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EE. UU: hay nuevo secretario del Tesoro y promesa de aceleración

Steven Mnuchin, ex banquero de Goldman Sachs y financista de Hollywood, prometió esta semana, a poco de haber sido confirmado por Donald Trump al frente del Tesoro norteamericano, poner al país en una senda de crecimiento alto y sostenido.

Steven Mnuchin, ex banquero de Goldman Sachs y financista de Hollywood, prometió esta semana, a poco de haber sido confirmado por Donald Trump al frente del Tesoro norteamericano, poner al país en una senda de crecimiento alto y sostenido, del orden del 4 por ciento anual, con lo que las preguntas se acumulan: ¿podrá lograrlo?, ¿cuáles son las consecuencias para los países llamados emergentes?

Por un lado, llaman la atención las recetas prometidas: Mnuchin habló de significativas reducciones de impuestos para la clase media, aunque también vendrían acompañados por grandes recortes en lo que pagan los más ricos.

En una entrevista que ofreció en conjunto con el secretario de Comercio designado, otro multimillonario, el industrial Wilbur Ross, el nuevo ministro se mostró confiado en que la economía más grande del mundo será una locomotora creciendo al 4 por ciento anual.

El combustible principal será un recorte de los impuestos a los individuos y una baja de los tributos que pagan las grandes compañías hasta un tope del 15 por ciento.

¿Se volcará así una masa adicional de fondos al consumo y la producción? ¿O aumentarán las burbujas financieras que vienen de demostrar su poder destructivo en la década pasada?

Pero hay otras incógnitas que aparecen porque la economía que deja Barack Obama ya está corriendo a un ritmo rápido: esta semana se conocieron nuevos datos sobre una mayor reducción del desempleo.

Esto a su vez aumentó las apuestas de que ahora sí –al final– la Reserva Federal subirá sus tasas de interés.

Sobre este punto clave se acumulan las preocupaciones de las economías emergentes: la necesidad de Estados Unidos de mantener controlada la inflación siempre ha funcionado como un verdadero freno de mano para los países en desarrollo.

Un “recalentamiento” de la economía del Norte suele derivar en una suba de tasas, con el consiguiente efecto de “aspiradora de dólares” provenientes de todo el mundo, que buscan siempre un lugar seguro donde obtener retornos.

De ser así la dinámica para los próximos años trumpistas, el costo del financiamiento internacional podría subir a partir de un Estados Unidos que recorta sus lazos con el mundo y piensa “primero en América”, como reza uno de los eslóganes del republicano.

De todos modos, habrá que ver cuánto de ese escenario de “grandes cambios” se termina concretando.

En la entrevista que dieron a la televisión norteamericana, Mnuchin y Ross pusieron entre paréntesis las grandes promesas de Trump de imponer una alta protección para proteger a la industria local contra el ingreso de productos chinos o mexicanos.

“Todos hablan de las tarifas como la primera opción. Las tarifas son la última y son parte de la negociación”, aclaró Ross, abriendo la puerta a un manejo más pragmático que ideológico por parte de un país que, en definitiva, no sólo mueve los resortes que determinan la calidad de vida de los norteamericanos sino que influye fuertemente en lo que ocurre en la economía globalizada.

Por caso, el diario The New York Times –todavía con el fuerte tono opositor que mantuvo durante la campaña– salió a advertir que “las promesas de Trump serán difíciles de cumplir”.

Y cuestionó la posición de Mnuchin, quien prometió “el mayor cambio impositivo desde (Ronald) Reagan”, al citar analistas que ponen en duda que el plan de Trump tenga los efectos que el propio candidato promete para las clases medias norteamericanas.

El influyente diario también puso en duda la capacidad política que tenga Trump de llevar adelante sus ideas.

Destacó que el actual secretario del Tesoro, Timothy Geithner, cuando quiso bajar los impuestos a las empresas apenas logró un tope del 28 por ciento, mientras que los diputados republicanos hablan de un 25 por ciento, muy lejos del 15 por ciento prometido por los funcionarios designados.

Este es apenas un repaso por algunos de los temas que vienen generando especulaciones y ruidos no sólo en la sociedad norteamericana sino en todo el mundo desde el shock que significó el ascenso de Trump.

¿Se trata de un presidente capaz? ¿Su nuevo equipo es consistente y podrá llevar adelante lo que afirma? Incluso así: ¿eso será bueno para los norteamericanos a costa de grandes sacrificios a nivel global?

Demasiadas incógnitas sin respuesta para un panorama internacional convulsionado.

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