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EE.UU. juega en la cornisa

A contrarreloj del próximo 17 de octubre, día del último plazo para llegar a un acuerdo que evite un catastrófico default, las negociaciones entre demócratas y republicanos volvieron a tensarse.

Las negociaciones entre el presidente Barack Hussein Obama y la dirigencia demócrata con los opositores republicanos no podía ser más confuso y, hasta cierto punto, dramático. Cuando restan días para el vencimiento del plazo del 17 de octubre, fecha en la que se producirá la suspensión de pagos del Estado en caso de no haber acuerdo entre demócratas y republicanos en el Congreso, estos últimos presentaron un poco claro plan para evitar un colapso financiero que el presidente Obama pidió reformular. Los acercamientos volvieron a tensarse ayer, y difícilmente los congresistas lleguen a un acuerdo el fin de semana, según fuentes legislativas

Según Harry Reid, jefe de la mayoría demócrata en el Senado, es poco probable que se alcance un arreglo hoy. Además, los miembros de la Cámara de Representantes se fueron de fin de semana hasta mañana por la noche tras una corta sesión ayer.

Reid dijo a los periodistas que sostuvo conversaciones “extremadamente cordiales pero muy preliminares” con el principal senador republicano Mitch McConnell, pero no surgió “nada concluyente”.

No obstante, estimó que el encuentro en si mismo, el primero cara a cara en esta crisis, era un hecho positivo dado el nivel de aspereza en el Capitolio.

Tras desechar su exigencia de que Obama renuncie a implementar la reforma sanitaria (“Obamacare”) aprobada en 2010, los republicanos ofrecen ahora votar una elevación temporal del techo de deuda por seis semanas a cambio de que el presidente acceda a negociar recortes indefinidos.

Lo que se buscaría es obligar a Obama a proceder a más recortes sociales, incluida la reforma sanitaria, lo cual ya ha sido rechazado por Obama quien ha aceptado la posibilidad de un aumento temporal del techo pero sin ceder a presiones que lleven la economía de EE.UU. a la crisis.

El vocero de la Casa Blanca, Jay Carney, manifestó que Obama  firmaría la elevación temporal propuesta, pero que no aceptará ninguna “condición añadida”.

En este marco, la mirada de Wall Street y del mundo sigue puesta en lo que ocurra en  los próximos días, pues el pesimismo ha crecido y, ahora, el poder económico estadounidense y mundial no ve como algo absolutamente imposible un impago de la deuda pública.

Las fuentes políticas de la crisis actual, los miembros del Tea Party republicano, desconfían del acuerdo temporal propuesto por el titular de la Cámara de Representantes, John Boehner, un opositor permeable a extremistas pero mucho más moderado.

La situación alrededor de la deuda y del presupuesto se vuelve más tirante justo cuando el presidente nomina para suceder a Ben Bernanke al frente de la Reserva Federal a su actual vicepresidenta, Janet Yellen, quien busca dar continuidad a la política monetaria laxa seguida en los últimos años.

“El presidente ya no está negociando con nosotros”

El presidente de la Cámara baja, John Boehner, advirtió a sus colegas republicanos que las negociaciones con Obama sobre cómo poner fin al cierre parcial del gobierno y evitar un default federal se estancaron ayer. “El presidente ya no está negociando con nosotros”, dijo a sus pares que se reunieron en una sala del sótano del Capitolio para una actualización sobre las negociaciones.

El presidente estadounidense Barack Hussein Obama había saludado a la mañana los esfuerzos de los congresistas republicanos para evitar el primer cese de pagos federal en 200 años de historia, aunque seguía sin estar completamente satisfecho.

Tras el desencuentro con los demócratas, Boehner, por su lado, ordenó a los Representantes republicanos que regresen a sus respectivos Estados, a la espera de que la Casa Blanca reaccione a la nueva propuesta.

La administración estadounidense se encuentra parcialmente cerrada desde el 1º de octubre pasado por falta de aprobación de fondos y el próximo jueves pende sobre la Administración una espada de Damocles, ya que si no se eleva el techo de endeudamiento el país podría declarase en cese de pagos.

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