¿Qué no haría un ladrón para evitar caer tras las rejas? Cristian M. no hizo nada. La sirena policial lo sorprendió dentro de una óptica ubicada a metros de la Terminal de Ómnibus a la que había ingresado por la fuerza, y su primera reacción fue quedarse inmóvil y silente. Cuando los uniformados arribaron al pequeño local observaron la silueta de un hombre adornada con gafas oscuras y durante algunos segundos creyeron que era un maniquí. Pero las primeras linternas develaron su humanidad y el escruchante, de 26 años, fue detenido.
La tentativa de robo ocurrió a las 7 de la mañana del sábado en la óptica Eichhorn, ubicada en Cafferata al 500. Allí había ingresado el frustrado ladrón tras levantar una persiana de metal y romper un vidrio. Pero sus movimientos fueron observados por los albañiles de una obra en construcción que dieron aviso al 911.
Un móvil de la seccional 7ª, que tiene jurisdicción en la zona, se acercó al lugar en cuya entrada eran visibles los restos de un cristal hecho añicos. Según relataron los vecinos, antes de ingresar los uniformados alumbraron con linternas el interior del pequeño comercio y divisaron una silueta masculina.
“Parecía un maniquí, estaba inmóvil y no contestaba las preguntas”, dijo un vocero policial tras aclarar que a esa hora de la mañana la luz era escasa y utilizaron linternas para alumbrar el comercio. Finalmente, el hombre fue detenido y trasladado a la comisaría, donde fue puesto a disposición del Juzgado de Instrucción de la 8ª Nominación por el delito de tentativa de robo. Según los voceros, no era la primera entrada de Cristian M. a un penal.
En el lugar se hizo presente el matrimonio dueño de la óptica que además del vidrio roto no tuvo que lamentar pérdidas.