del torneo pasado en que finalmente River y Quilmes terminaron ascendiendo, el defensor cubrió el balón para la salida del arquero y le cobraron un insólito penal. Se recuperó, levantó su figura e instituciones europeas hace tiempo preguntan por su cotización.
Distinto es el caso de Carrizo, quien aún no logra hacerse con la titularidad en Central pero que con sus ingresos ha sido determinante en la era Russo. Convirtió goles fundamentales para lograr el ansiado ascenso, como el que hizo hace algunas fechas ante Crucero del Norte en el Gigante de Arroyito, en el último minuto de partido con un soberbio remate a la salida de un balón detenido en el área rival.
Sin embargo, esta tarde ambos quedaron fuera de toda culpa para los hinchas canallas. Si bien no protagonizaron el descenso y sí fueron importantes artífices de la vuelta del club a Primera, taparon esa mancha que quedaba en sus carreras con el abrazo final, el del ascenso.