Dos reclusos condenados a muerte en Estados Unidos cuya pena se iba a cumplir este jueves se salvaron en el último momento, informaron las autoridades.
El gobernador de Texas, Greg Abbott, emitió un indulto para Thomas Bartlett “Bart” Whitaker, de 38 años, condenado por planear el homicidio en 2003 de su madre y su hermano, además de dejar a su padre gravemente herido.
“El señor Whitaker debe pasar el resto de su vida tras las rejas como castigo por este crimen atroz”, escribió Abbott en una proclama explicando su decisión, poco antes del horario programado para la ejecución.
El gobernador también tuvo en cuenta que el padre del condenado “insiste en que sería víctima de nuevo si el estado matara a su último familiar cercano vivo”.
Kent Whitaker había movido el cielo y la tierra durante años para tratar de obtener misericordia para su hijo, a quien perdonó desde su cama de hospital.
Mientras tanto, en Alabama fracasó un intento de administrar una inyección letal a otro preso en el corredor de la muerte, Doyle Hamm, lo que provocó que se detuviera la ejecución.
Un portavoz del sistema penitenciario estatal explicó que la suspensión se debió a una “excesiva precaución” porque no se podía encontrar una vena que pudiera recibir la inyección.
Hamm padece cáncer craneal y linfático terminales, y sus abogados habían argumentado que al no tener las venas adecuadas una inyección letal sería tortura.
No obstante, la Corte Suprema falló el jueves por la noche que la ejecución podría continuar.
Hamm, quien ha estado tres décadas en el corredor de la muerte, fue condenado en 1987 por el asesinato de un empleado de un motel durante un robo a mano armada.
En tanto en Florida, Eric Branch, condenado por el asesinato de una estudiante en 1993, fue ejecutado a las 19.05 del jueves (0.05 GMT de este viernes), luego de que se agotaran las apelaciones de último minuto.
En la historia moderna, el récord de ejecuciones en un día se registró el 9 de diciembre de 1999, cuando Oklahoma, Indiana, Texas y Virginia ejecutaron cada uno un prisionero.
Pero el número más elevado en la historia del país fue alcanzado el 26 de diciembre de 1862 en Minnesota, cuando las autoridades federales ejecutaron por ahorcamiento a 38 miembros de la tribu indígena de los Dakota.