Un joven de 18 años fue imputado por golpear a un hombre, intentar quemarle la vivienda y luego usurparla en venganza por la mordedura de dos perros a su sobrina de tres años en barrio Alvear hace seis días.
El caso, que tuvo este martes su capítulo judicial, se inició el miércoles de la semana pasada por la tarde, cuando el rottweiler y otro perro de una familia de nacionalidad peruana que vive en calle Palpa al 4300, casi esquina Lavalle, escaparon de la casa y mordieron a una niña, Keyla, que caminaba por un pasillo de ese sector postergado de barrio Alvear. El ataque fue muy violento y la niña debió ser hospitalizada por una fractura de fémur y otras heridas.
Los abuelos de la nena y otros familiares fueron hasta la vivienda a reclamar por la mordedura del animal, pero en la casa sólo estaban los hijos mayores de los dueños, un matrimonio de nacionalidad peruana –Andrés Roberto y Claidith– que había salido a trabajar.
Los familiares de Keyla dieron su versión a Telefé Rosario. Sonia, la madre de la niña, dijo que cuando Keyla era atacada por los perros quienes estaban en la casa “no intentaron pararlo; se encerraron y no fueron capaces de salir”.
Cuando Claidith regresó a su hogar se enteró que su hijo y los perros habían sido llevados a la comisaría por el incidente y fue para allá, mientras los familiares de la niña atacada por el perro intentaron incendiar la vivienda, dijeron fuentes de la investigación.
Más tarde, según la fiscal Andrea Vega, el joven imputado, Rodrigo Alejandro F., y otro hombre golpearon con un fierro al dueño de la vivienda y del perro.
«Mientras el imputado sostenía a la víctima por detrás otras personas lo golpeaban y amenazaban de muerte», relató la fiscal en su acusación.
Además, quemaron una parte de la vivienda y del lugar sustrajeron gran cantidad de pertenencias del matrimonio y sus hijos.
La vivienda quedó destrozada y fue saqueada. El conflicto no se agotó esa tarde ya que «en horas de la noche el imputado, en compañía de su madre, el marido de la misma y otros dos masculinos se presentaron en la vivienda», señaló la fiscal Vega.
Según explicó la funcionaria, le apuntaron al dueño de casa con un arma y le dijeron que si no abandonaba la vivienda lo iban a matar.
Al día siguiente, el imputado, su madre y la pareja «tomaron posesión de la vivienda de calle Palpa al 4300 usurpando el domicilio».
Mientras que este sábado otros vecinos de la zona e integrantes de la comunidad peruana convocaron a una concentración en la puerta de la vivienda usurpada para reclamar la devolución.
Detenciones
A la casa de Palpa al 4300 (Avellaneda a la misma altura) también llegó personal de la Policía de Acción Táctica alertada por una denuncia, y detuvo a cuatro personas familiares de Keyla, entre ellas su madre y su abuela, Micaela y Sonia.
Según fuentes policiales, las mujeres fueron arrestadas por entorpecer la tarea de los efectivos –aunque luego recuperaron la libertad– y F. fue detenido junto con otra persona, un hombre de 42 años.
Además, debajo de un colchón la Policía secuestró dos escopetas tumberas, cartuchos 12.70 y balas calibre 22, detallaron fuentes de la investigación.
Este martes la fiscal Vega solicitó la imputación de Rodrigo Alejandro F. por los delitos de lesiones leves, amenazas, robo agravado, y usurpación y tenencia ilegal de arma de fuego.
Según los voceros, la jueza de primera instancia, Silvia Castelli, aceptó la acusación fiscal y dictó la prisión preventiva efectiva por 60 días para el joven.
Fractura
Carolina Binner, subdirectora del Hospital de Niños Víctor J. Vilela, dijo que la niña sufrió una fractura de fémur y un desgarro en el muslo derecho, además de laceraciones en el cuello y la clavícula. Debieron intervenir equipos de salud mental, por el estado de shock en que se encontraba Keyla, y cirujanos plásticos.
Perros violentos
Según explicaron Sonia y Micaela, los perros del matrimonio peruano ya habían protagonizado escenas violentas con niños del barrio, que no derivaron en denuncias porque, de acuerdo con su acusación, los dueños “compraron el silencio” de los padres de las víctimas.
En una ocasión los canes “mordieron a dos criaturas y a una nena le sacaron un pedazo de la pierna y ellos lo solucionaron con plata. Le pagaron a la mamá y ella no hizo denuncia. Eso quiso hacer conmigo; me dijo que quería darme plata”, acusó Sonia.
Mientras que su hija dijo: “Me quisieron (en referencia al matrimonio peruano) dar 300.000 mil pesos; se piensan que si se moría me iba a devolver así la vida de mi hija”.