Silvana Teisa trabaja como soldadora en una fábrica de heladeras desde hace seis años. Fue una de las únicas dos mujeres que por entonces desempeñaba esa tarea en la firma. Ingresó en 2007 junto con otras 50 compañeras: la mitad continúa en la empresa. Ese año, la cantidad de mujeres que entraron fue atípica y la proporción se repitió recién en 2020 cuando, por la pandemia, ingresaron reemplazos para cubrir personal de licencia por aislamiento o grupo de riesgo. Cerca de la mitad de los nuevos ingresos fueron mujeres y suman alrededor de 30 operarias. Integran un poco más del 40 por ciento de mujeres que se desempeñan en línea blanca, un porcentaje que disminuye al 20 por ciento en las empresas metalúrgicas. La incorporación de mujeres como operarias en las fábricas dista de su representación sindical: apenas hay cuatro delegadas entre una masa gremial de 100 varones.
“Salvo en línea blanca, somos pocas las mujeres obreras en Rosario. Estamos dispuestas y capacitadas para hacer cualquier tipo de tarea. Es sólo voluntad de aprender. No creo que haya tareas que existan sólo para un género”, contó Teisa, quien ingresó a la planta hace 15 años y, además, es delegada sindical.
Que sepa soldar
Teisa tenía 23 años, era empleada de comercio y le interesaba el trabajo en una fábrica. Durante un año, hizo un reemplazo de temporada en Liliana y luego ingresó a Electrolux para cubrir una vacante. La primera tarea que desempeñó fue hacer gabinetes del freezer de heladeras. Con el tiempo, un compañero le enseñó a soldar y, desde entonces, cumple esa función. “Cuando decís que trabajás en una fábrica asumen que estás en la administración. Cuando digo que soy soldadora, me abren los ojos grandes. Hace más de 6 años que lo hago. Llamaba la atención de más de uno de los hombres. En ese momento, había sólo dos mujeres soldadoras. Los hombres seguían pensando que había mujeres que no podían hacer determinadas tareas como operar máquinas o soldar. Aun cuesta desarraigar ese pensamiento. Mi marido es herrero y me preguntan qué opina él. Me apoyó siempre y compartimos la tarea en distintos lugares”, contó.
Junto con Silvana ingresaron otras 50 mujeres, de las cuales la mitad continúa en la planta. “Ese año fue particular porque entraron muchas mujeres, pero con el tiempo renunciaron o fueron desvinculadas y reingresaron hombres. La merma se debió a que la mayoría son jefas de hogar y muchas debieron renunciar porque priorizaron su familia. Al principio las empresas no te quieren tomar por ese motivo, pero con el correr de los años se dan cuenta que la mujer es más eficaz. Está calificada como detallista y responsable. Este año, la renovación fue amplia y la empresa volvió a incorporar una amplia tanda de mujeres”, señaló.
Durante la pandemia, la empresa incorporó personal para cubrir a quienes tomaron licencia por aislamiento o por pertenecer a un grupo de riesgo. Según advirtió Teisa, son cerca de 30 operarias y representan cerca de la mitad de los ingresos. “Ocupan distintos puestos. No son calificados por ser ingresantes, no por una diferencia de género. Todas las miradas están puestas en ellas pero hay solidaridad entre las y los compañeros”, aclaró.
Respecto a las tareas dentro de la fábrica, Teisa explicó que todos los puestos pueden ejercerse sin distinción de género. Las mujeres representan el 20 por ciento entre las metalúrgicas y superan el 40 en línea blanca. “No hay nada que no pueda hacer una mujer. Todos los puestos de trabajo están adaptados. No implican mucha fuerza física, sino habilidad y velocidad en las manos. Además, por la experiencia de las otras trabajadoras, la empresa considera que la mujer va a ser responsable”, agregó.
Que sepa luchar
Teisa es una de las cuatro delegadas sindicales del gremio. Entró al sindicato hace más de seis años después que un compañero la invitara a ser delegada. “Al principio no quise porque soy mamá y mi prioridad era mi hijo. Para las próximas elecciones me volvieron a invitar y, como mi hijo ya era más grande, acepté. Hoy me encanta esa tarea”, contó.
En el gremio hay sólo cuatro mujeres delegadas entre 100 varones: tres de Electrolux y una de Liliana. “Las compañeras confían más en una mujer y algunos varones te ven como una madre. En el gremio siempre me respetaron y apoyaron en todo. Es un gremio muy masculino y machista por la generación de los integrantes”, opinó.