El triple crimen de los jóvenes militantes del Movimiento 26 de Junio ocurrido el primer día del año en Villa Moreno hizo mella en la comunidad ya sea por la pérdida de la vida de tres personas en un mismo hecho, por la violencia ejercida o por las connotaciones que rodean el múltiple asesinato. Con todo, estos homicidios son una muestra más de la escalada de violencia que se vive en sectores de la ciudad. Según refirió días atrás el ministro de Seguridad, Leandro Corti, los homicidios del año 2011 ascienden aproximadamente a 170 casos (en total hubo 165). El funcionario hizo además un paralelo con la capital provincial donde unos años atrás el flagelo era intenso y en la actualidad la estadística marcó que en la ciudad de Santa Fe los crímenes cometidos el año anterior suman 70 casos, casi un 30% menos que el año pasado. Pero el dato llamativo, además de la elevada cifra de muertes violentas en el departamento Rosario, son los homicidios dobles: durante 2011 se produjeron siete hechos de este tipo, un dato poco habitual en los últimos años. Y si bien todos los crímenes tienen particularidades diferentes, no dejan de ser un llamado de atención que marca a las claras la escalada de violencia.
El primer homicidio doble del 2011 ocurrió el 18 de abril en la autopista Rosario–Córdoba cuando Lucas Manuel Renna pinchó un neumático del vehículo en el que se desplazaba junto a su esposa y pidió auxilio a su padre, quien al llegar al lugar observó cómo su hijo era víctima de un robo. En estas circunstancias, el hombre sacó una pistola calibre 11.25 y se enfrentó con los dos ladrones. La secuencia terminó con la muerte de su hijo y la de Ricardo Javier Castaño, de 25 años. Durante la instrucción se determinó que las balas disparad as por Renna padre produjeron el fallecimiento de su vástago y del otro joven por lo que a fines de noviembre el hombre fue imputado de la portación de arma, del homicidio culposo de Lucas Renna y del homicidio en legítima defensa de Castaño.
Por un par de zapatillas
Otro de los casos tuvo lugar ocho días después en Villa Gobernador Gálvez. En esta oportunidad un frustrado robo de zapatillas desencadenó la tragedia: fallecieron Gabriel Ricardo Gómez, de 17 años, Cristian González, de 22, en tanto que otras tres personas resultaron heridas. Todo se inició cuando Lucas G. sufrió el intento de robo de su calzado y corrió hasta su casa en Nogués al 100 para protegerse. Su familia salió en persecución del presunto ladrón, que fue identificado por la Policía como Gabriel Ricardo Gómez, quien luego apareció muerto en el interior de su vivienda, ubicada en San Juan 1014 de Villa Gobernador Gálvez, con cuatro disparos de arma de fuego.
Un rato más tarde, se escucharon en la barriada una serie de detonaciones; esos balazos hirieron a la madre de Lucas, una vecina y al hijo de ésta, mientras que en una barranca cercana al lugar se encontró el cuerpo sin vida de Cristian Emanuel González, uno de los diez hermanos de Lucas, que recibió siete tiros, la mayoría de ellos en las piernas.
El ajuste al Huevo Ibáñez
El tercer hecho del año también tuvo lugar en Villa Gobernador Gálvez. Esta vez un pesado del hampa cayó junto con un compinche cuando aparentemente iban a cobrar una deuda. Las víctimas llegaron a la vecina localidad en una camioneta Ford Eco Sport y fueron sorprendidas por una persona que los baleó con un arma calibre 11.25. Cuando la Policía llegó al lugar, en el interior de una zanja en Polonia al 100 encontraron muerto a Leonardo Emanuel Balbuena, de 23 años. Un proyectil le traspasó el brazo derecho y le ingresó por la axila. A 200 metros de esta victima estaba tendido en el suelo Oscar Huevo Ibáñez, de 41 años, que recibió un plomo en la espalda que le tocó la columna y le salió por la axila izquierda. El hombre murió poco después de ingresar al hospital. Ibáñez era un sindicado narco en la zona sur y en varias oportunidades fue protagonista de las crónicas policiales. Como parte de su abultado prontuario, en marzo de 2005 intentó escapar de un patrullero que lo llevaba rumbo a Tribunales. En abril de 2009, la Brigada de Investigaciones allanó su casa y secuestró un arma calibre 11.25, municiones y un chaleco antibalas. En esta oportunidad tenía varios pedidos de captura por robo calificado, privación ilegítima de la libertad y abuso sexual agravado. Unos meses antes de morir, más precisamente en enero, Ibáñez protagonizó un incidente que terminó con su auto volcado. Un hombre denunció que desde un Mini Cooper alguien efectuaba disparos al aire y amenazaba a un joven. En un rápido operativo, la Policía cruzó el vehículo que era comandado por Ibáñez e inició una persecución que terminó en acceso sur y avenida Uriburu, cuando el auto dio varios vuelcos. Por este hecho se inició una causa por resistencia a la autoridad que quedó trunca con su fallecimiento.
