La Municipalidad le puso ayer la faja de clausura al bar y restaurante Esperanto, que permanecerá inhabilitado por 40 días, una pena más grave de la que se esperaba que recibiera. Al comercio le labraron cinco actas por infringir la norma en apenas dos meses. Tres de ellas, que son las más graves, fueron por tergiversación de rubro, ya que de “bar con amenización musical” tenía poco y nada. Según los vecinos de Presidente Roca y Zeballos, que presentaron denuncias en reiteradas ocasiones, Esperanto funcionaba ni más ni menos que como un boliche bailable. Y los inspectores municipales lo corroboraron en varias de las ocho visitas que hicieron al lugar.
En el mediodía de ayer se concretó el anunciado cese de actividades para Esperanto. Inspectores municipales, encabezados por Gregorio Ramírez, titular de la Dirección General de Inspección de Industrias, Comercios y Servicios, llegaron hasta el local de Roca y Zeballos para cumplir con el fallo del Tribunal de Faltas, que determinó 40 días de clausura.
Sin embargo, antes de cumplir con la disposición, hubo que desalojar el boliche porque en ese momento se desarrollaba un desfile de modas. Los inspectores otorgaron 20 minutos para que se retiraran las personas que se encontraban en el local, en su mayoría mujeres. Una vez vacío, se procedió a pegar el cartel de “clausurado”. No hubo ninguna resistencia por parte de los encargados de Esperanto, que ya estaban avisados por los medios de comunicación de que la clausura era inminente.
A partir de ahora, a los propietarios del comercio les quedan pocas salidas: adecuan el funcionamiento del “boliche” según la habilitación que poseen (“bar con amenización musical”) o se van con la música a otra parte. Esta última vía no está descartada. Así lo reconoció Hernán Capucci, titular de la empresa, quien manifestó que “han aparecido algunas opciones que hay en la costa de Rosario, como para movilizarnos”.
Sin embargo, antes de llegar a ese punto insistirán con que Esperanto siga funcionando en la céntrica esquina de Roca y Zeballos. Es por eso que, antes de que en las últimas horas, se concretara la clausura, Capucci había anunciado que cerrarían las puertas del local durante “este fin de semana” para realizar reformas con el fin de disminuir el impacto sonoro, principal motivo de las quejas de los vecinos. Son los mismos vecinos que hace unos meses reunieron la cantidad de firmas necesarias para oponerse a la habilitación de Esperanto como boliche bailable.
“Esperanto es un proyecto que lleva mucho tiempo, por eso creo que lo mejor es ir yendo de a poco, con una buena convivencia con la Municipalidad y con los vecinos. Queremos escuchar a todo el mundo y hacer las cosas como para cuidar la fuente de empleo de casi 80 personas. Este es un negocio que tiene que prosperar para hacer un recupero del dinero invertido”, expresó Capucci.