El diputado nacional Eduardo Toniolli es un referente del Movimiento Evita, el espacio que mantiene el apoyo al gobierno de Alberto Fernández, en el marco de la interna cada vez más expuesta entre el presidente y la vicepresidenta Cristina Fernández. Dueño de un perfil dialoguista, siempre apostó por el fortalecimiento del partido, tanto en el PJ Rosario, donde fue presidente hasta su asunción como diputado nacional, como en el PJ provincial, donde ocupa el cargo de secretario general. “La resolución de los problemas va a permitir que se ordene el peronismo”, señaló en tren de bajar decibeles a la confrontación. Y al mismo tiempo cargó duro contra la oposición, a la que acusó de querer “llevar a la provincia al más rancio liberalismo”.
—Todos hablan de la tensión entre dirigentes del FdT; usted ¿qué ve por abajo, entre los militantes y votantes del FdT?
—Yo creo que a la dirigencia política le corresponde en esta etapa poner la cabeza, el corazón y la fuerza en la resolución de los problemas de nuestro pueblo, que no son pocos, y que por supuesto tienen que ver con el escenario en el que se parte en 2019, con la crisis económica brutal a la que nos habían llevado las políticas económicas del macrismo, con lo que pasó después en la pandemia, con un escenario internacional complejo por la guerra, y un proceso inflacionario que no es exclusivo solamente de la Argentina. Y con eso ya tenemos bastante como para que nuestra atención esté puesta exclusivamente ahí. Entonces, cuando me cruzo con alguien en una charla de café, en una recorrida, en un ámbito institucional, en los lugares que recorro cotidianamente y me plantea cierta contrariedad, en algunos casos desazón por ver que hay determinadas discusiones que parecen no terminar de entenderse dentro de la dirigencia política, no tengo más que coincidir. Yo creo que es momento para arremangarse, trabajar e intentar salir adelante. Y creo que la resolución de esos problemas va a permitir que después se ordene el peronismo.
—Lo que pasa es que en esa tensión de un lado está Cristina. Y muchos de los que están intentando sostener la gestión de gobierno la han tenido durante años como referencia. Y por otro lado el discurso de ese sector del FdT es “si seguimos así perdemos las elecciones”.
—Por eso digo que hay que abstraerse de las tensiones que tengan que ver con las discusiones de la política. Y, en todo caso, sí, saludablemente, discutir aquellas que tengan que ver con cómo resolvemos esta etapa de la Argentina. Yo soy de la idea de que no hay posibilidades de resolución de esos problemas, y no hay posibilidades de éxito en el peronismo el año que viene si no se fortalece la institución presidencial y la figura de Alberto Fernández. Para que la continuidad de este proyecto, sea quien sea el que la encarne, provenga de las filas del peronismo, del espacio del movimiento nacional, etcétera. Me parece que la preocupación debería ser del conjunto. Después no me parece mal que se discuta contenido de políticas, etcétera, pero siempre priorizando la unidad sobre la divergencia. Lo que tenemos que entender es que hay un modelo de desarrollo en el que tenemos una mirada común, en los grandes trazos, que prioriza el trabajo y la producción por sobre la especulación y hay distintas formas de asumir ese modelo de desarrollo, pero que lo importante es el acuerdo en el trazo grueso. Nosotros tenemos enfrente una oposición política que está hegemonizada por un liberalismo profundamente antinacional y profundamente cagapobres, para usar una expresión que se usa en el barrio. Frente a eso ningún esfuerzo es mucho para construir un continente único, y la resolución de las diferencias, de los matices, se tiene que hacer en base a la discusión de propuestas e iniciativas concretas, por un lado, y por el otro lado, fundamentalmente, teniendo en cuenta esa contradicción principal.
—¿Cómo analiza al Frente de Todos en Santa Fe?, que se ve bastante resquebrajado.
—Lo que veo en Santa Fe, a diferencia de la vitalidad que existe a nivel nacional, aun con todos los problemas que eso lleva, es que no hay demasiada discusión. Entiendo que por la falta de circuitos. Siempre he depositado muchas expectativas, trabajo y esfuerzo en la construcción del Partido Justicialista. Logramos que sea en su momento un ámbito de articulación de los distintos espacios, y no sólo me refiero a espacios políticos en términos de agrupaciones, sino a expresiones de los movimientos sociales, del movimiento obrero organizado, de las juventudes, el movimiento de mujeres, etcétera. Sin embargo, veo que a pesar del enorme esfuerzo que realiza alguien que yo valoro mucho, que es Ricardo Olivera, uno ve que hay distintos sectores que le han sacado el cuerpo a eso. No me interesa acusar con el dedo a ningún sector, pero hay un “sacarle el cuerpo” a eso. Entonces es muy difícil encontrar un espacio de discusión, de debate. De todas maneras, yo creo que el peronismo sigue siendo un espacio de enorme vitalidad, y quizás lo que no se dan son esos lugares de articulación entre espacios enormemente vitales, que desarrollan tareas, que en la pandemia en muchos casos han desarrollado enormes tareas de asistencia a nuestra comunidad frente a una situación crítica, espacios que conducen en algunos casos conflictos sociales, que desarrollan tareas gremiales importantísimas, que gestionan en el territorio, intendentes, presidentes de comuna, que responden a los problemas de su comunidad, etcétera. Pero bueno, lo que falta es ese punto de articulación de lo disperso.