Muertas a la salida de un boliche
El cuarto doble homicidio se produjo en pleno invierno, a la salida del bailable Mogambo, ubicado en la zona oeste. Cerca de las 6 del 27 de agosto, Eliana Salazar, de 19 años, y Carolina Aranda, de 20, salieron del boliche y pararon a comer unos panchos a unos 70 metros de la estación de servicio de 27 de Febrero y bulevar Avellaneda. En esta circunstancia las jóvenes fueron baleadas por otra mujer que llevaba el rostro cubierto con un pañuelo y que descendió de una moto comandada por un hombre. Una de las chicas recibió un tiro en el pecho y la otra fue herida y luego rematada en el piso de un tiro en la cabeza con un arma calibre 9 milímetros. Por el hecho, casi un mes después, una joven de 19 años fue detenida y en sede policial reconoció la autoría y dio como móvil del crimen una pelea previa por cuestiones sentimentales con una de las víctimas fatales.
Fatal discusión en Saladillo
El homicidio de Miguel Muñoz, de 35 años, y su yerno Matías Jatón, de 20, tuvo lugar el 22 de septiembre en avenida Argentina al 4900. Cerca de las 19 llegaron hasta el domicilio de Muñoz tres personas que preguntaron por él, por lo que Miguel salió y en pocos instantes se generó una discusión. Jatón salió para intentar convencer a su suegro que ingresara a la vivienda, indicaron fuentes policiales.
En esa circunstancia, uno de los visitantes sacó un arma calibre 9 milímetros de entre sus ropas y disparó contra Muñoz que cayó al suelo con un balazo en el tórax. Cuando su yerno intentó socorrerlo recibió un disparo en la zona lumbar. La mayor de las víctimas murió en el lugar mientras que el joven falleció luego de ser operado en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez.
Familiares de las víctimas señalaron como autores del hecho a cuatro hermanos, Lucas, Leo, Mati y Jony. A comienzos de octubre el primero se presentó en Tribunales porque “hacía 48 horas no dormía por culpa de toda esta situación”, se negó a prestar declaración y quedó detenido.
Un cumpleaños de 15 mortal
La noche del 15 de octubre se festejaba un cumpleaños de 15 en Felipe Moré y Gálvez. Durante el agasajo se inició una discusión entre los invitados que terminó a los tiros. Como saldo del enfrentamiento Ramón Izaguirre, de 17 años, fue baleado y llegó sin vida al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez mientras que Antonio Alejandro Domínguez, de 26, recibió un disparo en el abdomen y pocas falleció horas después.
Santos inocentes
El doble crimen que cerró las crónicas del 2011 se produjo el 28 de diciembre y fue protagonizado por un padre que decidió terminar con la vida de sus dos pequeños hijos de 3 y 5 años. Norberto M., de 69 años, estaba separado de su mujer desde hacía dos años y contaba con un régimen de visitas para ver a Josefina y Benjamín.
Ese miércoles retiró a los chicos de la casa materna y nada más se supo de ellos. Dos días después el hombre fue hallado internado en el hospital de Emergencias Clemente Álvarez. Aparentemente se intentó suicidar arrojándose debajo de un camión en Circunvalación y Juan José Paso. Cuando fue consultado por el paradero de los niños confesó que los había asfixiado. Los cuerpos de los pequeños fueron encontrados en el domicilio del hombre en el barrio de Empalme Graneros.