Edelvino Bodoira sorprendió en las elecciones del 16 de julio pasado al superar el piso electoral y ganar el derecho a participar de la pelea por la Gobernación. Este abogado de 66 años que nació en San Guillermo, se crió en Suardi y ejerce su profesión desde el 2000 en Rafaela se enteró que iba a ocupar esa precandidatura una hora antes del cierre de listas. Su hijo Delvis, candidato a concejal en esa ciudad, armador del espacio libertario junto al diputado provincial Juan Argañaraz, con pasado en el peronismo de Perotti y su heredero Luis Castellano, lo llamó con las listas en la mano, en la entrada del Tribunal Electoral, para pedirle el favor de colocar su nombre como aspirante a la Casa Gris. Los Bodoira pertenecen a un peronismo tradicional que encontró en Milei algunas coincidencias en temas como el derecho al aborto, aunque Edelvino no deja de advertir diferencias con los postulados más extremos del candidato presidencial: “No podemos pretender que el mercado nos solucione todos los problemas”.
—¿Cómo llega a esta candidatura a gobernador por el espacio libertario?
—Yo soy un outsider, como se dice ahora. Vengo del ejercicio privado de la profesión de abogado. Fui convocado por un grupo de gente, entre ellos mi hijo. El partido Inspirar, donde está el diputado Juan Argañaraz, está mi hijo, donde hay otros, armó con otros partidos, afines en cuanto a principios, valores que ellos pregonan, el frente Viva la Libertad. Me convocaron a mí para ser candidato a gobernador y si querés te detallo cómo fue la invitación. Pasamos la precandidatura y ahora estamos como candidatos.
—¿Usted particularmente tiene origen en alguno de los partidos tradicionales?
—Siempre he votado en base a convicciones y principios. Sí he insistido con mi esposa, Estela, en que nuestro hijo se involucre en política para la construcción social de un país mejor. Nosotros nos mantenemos al margen. Yo me dediqué a la profesión de lleno, he sido profesor secundario, universitario, he dado Derecho Romano y Filosofía del Derecho en la Facultad. Sí tuve alguna inclinación en sus buenas épocas por el justicialismo. Mi padre era balbinista de Balbín. Pero yo no me identifiqué con ningún partido. Le dediqué mucho tiempo a la actividad privada, a construir el Estudio.
—¿Nació en Rafaela?
—No, nací en San Guillermo, en el noroeste santafesino, y me crié en Suardi, en el noroeste santafesino, pegado a la provincia de Córdoba. La escuela secundaria y la carrera técnica la hice en San Francisco, provincia de Córdoba. Y después me fui a la ciudad de La Plata a estudiar Ingeniería en Telecomunicaciones, porque era el único lugar del país donde estaba esa carrera. Siempre dije que primero sería ingeniero y después abogado. En la década del 80 me metí en Derecho y me gradué en la ciudad de La Plata. En el año 2000 volví a la provincia y aterricé en Rafaela. Así que soy un rafaelino por adopción, pero «santafesino de veras», como dice Orlando Vera Cruz.
—¿El primero que se entusiasmó con las ideas de Milei fue su hijo?
—Sí, él es el que más mirada política tiene. Está en la política desde hace bastante tiempo, sí. Inclusive él fue el que le puso el nombre Viva la Libertad al frente. Ha tenido una visión bastante interesante. Los jóvenes en general han votado a Milei, lo siguen, les ha caído bien ese lenguaje contundente, ese lenguaje agresivo. Nosotros los más grandes somos más aplomados. Si es para lo que ya logró y lo que pueda hacer, bienvenido sea.
—¿Su hijo qué edad tiene y a qué se dedica?
—Mi hijo también es abogado, tiene 42, trabaja conmigo, pero tiene su actividad política. Él estuvo en el Partido Justicialista, ha ocupado distintos cargos en la Municipalidad de Rafaela, ha sido secretario de Deportes, secretario de Gobierno, ha tenido a cargo todo el tema de prevención.
