El primer poblado argentino instalado en la Isla Soledad allá por 1829 tenía unos 100 habitantes, era un pueblo de trabajadores, sin presencia militar, dedicados a la pesca, a la cría de ganado y a la siembra de hortalizas sobre verdes pasturas, según relató en su diario María Sáez de Vernet, esposa del primer gobernador de las Islas Malvinas, que sus descendientes acaban de publicar con el objetivo de probar que ese puñado de hombres y mujeres encarnaban un proyecto de país vinculado al continente.
“Hay un discurso que quiere hacer creer que las islas eran dos pedazos de tierra flotando, a la que nunca el gobierno de esa época dio pelota, que no había nada allí que interesara y el Diario de María Sáez y los documentos recopilados por mi padre, Marcelo Luis Vernet, demuestran lo contario: en esa tierra tan al Sur del Sur había soberanía encarnada en hombres y mujeres que construyeron casas, tuvieron hijos, había vida latiendo allí”, explicó Clara Vernet, descendiente de María y Luis Vernet.
Clara se refirió así al libro de investigación histórica que escribió su padre Marcelo Luis Vernet, que le demandó 20 años de trabajo y acaba de ser publicado por la editorial EME, de La Plata, con el título Malvinas, mi casa. Diario de María Sáez de Vernet y Apostillas.
Un pueblo de cien habitantes antes de la usurpación británica
El libro se compone de dos tomos, articulados por el Diario de María; en el primero se relata desde las primeras crónicas sobre el avistaje de las islas Malvinas hasta la víspera del viaje de María junto a Vernet; y un segundo tomo con apostillas, que amplían y fundamentan 15 temáticas abordadas por María en su diario.
Malvinas, mi casa… será presentado el próximo 12 de diciembre en el Museo Malvinas, en la ex Esma, junto al secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur de Cancillería, Daniel Filmus.
La mujer lamentó que su padre, Marcelo Luis Vernet, poeta, escritor y educador nacido en 1955 en La Plata, no podrá estar presente en la presentación del libro, ya que falleció en agosto de 2017.
Tendrán que ser su hermano José Luis y ella quienes presenten la obra y hagan suyo el sueño de su padre de recorrer el país contando que en las Islas Malvinas antes de la usurpación británica había un pueblo de 100 habitantes.
“Había un pueblo unido y atado a un proyecto de colonización en Malvinas por parte del gobierno de Buenos Aires, de quien dependían en ese entonces las islas, un proyecto estratégico en cuanto a la defensa de los recursos naturales del país”, afirmó Clara.
Destacó que “ese proyecto de poblamiento, económico y geopolítico no fue una aventura de un día, Luis Vernet le dio continuidad desde 1823 a 1833; en 1831 cuando sorprende a goletas norteamericanas que pescaban en el mar, Vernet las apresa y en represalia el gobierno norteamericano destruye el pueblito que nos describió María y deja así terreno fértil para la posterior ocupación británica”.
Una mujer que pone el cuerpo
Malvinas, mi casa… demandó una exhaustiva investigación de documentos del Archivo General de la Nación donde está el Fondo Luis Vernet, que la familia cedió a la Nación, en el que están los escritos de Vernet sobre su gestión en las islas y el diario de su esposa, que si bien ya había sido publicado anteriormente en esta oportunidad se lo publica completo, sin alterar la redacción original y con un apartado denominado “Apostillas” que amplía y precisa los datos aportados por María.
“En esta publicación cuidamos que la voz de María esté intacta, es la primera vez que se respeta la voz de María completamente”, destacó Clara, quien definió a su antepasada como “una mujer que pone el cuerpo, que se anima a sentir la travesía, la aventura. Ella viaja a Malvinas con sus tres hijos y embarazada de dos meses de una niña que nacerá en las islas y que si bien le ponen Matilde siempre será llamada Malvina”.
En su diario, que abarca de julio a diciembre de 1829, María Sáez describió la llegada a la isla Soledad junto a su esposo e hijos, y unas 23 familias que poblaron ese territorio, contará cómo se levantaron las casas, cómo era su día, que descubría en sus exploraciones por los alrededores de su casa, cómo fue el primer casamiento en la isla, la pesca, las aves, entre otras.
“Era una mujer uruguaya, de la sociedad de Buenos Aires y de Montevideo, que viajó con su piano, con su loza, que tocaba música todas las noches, pero que rompía ese esquema tradicional y se lanzaba a explorar, a veces sola o con su esposo, y dejó registro de esa geografía, de las plantas, los animales que encontraba, los sembradíos, dónde estaba la casa del panadero, del pescador, donde se salaba la carne, datos con los que se puede dibujar esa colonia”, puntualizó Clara.
“Todavía nos sigue sorprendiendo cuando María cuenta que no era tierra yerma, que vivía y latía una colonia, que había niños, mujeres y hombres que se casaron ahí, otros que se murieron, todavía nos sigue sorprendiendo los negros en Malvinas porque se ocultó la vida de ese pueblo en Malvinas”, apuntó Clara.
Un pueblo que latió al sur del sur
La mujer, que acompañó a su padre en esta investigación, remarcó que “Luis Vernet era muy meticuloso y en un documento escribió todas las cosas que se compraron para ir a Malvinas, y hay guitarras, sombreros, medias, harina, clavos y con cada objeto te imaginás acciones: si hay clavos, es que hay corrales y madera para construir ciudades; si hay guitarras es que había fiestas”.
“El discurso de que ahí (en las islas Malvinas) no había nada, que a Argentina no le interesaba, que no había pueblo, rápidamente se desarticula y todos nos sentimos identificados con ese pueblo que latió en el Sur del Sur”, dijo.
Clara Vernet aseguró que su papá “creía firmemente que en el Diario de María podíamos hallar una clave no belicista para el diálogo, que en esta experiencia de poblamiento argentino, heterogénea en su conformación, y de proyecto argentino en Malvinas podíamos encontrar las claves para pensarnos en el futuro en Malvinas».
“Mi papá creía que al desempolvar esa historia este libro ayudaría a pensar el futuro y podía aportar a una solución (de la cuestión de la soberanía en Malvinas) a través del diálogo; y ojalá así sea”, deseó con emoción.