El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, levantó este sábado el estado de excepción que regía en las seis provincias más afectadas por protestas indígenas contra su gobierno, desde hace ya 13 días, pocas horas después del primer acercamiento con representantes del movimiento que lleva adelante las movilizaciones y mientras el Parlamento realizaba un debate sobre su destitución a pedido de la oposición.
El mandatario decretó «la terminación del estado de excepción por grave conmoción interna en las provincias de Chimborazo, Tungurahua, Cotopaxi, Pichincha, Pastaza e Imbabura», tal como señala un documento divulgado por la sede presidencial.
El presidente dijo que con su decisión ratifica la disposición de garantizar la generación de espacios de paz en los cuales los ecuatorianos puedan retomar paulatinamente sus actividades.
Más temprano, representantes del movimiento indígena y del Gobierno de Ecuador tuvieron un primer encuentro, mediado por la Asamblea Nacional (AN, Parlamento) y la Iglesia, que podría destrabar la posibilidad de un diálogo más formal.
El presidente de la AN, Virgilio Saquicela, había convocado a dialogar a Lasso y al titular de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie), Leonidas Iza, y aunque no logró ese encuentro de máxima, sí se dio otro entre el líder de las protestas con dos ministros.
En la Basílica del Voto Nacional, en Quito, Iza se vio con los ministros de Gobierno, Francisco Jiménez, y de Relaciones Exteriores, Juan Carlos Holguín, junto a funcionarios del Consejo Nacional Electoral y de la Función de Transparencia, y delegados de otras organizaciones indígenas.
«Este diálogo ha iniciado; no ha habido compromiso alguno, pero hubo decisión de la Conaie de consultar a sus bases la designación de una comisión» que siga el proceso, señaló Saquicela, que confirmó la predisposición del Ejecutivo de sentarse en una mesa técnica, que tendría a la AN como sede.
Aunque la primera conversación entre las partes obliga a cierta cautela, no deja de representar un avance ante la distancia que parecía haber entre el llamado a un diálogo de los dos lados y la actitud concreta en las calles y ante los medios.
En el día 13 de las protestas, manifestaciones y cortes de ruta, convocadas por la Conaie en contra del aumento del precio de los combustibles, Saquicela había defendido temprano la necesidad de un diálogo «inmediato» para resolver la crisis.
«Estoy consciente y reitero mi invitación para que estén presentes en ese diálogo», insistió el presidente de la AN, según la agencia de noticias Europa Press, en un mensaje emitido antes de la sesión virtual del pleno del cuerpo que votará la moción de destitución planteada por la bancada Unión por la Esperanza (Unes), que comenzó a las 18 (las 20 de Argentina).
El viernes, Lasso dijo por cadena nacional que Iza solo quiere «derrocar al Gobierno» y adelantó que las fuerzas de seguridad cambiarán su conducta para avanzar hacia «un uso progresivo de la fuerza».
En la universidad central, en una suerte de asamblea del sector, Iza respondió: «En lugar de meternos miedo, más bien nos han levantado la rebeldía y dignidad», señaló, según el sitio Primicias.
Explicó que la del sábado era una jornada para «limpiar, descansar, recargar fuerzas para continuar en la lucha», ratificó su predisposición a dialogar y anunció que abrirán corredores humanitarios para permitir el paso de los productos agrícolas de la Sierra Centro hasta la capital.
Parte del interés de la jornada se trasladaba a la Asamblea nacional, más allá de que en principio la bancada de Unes, que responde al expresidente Rafael Correa, no parece tener los números para avanzar con la llamada «muerte cruzada» y, consecuentemente, con la destitución de Lasso.
Por su parte, Correa pidió al mandatario ecuatoriano que convoque a elecciones anticipadas.
«Presidente Lasso, no sea cobarde. Llame a elecciones anticipadas. Yo lo hice en el 2009 y recibí el respaldo de mi pueblo», dijo en un video difundido en su cuenta en Twitter.
El exgobernante socialista (2007-2017) vive en Bélgica desde que dejó el poder y no puede participar en comicios por haber sido sentenciado en ausencia a ocho años de cárcel por corrupción.
Los 47 miembros de Unes solicitaron el viernes la salida del poder del presidente, que lleva 13 meses de gestión, ante la «grave crisis política y conmoción interna» que vive el país.
La destitución exige 92 de los 137 votos posibles en el Congreso y, aunque la oposición podría lograrlo, la dispersión de bloques y el anuncio de algunas representaciones de que no acompañarían la iniciativa lo torna muy difícil.
Lasso deberá ser convocado a la sesión para defenderse y en su presencia se abrirá un debate cuya duración será determinada por el presidente del Legislativo.
Terminada la discusión, los diputados tienen un máximo de 72 horas para resolver sobre el pedido de destitución que, si es aprobado, implica que asume el vicepresidente Alfredo Borrero y se llama a elecciones presidenciales y legislativas para el resto del periodo.
Apenas conocida la idea de Unes, los bloques del Partido Social Cristiano (PSC), Izquierda Democrática (ID) y Pachakutik –el brazo político de la Conaie- adelantaron que no acompañarían la iniciativa. Tampoco, claro, la oficialista Bancada del Acuerdo Nacional (BAN).
La rebelión indígena tiene por ahora un saldo de 5 o 6 muertos, según las fuentes, con un centenar de heridos. Las autoridades registraron más de 180 lesionados entre militares y policías.
Desgastada por la crisis, con comercios cerrados y desabastecimiento de algunos productos, Quito también es escenario de contraprotestas, con ciudadanos que quieren el retiro de los indígenas y caravanas de vehículos de alta gama que recorren zonas acomodadas, reseñó la agencia AFP.