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Educación sexual: en 2018 las escuelas detectaron 422 casos de abuso infantil

Fueron relevados por el Ministerio de Educación de Santa Fe a partir de sospechas de docentes y del relato de alumnas y alumnos. Gran parte de las denuncias aparecieron en instituciones nocturnas, dónde estudiantes se dieron cuenta de que habían sido violentados en la infancia

Durante el ciclo lectivo 2018 el Ministerio de Educación de Santa Fe detectó 422 casos de abuso sexual infantil y adolescente. Muchos surgieron gracias a los contenidos que alumnas y alumnos dan en las aulas de la ley de Educación Sexual Integral (ESI), sancionada en 2006 y que después del debate de legalización del aborto fue fuertemente cuestionada por grupos religiosos evangélicos y católicos. La ESI no sólo sirvió para detectar casos recientes. Según la cartera educativa, gran parte de las denuncias aparecieron en escuelas nocturnas y profesorados, donde adultos se dieron cuenta de que habían sido abusados en la infancia. En Argentina por cada 1.000 casos sólo 100 son denunciados y apenas uno recibe condena judicial, de acuerdo con estadísticas elaboradas en conjunto por el Ministerio Público Fiscal, la Procuración General de la Nación y el Cuerpo de Peritos Forenses. El 75 por ciento de los abusadores están dentro de la familia y en el 60 por ciento de los casos son el padre o el padrastro de la víctima.

La denuncia pública de Thelma Fardín contra Juan Darthés por violación puso en debate el abuso sexual. También abrió la discusión sobre las dificultades de las víctimas para denunciar y procesar las situaciones de abuso ya que tres de cada cuatro casos pasa en el círculo familiar. Thelma fue víctima del abuso cuando tenía 16 años y estaba en la gira de la novela infantil y juvenil Patito feo en Nicaragua. Según contó en distintas entrevistas, pudo procesar lo que le pasó nueve años después gracias a la ayuda de periodistas y abogadas feministas y el acompañamiento de la Colectiva Actrices Argentinas. Viajó al país centroamericano a hacer la denuncia y cuando regresó dieron en conjunto la conferencia que generó el movimiento “Mirá cómo nos ponemos”. La movida produjo también un efecto en miles de personas que pudieron contar que habían sufrido abuso sexual en la infancia, la adolescencia e incluso como adultas.

Como le pasó a Thelma Fardín cuando escuchó a otras víctimas de Juan Darthés como Calu Rivero, Ana Coacci y Natalia Juncos, miles de mujeres sintieron que era la hora de hablar al escucharla. Lo hicieron a través de canales estatales de atención de violencia de género, ante la Justicia, en la organización feminista cercana, pero también en las redes sociales o entre amigas o familiares.

En los últimos años en las escuelas de Santa Fe la educación sexual integral se convirtió en una herramienta clave para detectar los abusos. En las jornadas de ESI niños, niñas y adolescentes aprenden a diferenciar los vínculos afectivos de los abusivos, identifican situaciones de violencia, conocen su cuerpo y cómo cuidarlo y trabajan en el respeto de la diversidad. Los casos de abuso también son registrados ante la sospecha de docentes, que están obligados a denunciar. El secretario de Gestión Territorial Educativa, Federico Paggi, explicó a El Ciudadano que los casos de abuso sexual infantil y adolescente son atendidos y registrados por el equipo socioeducativo del Ministerio.

En el ciclo lectivo 2018 detectaron 422 situaciones en los niveles inicial, primario, secundario y terciario. La mayoría fueron en las regionales más pobladas, que incluyen a Rosario y Santa Fe. “Muchas denuncias son de personas adultas que cursan los profesorados o los Eempa. Con los contenidos de ESI pudieron hablar. Antes se callaban”, contó. En particular, los profesorados tienen el ateneo, un espacio curricular dedicado exclusivamente a ESI. En el resto de los niveles la educación sexual atraviesa todas las materias y hacen jornadas especiales durante el año.

Según Paggi la escuela siempre fue un lugar de escucha y confianza que se consolidó con la capacitación de docentes y estudiantes en ESI. “Generar de manera institucional el espacio para recibir las palabras de los niños y niñas es muy importante. Si no hubiera lugar para hablar de estos temas, muchas denuncias no habrían aparecido. Y parte de la recuperación y la cura es poder contarlo porque callarse daña emocional y psicológicamente. Desde el Ministerio nos ocupamos de contener para que no abandone la escuela y pueda denunciar. Lo que se nos dificulta es saber qué pasa después en la Justicia”, agregó.

Educación sexual para decidir

La ley de ESI fue pensada de manera integral para que atraviese a todas las materias desde el jardín hasta los estudios terciarios. No se reduce a las clases de biología ni se trata sólo de que chicas y chicas sepan cómo prevenir un embarazo o cuidarse de las enfermedades de transmisión sexual. Busca pensar y construir vínculos libres de todo tipo de violencia a partir del respeto a la diversidad sexual y a las mujeres. También sirve para que puedan diferenciar el cariño del abuso sexual. La provincia de Santa Fe empezó a implementar la ESI desde 2008 a través de la capacitación de docentes. Hace cuatro años incluyó a integrantes de los centros de estudiantes, quienes fueron los principales demandantes de educación sexual en la escuela.

Durante el debate por la legalización del aborto en el Congreso Nacional las voces a favor y en contra coincidieron en que era importante avanzar en la implementación efectiva de la ESI porque la mayoría de las provincias no la aplican. Tras el rechazo en el Senado, un grupo de diputados y diputadas impulsó la modificación y actualización del texto. El principal cambio era que sea declarada de orden público para que todas provincias la apliquen de manera obligatoria en las escuelas públicas y privadas. También eliminaba el artículo 5 que dice que cada institución puede dar educación sexual según su ideario. Y actualizaron conceptos incluyendo las leyes de ampliación de derechos sancionadas en la última década, como identidad de género, matrimonio igualitario y la protección integral de niños, niñas y adolescentes.

La posible modificación de la ley generó la oposición de sectores religiosos evangelistas y católicos bajo la campaña “Con mis hijos no te metas”. La cruzada con los colores celeste y rosa surgió en Perú y llegó a la Argentina para oponerse a la perspectiva de género y de diversidad sexual.

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