La dinastía verdinegra continúa. Duendes se consagró por séptima vez consecutiva campeón del Torneo del Litoral, al superar de local a Old Resian por 40 a 31, en la mejor final de la historia del Regional. El Verdinegro tuvo a su apertura Mateo Escalante como goleador de la definición con 20 puntos. El club de Las Delicias es el más ganador, con once copas.
Las más de 4.000 personas que estuvieron ayer en Las Delicias fueron testigos de la mejor final disputada en la historia del Litoral. Una definición jugada con total lealtad por ambos equipos que se brindaron al ciento por ciento. Es que Old Resian por su juego obligó a Duendes a tener que dar mucho más de lo habitual para poder ganar.
Pocas infracciones durante los ochenta minutos hicieron que el encuentro fuera emocionante y hasta el último minuto el partido no tuvo dueño. Duendes tenía ventaja en el marcador, pero el Tricolor, que no bajó los brazos nunca, hacía que las pulsaciones estuvieran a mil en los corazones de los espectadores.
Con el pitazo final, todo Duendes gritó con gran desahogo, fue un año muy complicado que finalizó de la mejor manera.
En las consagraciones anteriores en Duendes los festejos fueron muy mesurados, la seguidilla de títulos hizo que el Verdinegro se acostumbrara a llenar sus vitrinas de copas y los festejos fueron austeros. Pero el heptacampeonato parece ser especial, repitiendo la concurrencia de los títulos del 2010 o 2011, el pueblo verdulero se congregó masivamente para alentar a su equipo, porque para los jugadores este título en particular era muy especial.
Antes de jugar el Nacional de Clubes, los entrenadores dieron un paso al costado y en dicho torneo no se pasó de ronda. Y en el comienzo del Litoral, falleció Joaquín López, un golpe muy duro para el plantel. Y en zona Campeonato el equipo tuvo que batallar para poder clasificar, y por si fuera poco, la desgracia sumó el accidente de Ignacio Maeder, otro mazazo para el equipo.
Pero Duendes cuando más apretado está, mejor juega. Un equipo que de un día para otro tuvo que hacer un recambio generacional con la exigencia de seguir siendo el mejor y lo consiguió. Entró a las semis por la ventana, pero allí sacó chapa. Jóvenes y experimentados dieron todo para que la Dinastía siga viva.