Por Noticias Argentinas
Mo Farah es considerado el mayor atleta británico de la historia y sus estadísticas lo avalan: medalla de oro en la prueba de 5.000 y 10.000 metros en Londres 2012 y Río 2016, y campeón del mundo en seis ocasiones. Pero la vida de este súper atleta, que recaudó casi 100 millones de dólares a lo largo de su carrera, no siempre fue color de rosas. En un documental para la BBC, Farah realizó una sorprendente revelación: “La verdadera historia es que nací en Somalilandia, al norte de Somalia, como Hussein Abdi Kahin. Pese a lo dicho en el pasado, mis padres nunca vivieron en el Reino Unido. Cuando tenía cuatro años mi padre murió en la guerra civil y mi familia quedó dividida”.
Según detalló, su primer destino fue Djibouti y de allí hizo escala directa hacia el Reino Unido. Allí lo llevó una mujer que nunca había visto en su vida: “Ella me dijo que me llevaba a Europa a vivir con familiares, algo que me gustó porque nunca había viajado en avión”.
A partir de allí, y con el nombre con el que es reconocido a nivel mundial, comenzó una época más que difícil para el que se convertiría en el mayor atleta de la historia de su país. Fue llevado a una casa donde lo obligaron a trabajar como esclavo doméstico y encargado de cuidar a niños de otra familia “si quería tener comida en la boca”.
“Tenía todos los papeles con información de contacto de mi familia y una vez que llegamos a su casa, la señora los agarró, los rompió delante de mí y los tiró a la basura. En ese momento supe que estaba en problemas”, recordó.
Pero todo cambió a los 12 años, cuando pudo comenzar a ir a la escuela. Inmediatamente demostró su facilidad y talento para el atletismo, lo que le permitió empezar a competir. Fue su maestro de deportes, Alan Watkinson, quien lo ayudó a conseguir la ciudadanía británica con el nombre que corearían todos los británicos unos años después: Mohamed Farah.
Durante el documental, Watkinson cuenta: “El único deporte que parecía entender era el de la educación física y el deporte”. Fue él quien lo ayudó a salir de la situación en la que se encontraba luego de comunicarse con servicios sociales. De esta manera, consiguió que sea acogido por una familia somalí.
“Desde ese momento todo mejoró. Sentí que me quitaron un gran peso de los hombros. Fue entonces cuando apareció Mo, el verdadero Mo”, destaca.
Con este giro de 180° comenzó la carrera del mayor atleta de la historia del Reino Unido.
¿La razón por la que reveló su identidad? Sus hijos: “Me lo guardé durante mucho tiempo, pero es difícil cuando estoy cara a cara y a menudo me preguntan: ‘¿Papá, cómo fue eso? Tienes siempre respuestas para todo, pero no la tienes para eso’”. Y cerró: “Quiero sentirme alguien normal y no como alguien que esconde algo”.
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