—¿Eso es responsabilidad del gobierno?
—No, creo que es responsabilidad de todos. Por supuesto que en el peronismo hay una característica determinada, que es que en general el Estado suele fungir a veces de ordenador en la construcción de algunos liderazgos, a partir del triunfo en las elecciones, etcétera. Bueno, eso en la provincia no ha pasado. Ordenador no quiere decir unanimidad ni mucho menos, pero sí un orden determinado. Eso no ha pasado. El partido intentó ser el ámbito donde eso se articule, se puso el mayor esfuerzo, pero no todos le han puesto el mismo esfuerzo. Si nosotros podemos lograr miradas programáticas comunes con otros sectores, que seguramente se van a ver expulsados de lo que fue en su momento el Frente Progresista, cuando eso marcha hacia el famoso frente de frentes, que no es más que la sumisión de esas ideas de cierto progresismo al liberalismo, a Cambiemos, y a la lógica que impone en algunas provincias, como Mendoza, con cierto progresismo furgón de cola de eso, algunos sectores con más inserción en la realidad de nuestro pueblo, de nuestro territorio, etcétera, seguramente se van a ver expulsados de ese armado y nosotros estamos dispuestos a dar la discusión de lo que necesita la provincia de Santa Fe para no entrar en esa lógica.
—¿Usted imagina en ese armado a sectores del socialismo y del radicalismo?
—Son sectores que en algún momento pusieron expectativas, fuerza, en intentar construir algo que de alguna manera tenga que ver con una provincia con mayor grado de justicia, con menores grados de desigualdad entre el norte y el sur, entre la pampa gringa y los sectores de grandes centros urbanos que todavía sufren la falta de infraestructura, de servicios, etcétera. Imagino que no van a estar contenidos ahí. Más allá de ponerles nombres y referencias específicas, uno puede decir que hay todo un mundo dentro de la centroizquierda, incluso la izquierda, sectores que están en el Frente de Todos nacional y no se han sentido atraídos en el FdT provincial, bueno, dar esa discusión. Y mucho más que eso, cuando hablo de abrir el Frente de Todos, más grande, también pienso en sectores del peronismo que no han sido convocados, el movimiento obrero, las organizaciones comunitarias, sociales, juveniles, porque también ha sucedido que por la falta de debates no se sintieron atraídos. Que sí se sintieron movilizados en el plano nacional pero no en la provincia. Buena, es hora de buscarlos a todos, de dar la discusión, para ver qué podemos construir en conjunto frente a un escenario donde quieren llevar a la provincia al más rancio liberalismo.
—Dentro de ese frente de frentes, ¿ve posible la alianza entre el socialismo y el PRO?
—A mí no me gusta demasiado hablar de las otras fuerzas, y de lo que van a hacer o dejar de hacer. Sí veo que hay algunos sectores que declaran en ese sentido, y empiezan a acercarse, vía el radicalismo, a esa posibilidad. Yo he transitado los ámbitos universitarios como estudiante, y lo hago ahora como docente, y digo que para alguien que se ha formado en el reformismo universitario no sé cómo le da para abrazarse y ser conducido por sectores que dicen que hay que recortar al extremo la inversión pública y que el Estado tiene que estar solamente como gendarme, y por lo tanto no cree en la educación pública ni mucho menos.
—Tanto en provincia como en Nación aparece un tercer sector, el de Javier Milei, con ideas más extremas. ¿Usted cómo lo ve?
—Yo creo que las ideas de Milei son las mismas de los que gobernaron del 2015 al 2019. Presentadas de otra manera, ¿o alguien puede decir cuál es la diferencia entre Milei, López Murphy, Melconian? Son grados dentro del liberal conservadurismo argentino que siempre ha tenido determinado lugar. El objetivo es el mismo: concentrar la economía, que ganen más los que más tienen, extranjerizarla, etcétera, es exactamente lo mismo, ninguno de ellos es antisistema, porque el sistema son ellos. A mí me preocupa igual la posibilidad de un triunfo de Milei como de Rodríguez Larreta. Es lo mismo. Del poder duro y puro en la Argentina. Me preocupa al mismo nivel. No le prestaría una atención específica más que la que merece la resolución de los problemas de nuestro pueblo para que nadie, para castigar a quienes no resolvemos las cosas, tenga que buscar eso como opción.