—¿Con la administración Perotti?
—Con Luis Castellano, la misma rama. Ahí aprendió todo, lo bueno y lo malo, lo cargo a veces. Y después cuando Perotti hizo este cambio de estar a favor de la ley del Aborto, o todo este tema de género y demás, él y otros se fueron del partido y crearon este partido Inspirar. Esa es más o menos la carrera de ambos.
—¿Cómo es que llega usted a ser candidato a gobernador?
—Poquito antes de cerrarse las candidaturas, te diría una hora antes, me llama mi hijo y me dice “papá, acá estoy con el diputado Juan Argañaraz y otra gente y tenemos que hacerte una propuesta”. Yo le dije “si necesitás dinero decime para qué y vemos a ver qué hay”. “No, no, no, necesito otro tipo de favor, te queremos proponer para que seas precandidato a gobernador”, me respondió. Imaginate de este lado la sorpresa, quedé atónito, o como diríamos en lenguaje común quedé duro. “A ver Delvis, si te digo que no, ¿qué daño te causo?”, le dije, porque yo funciono como abogado. Y él me dice “no, sería importante que vos aceptes la categoría gobernador, porque tenemos para proponer 18 candidatos a senadores, más de 58 listas preparadas, y entonces necesitaríamos la precandidatura a gobernador”. Me dio otros argumentos, la miré a mi señora a ver qué decía, porque uno a cierta edad funciona a pleno con su mujer. Me hizo el gesto que sí. Y yo pensé que nosotros siempre insistimos en que mi hijo se involucre en la construcción social y política, y después cuando llega el momento uno no se puede borrar. Porque yo le tenía bastante confianza a mi generación para solucionar los problemas del país pero hemos dejado mucho que desear, así que ahora vamos a tener que llevarle el apunte a los más jóvenes. Y en ese momento se me cruzó una imagen de mis nietas camino a Ezeiza, y no me gustaría que mis nietas se vayan del país. Quiero que se queden a estudiar acá, que se queden a trabajar acá. Que vean envejecer a sus abuelos. Y todo eso me decidió a participar. En conclusión, solito me metí.
—¿Su hijo también es candidato?
—Sí, Delvis es candidato a primer concejal en Rafaela.
—¿Y usted cómo se lleva con las ideas de Milei?
—En general coincidimos muchísimo. Tendríamos que partir de la base que en el 2001, cuando hubo ese “que se vayan todos”, que de paso no se fue nadie y están los mismos. Bueno, Milei llevó eso a la práctica, lo puso en evidencia. Con todo este tema de la casta, con lo que yo creo que la gente entendió más cómo funciona la política, en especial todo este tema de la casta. Así que compartimos muchísimas cosas. No sé si el 98, el 99, o el 99,5%, él también defiende la vida, la familia, la libertad. Eso es importante, porque el concepto de libertad que tanto nosotros como Javier Milei defendemos es distinto a los conceptos de libertad que tienen los demás partidos. Es decir, los principios y valores que nosotros defendemos son principios y valores de libertad, en cambio los otros son más deterministas, nos condicionan mucho. Fijémonos cómo actúa el partido oficialista, que hace una propuesta y si uno no está de acuerdo con eso –uno es libre para aceptar o no las distintas ofertas que hace- empieza “que sos un gorila”, que “estás en la grieta”, es decir no aceptan la parte de libertad del libre albedrío que uno tiene para decidir. Por eso son más deterministas. El concepto de libertad nuestro es mucho más abierto. Hay que respetar la libertad de conciencia de cada ciudadano. Bueno, respetamos también la propiedad privada, eso es claro en Milei.
—Tanto usted como su hijo tienen una raíz metida en el peronismo doctrinario o tradicional, ¿es así?
—Es correcto, sí.
—En ese plano, ¿cómo analiza el ataque fuerte que hace Milei al concepto de justicia social?
