Feliciano Ramos*
En un portal económico se lee: “El Gobierno nacional dio un paso sustancial en su camino hacia la privatización del dragado de la hidrovía…”
¡Es tragicómico que desde la década del 90 estén llamando “privatización” a la “extranjerización”!
Pregunto: ¿Por qué no empezamos a llamar a las cosas por su nombre?
Si el gobierno a través de la AGP (Administración General de Puertos) quiere seguir entregando el dragado a las potencias, ¿por qué no sincerarse con el pueblo que lo votó? ¿Y por qué no gobernar para el pueblo que lo votó, y no para las multinacionales y los intereses de las grandes potencias?
El pueblo argentino sufre las consecuencias de una política extranjerizante
Se está preparando otra vez (y van…) una nueva embestida para lograr abrocharnos a todos los argentinos y argentinas con un contrato de dragado extranjero por diez o veinte años (multimillonario en dólares), donde el pueblo argentino a través de sus impuestos (cada vez más caros) “pagaremos”. Es curioso ver que si a este tipo de contratos los hicieran los políticos en su economía privada, ya estarían fundidos hace rato, pero no, solo a la Argentina la amarran con semejante gasto.
Ya hemos dicho una vez que si el dragado extranjero se hace para las multinacionales y para la corporación terrateniente agroexportadora ¿por qué no lo pagan ellos?; ¿por qué debemos pagarlo todos los argentinos y argentinas con nuestros impuestos?; ¿por qué no lo pagan las terminales portuarias multinacionales que ganan miles de millones de dólares al año y que pagan menos impuestos que un pequeño comercio de barrio?
El pueblo argentino, además de pagar esos contratos millonarios en dólares por el dragado, sufre las consecuencias cada vez más nefastas de una política extranjerizante y agroexportadora sin valor agregado, que imprime más pobreza a todos los argentinos, especialmente a la clase trabajadora.
Se prepara la nueva trampa del dragado “extranjero” bajo el engaño de “privatización”. Como si estuviéramos en los 90, como si la población no estuviera advertida de esa maniobra, como si en el país no estuviera creciendo la semilla de la “soberanía”, como si el Mundial de fútbol fuera suficiente distracción para no advertir una nueva entrega del río Paraná. Ya los argentinos y argentinas sabemos que tenemos una flota estatal de dragado y balizamiento, nuestra flota de la Dirección Nacional de Vías Navegables, y que en lugar de gastar algunos pesos en mantenerla y repararla prefieren gastar miles de cientos de millones de dólares en un dragado extranjero. Mientras tanto promulgan leyes para regalar los predios de la nación, de la D.N.V.N. (Distrito Paraná), para un emprendimiento inmobiliario para ricos, ninguneando a los trabajadores que cumplen servicio en ellos, como así también a sus familias.
¿Cuándo dejará el Estado de negar su propia flota? ¿Cuándo comenzaremos nosotros los argentinos a hacer las cosas? A dragar, a balizar, a llevar nuestras cargas por ríos y nuestras exportaciones por mar. ¿Cuándo recuperaremos nuestros puertos? Es más, ¿cuándo recuperaremos la nación que fuimos?
¿No es extraño ver tanto apuro para gastar millones de dólares en el dragado extranjero, pero no mover nada para hacer el canal de Magdalena ni tampoco para reactivar la Dirección Nacional de Vías Navegables? Es que parece que nos manejan los intereses ajenos al país.
La sorpresa: las leyes de las dictaduras todavía vigentes
En cuanto al peaje que el gobierno quiere imponer de Santa Fe a Confluencia, debería imponer un peaje, permisos y controles para la navegación del río Paraná ¡puramente argentina! Sea para los buques paraguayos como para los de otras nacionalidades.
Hay un tratado de navegación con Paraguay, por el cual Argentina le autoriza a Paraguay a navegar el río Paraná y el Río de la Plata, donde Argentina concede todo a Paraguay, que lo recibe todo sin dar nada a cambio. Dicho tratado data de la dictadura y está firmado por (teniente general Juan Carlos) Onganía y (el canciller Nicanor) Costa Méndez el 23 de enero de 1967 –Ley 17.185, por lo tanto debería desconocerse. Si todos los argentinos y argentinas supiéramos realmente cuántas leyes de las dictaduras están vigentes hoy… ¡nos sorprenderíamos!
En 1967 la Argentina era otra, tenía una enorme “flota fluvial del Estado” y “ELMA” era la 5ta. flota mercante del mundo. Paraguay tenía una marina mercante de aproximadamente diez buques. Las cosas han cambiado desde ese entonces. Hoy Paraguay tiene la 3ra. flota fluvial del mundo y nosotros no tenemos flota mercante ni fluvial ni de ultramar.
Las decisiones del poder sumieron al país en lo que hoy somos: un país pobre, saqueado, entregado. Pero nos queda la invaluable convicción y el patriotismo de los argentinos y argentinas, que se manifiestan y peticionan ante un “poder sordo”. Un pueblo al que se le hincha en su pecho el orgullo por la esperanza de volver a ser argentinos soberanos, un pueblo que ama a su bandera y a sus patriotas, y que está “peticionando ante las autoridades” tantas veces, que no puede comprenderse cómo estas no escuchan su sagrado grito: ¡Soberanía! ¡Soberanía! ¡Soberanía!
*Capitán Fluvial Dragador. Miembro del Foro por la Recuperación del Paraná