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Economista cuestiona pronósticos sobre la evolución inflacionaria y augura desaceleración de precios

Mariano Kestelboim anticipa un rango inflacionario de entre 34% y 38%, ya que “no hay forma de que la inflación pueda acelerarse con congelamientos de combustibles, de alquileres, tarifarios, muy fuerte caída de la demanda, capacidad productiva ociosa, desempleo, y superávit comercial"

El economista Mariano Kestelboim, embajador ante el Mercosur, cuestionó los pronósticos privados sobre la evolución inflacionaria, y anticipó que los datos de desaceleración en la suba de precios se consolidarán con el registro correspondiente a mayo, que el Indec difundirá la semana próxima.

“Los registros oficiales del primer mes de cuarentena plena reflejaron una contundente desaceleración inflacionaria: los índices de abril fueron de 1,5% (IPC), -1,3% (precios mayoristas) y 0,8% (costo de la construcción), y las mediciones de mayo alternativas al Indec dan cuenta de que volverá a estar entre el 1% y el 2%”, señaló Kestelboim en un análisis de coyuntura.

El economista cuestionó, en ese marco, las proyecciones realizadas recientemente por bancos y consultoras como el Citibank (que pronosticó 65% de inflación para todo 2020), Econométrica (62,3%), Ferreres (60%) y Eco Go (58%).

Suponiendo que efectivamente en mayo la inflación alcance un 1,5%, sostiene Kestelboim, en lo que queda del año el índice debería cuadruplicarse respecto de los dos últimos registros para llegar al vaticinio más extremo (el del Citi); es decir “debería arañar el 6% promedio mensual”.

Según el análisis al que Télam tuvo acceso, “lo más probable es un rango inflacionario de entre 34% y 38%», ya que “no hay forma de que la inflación pueda acelerarse de esa forma” con congelamientos de combustibles, de alquileres, tarifarios, muy fuerte caída de la demanda, capacidad productiva ociosa, desempleo, un abultado superávit comercial y una renegociación del pago de la deuda que muy probablemente eximirá del pago de intereses por los próximos meses.

Kestelboim consideró “muy probable” que este año se registre el superávit comercial más alto de la historia, o quede muy cerca de su pico (16.662 millones de dólares en 2002), lo cual “confirma la eliminación de cualquier chance de hiperinflación, como muchos analistas pensaron cuando el gobierno estableció controles de precios, amplió el gasto público y la emisión monetaria para paliar el impacto de la pandemia”.

Por lo pronto, en el primer cuatrimestre el saldo positivo comercial fue de 4.720 millones de dólares y en los próximos meses “debería registrarse un promedio mensual más elevado, inclusive por encima de los 1.411 millones de dólares de abril”.

Kestelboim atribuyó el superávit externo al desmoronamiento de las importaciones (que en abril bajaron 30,1% interanual), y vaticinó que esa tendencia «se profundizará» ya que las decisiones de compra suelen programarse con uno a tres meses de antelación, con lo cual gran parte de los registros de abril no preveían el impacto de la pandemia.

Además, “con la depresión del consumo actual por las reducciones salariales y el aumento del desempleo, luego de los dos años de recesión, los importadores debieron haber acumulado stocks”, mientras el consumo se concentrará todavía más en bienes y servicios de primera necesidad, donde la importación tiene mucha menor incidencia.

En este escenario, consideró el economista y diplomático, “niveles tan altos de inflación para los próximos meses, similares a los peores registros del gobierno de (Mauricio) Macri, como esperan los economistas con mayor presencia en los medios de comunicación, solamente podrían producirse con un marco apremiante en el frente externo que obligue al Banco Central a depreciar muy significativamente el peso”.

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