Dos personas mayores que residen en viviendas ubicadas a pocos metros de distancia una de otra, en la zona sudoeste, fueron víctimas anteayer a la tarde de un nuevo cuento del tío, cuando fueron abordadas por una mujer que supuestamente buscada a una revendedora de cosméticos que no estaba en su casa. Las víctimas, un hombre de 76 años y una mujer de 82, invitaron a la señora a esperar y de paso tomar unos mates. El recuerdo siguiente lo tienen varias horas después, cuando fueron hallados por familiares desvanecidos en sus dormitorios. En ambos casos, la ladrona revolvió la vivienda, se llevó dinero en efectivo y prendas de vestir de las víctimas. La mayor de las víctimas no quedó bien tras el hecho, por lo que está internada en un sanatorio privado.La Policíainvestiga si la protagonista del cuento del tío actuó con otra persona.
Vicente P. tiene 76 años y se hace cargo solo de su casa de Acoyte al 1300 debido a que su esposa hace 7 años que está postrada en una cama luego de sufrir un ataque cardíaco. El martes parecía un día normal hasta las 16, cuando una mujer de unos 40 años apareció en su puerta. “Cuando fui a ver, una mujer que me dijo que se llamaba Alicia o Leticia me preguntó donde vivía una señora que vendía cosméticos por catálogo. Le indiqué que la chica vivía a cuatro casas hacia el oeste, casi a mitad de cuadra. Al rato volvió y me preguntó si se podía quedar en mi casa porque la muchacha no estaba”, reconstruyó ayer el hombre, todavía un tanto mareado por la situación vivida.
“La dejé pasar y me dijo que tomáramos unos mates. Preparé todo arriba de la mesa de la cocina. Tomamos mates y le conté que mi mujer estaba postrada en la cama desde hacía varios años y se ofreció a acomodar la ropa en el placard. Después, me mostró 100 pesos, lo puso en un monedero que traía ella y me dijo «guardelo donde usted pone su plata porque total mañana paso y le pago a la chica cuando retiro los productos». Y no sé que hice. Tomé tres mates y se fue. Al ratito me empezaron a doler las piernas, me pareció que me caía y me acosté”, detalló el dueño de casa.
La descripción la continuó su hijo, quien dijo que alrededor de las 22.30 de anteayer llegó a la casa de su padre porque su hermana que vive en Mar del Plata se había comunicado con él y le había avisado que su padre no contestaba las llamadas. “Las puertas estaban abiertas y estaba todo desordenado. A mi papá lo encontré recostado en la cama junto a mi mamá, boca abajo. Tardó tiempo en reaccionar. Los médicos de emergencias dijeron que estaba bien, pero que lo habían drogado. Lo que pude advertir en el desorden es que se llevaron la plata de las dos jubilaciones y ropa. El mate estaba en la pileta con la mitad de la yerba tirada”, dijo el hombre.
“Todavía está bajo los efectos de lo que le dieron pero como no toma medicación alguna está bien”, aclaró el hijo de Vicente, quien advirtió que tanto los vecinos como su padre identificaron a la ladrona como una mujer de 40 años, bien vestida, petisa, gorda y de cutis trigueño.
Un relato similar es el que escuchó Laura P., de 30 años y bisnieta de Petrona A., una señora de 82 años que vive a sólo dos cuadras de Vicente, en San Martín al 6300. Sin embargo, la mujer que hasta el martes alrededor de las 17 estaba muy bien de salud no puede superar los efectos del somnífero que le pusieron en el mate y quedó internada en un sanatorio privado porque tiene episodios donde pierde el sentido.
“Los médicos me dijeron que está normal pero como toma muchos remedios, tengo miedo de que no quede bien. Ahora se pierde en la conversación y muchas veces no se ubica en el presente sino que cuenta episodios del pasado. Era una mujer que, a pesar de sus 82 años, hacía todo sola. Hasta me iba a visitar en colectivo a mi casa”, dijo su bisnieta.
“Nos enteramos ayer (por anteayer) entre las 19 y las 19.30. Pasamos en auto con mi marido y pude ver que las dos puertas principales estaban abiertas. Cuando llegué a la entrada estaba todo oscuro. La llamé pero no contestó nadie, pude ver que estaba todo desordenado. Entré y la encontré tirada en el piso del dormitorio. Me senté al lado de ella y no reaccionaba, estaba muy fría. Llamé a mi marido y juntos la tapamos con muchas frazadas. Con mis gritos los vecinos vinieron a ayudarme también porque la ambulancia no venía”, prosiguió la muchacha.
“Recién en el sanatorio tuvo un momento de lucidez y le pregunté que había pasado y cómo fue que le habían sacado lo que le quedaba de la pensión, una carterita con sus documentos y plata que usa para hacer los mandados, alhajas y ropa”, comentó la bisnieta de Petrona.
“Ella me contó que una mujer de mi edad tocó el timbre y le dijo que tenía que buscar unos productos de cosmética en la casa de una señora del barrio pero fue y no estaba. Entonces le pidió si la dejaba entrar hasta que volviese la revendedora. Y mi nona la dejó entrar”, acotó Laura.
Ya dentro de su casa, la mujer preguntó si le podía convidar unos mates. Petición a la que la dueña de casa no pudo negarse. “Me dijo que compartió los mates y que la muchacha se fue y ella se acostó. Para mí se fue y volvió con otra persona. Porque la reja de hierro estaba abierta pero la puerta principal estaba forzada y no cerraba bien. Estaba todo desordenado y había marcas de sangre. Se ve que uno se cortó la mano cuando corrió el vidrio de la cómoda y dejaron huellas por todos lados. Todos los muebles estaba fuera de lugar”, señaló la chica, quien conjeturó que todo ocurrió entre las 17 y las 17.30 porque una amiga de la víctima fue a tomar mates a la casa de su bisabuela, se asomó por la ventana del frente, vio todo desordenado y estaban las puertas principales cerradas.
En esta oportunidad, la chica reparó en que la pava y la yerbera estaban sobre la mesa del living pero el mate estaba lavado en la pileta de la cocina.
Ambos casos son investigados por el Juzgado de Instrucción en turno junto con la colaboración del personal de la subcomisaría 20ª, con jurisdicción en la zona, quienes no descartan que la protagonista del cuento del tío haya contado con la colaboración de al menos una persona más.