—Sí, todos sabemos que la doctrina justicialista ha tomado un montón de criterios o de ideas básicas de la Doctrina Social de la Iglesia. Y este tema de la justicia social, la mirada del peronismo originario va en el sentido de que, más allá de lo que nos propone el mercado, no podemos de perder de vista a la caridad, a la solidaridad, a la construcción de una sociedad más justa. Lo que pasa es que los que están actualmente, como diría Julio Bárbaro “el peronismo es un recuerdo que da votos”, han utilizado todo eso y lo han llevado a un extremo. Este progresismo, este socialismo, lo llevó al extremo de que el Estado empezó a captar todo y ha dejado muy poca libertad, como decíamos antes, a la gente. Capta todo el Estado y por eso tenemos estas consecuencias. Normalmente el Estado es malo administrador. La doctrina originaria, tanto la Doctrina Social de la Iglesia católica, como el peronismo originario, el Estado tenía más una función subsidiaria. Es decir, intervenía donde los particulares no intervienen. Cuando se declaraba alguna necesidad, y los particulares no hacían nada por ello, es bueno que el Estado intervenga y genere los medios como para que los particulares inviertan, o en su caso, apoye, acompañe o haga algo por esa necesidad. Por ahí Javier, está bien para el relato de campaña, para combatir, pero no creo que se aparte mucho de eso. Porque no podemos pretender que el mercado nos solucione todos los problemas. Hay situaciones que van a aparecer donde el Estado tiene que intervenir. Podríamos decir que los dos, tanto nuestro partido como el de Milei, estamos de acuerdo en achicar el Estado notablemente. Por ahí tendríamos que sentarnos a una mesa, para discutir cuánto más o cuánto menos Estado. Por ahí nosotros seamos un poquito más a favor del Estado en cuanto a la cultura que venimos trayendo. A todos nos gustaría mantener un Estado anárquico que no se mete absolutamente en nada de mi vida particular. Pero bueno, vivimos en sociedad, el hombre es un ser social por naturaleza, y entonces tenemos que dejarle un margen chiquito al Estado para que intervenga en las funciones fundamentales: seguridad, justicia, etc.
—¿Cómo recibió el resultado? ¿Se sorprendió por haber superado el piso electoral?
—En cuanto a la sorpresa, voy a pecar un poquito de soberbia. Al ser una propuesta distinta, y demás, pensábamos que podíamos sacar más votos, si bien superamos el mínimo holgadamente. Si por otro lado comparamos la billetera nuestra, que es chiquita porque es con la nuestra, no con la de los demás, sabemos que en este ambiente político cuesta mostrar la imagen. Nos hubiese gustado llevar todas las imágenes de nuestros candidatos en toda la provincia, pero realmente la cartelería, etc, etc, sale muy cara y no nos daba el bolsillo. En base a la proporción del bolsillo y lo que hemos hecho estamos contentos. Ahora personalmente me hubiera gustado sacar muchos más votos. Es a lo que vamos ahora, esperemos sacar más votos. Con muy poca billetera, porque no nos quedó nada. Pero bueno, la gente nos ha conocido un poco más.
—¿Cree que puede aprovechar el envión del resultado de Milei en la presidencial?
—Yo creo que sí. Esperemos que los votantes de Javier Milei vean en nosotros una postura similar, a un cambio. Cambiemos, después si no funciona lo volvemos a cambiar, pero con los que está no vamos. Fíjense dónde nos han llevado, porque es muy grave la situación actual. Entonces, repetimos lo de Albert Einstein: “Si hacemos siempre lo mismo no pretendamos resultados diferentes”. Estos ya estuvieron, los que se proponen también estuvieron, y todos nos condujeron a esta situación coyuntural que tenemos, que es gravísima, con la gente que no llega a fin de mes. Y trabajando. Es muy grave. Esperamos que los votos de Javier Milei también vengan para nosotros.