La cifra de muertos por coronavirus en Estados Unidos superó este viernes los 50.000, según la base de datos de la Universidad Johns Hopkins, horas antes de que el presidente Donald Trump firme una ley con ayuda por casi 500.000 millones de dólares para empresas y hospitales afectados por un brote que además ha destruido uno de cada seis empleos en el país.
La ley fue sancionada en la noche de este jueves casi por unanimidad por la Cámara de Representantes tras su media sanción dos días antes en el Senado, en una sesión que fue la primera reunión en persona de legisladores en el Congreso en Washington desde el 27 de marzo y que se celebró cumpliendo un estricto distanciamiento y la normativa de usar tapabocas como medida precautoria.
La ley incluye 250.000 millones de dólares para un fondo de ayuda a pymes para salarios, alquileres y otros gastos; 60.000 millones para pequeños bancos que ayudan a comunidades rurales y barrios deprimidos: 60.000 millones para créditos para comercios pequeños y 100.000 millones para hospitales y para un programa nacional de test de coronavirus, informaron distintos medios.
Con Estados Unidos encaminado a una recesión antes de las elecciones de noviembre y luego de que más de 26 millones de personas perdieran su empleo en el país en un poco más de un mes, la paralización económica ha reavivado el debate sobre la necesidad de levantar las cuarentenas y otras restricciones impuestas para tratar de contener el brote de coronavirus.
Más de la mitad de los estados del país, en su mayoría gobernados por el Partido Republicano, de Trump, ha permitido ya la reanudación de algunas actividades o anunciado planes para hacerlo bajo intensa presión del presidente, que ansía un resurgimiento económico para aumentar sus chances de ser reelecto en noviembre y que siempre se mostró reacio a las cuarentenas.
El resto, el grueso de ellos con gobernadores demócratas, han desestimado las presiones de Trump y rechazado la posibilidad de revocar restricciones de movimiento y de actividades, citando las advertencias de autoridades sanitarias federales y estatales de que cualquier acción precipitada podría desencadenar un nuevo brote más letal y perjudicial para la economía.
Hoy, muchos salones, gimnasios y otros negocios que prestan servicios con contacto personal estrecho reabrieron sus puertas en el estado de Georgia luego de que el gobernador republicano aliviara restricciones que regían desde hace alrededor de un mes.
Con las muertes y las infecciones aún en alza en Georgia, muchos negocios habilitados a abrir prefirieron seguir cerrados pese a las afirmaciones del gobernador Brian Kemp de que los nuevos casos se han reducido lo suficiente como para permitir esas actividades, que incluyen también a los peluqueros, tatuadores, masajistas y entrenadores físicos personales, informó la cadena CNN.
Los negocios autorizados a reabrir deberán cumplir un número de precauciones, como interrogar a los clientes si poseen síntomas compatibles con la enfermedad que causa el coronavirus, la Covid-19, proveer a los empleados de material y ropa de protección y desinfectar frecuentemente los locales.
Autoridades sanitarias del estado han advertido que para evitar un resurgimiento de casos de coronavirus es necesario acompañar la relajación de las medidas con testeos lo más masivos posibles y un rastreo de los contactos de los infectados. Georgia está entre los diez estados del país que menos test realizan.
El cronograma de reapertura de Kemp para Georgia resultó demasiado ambicioso incluso para Trump, que este viernes dijo que disentía «profundamente» con el plan del gobernador oficialista.
El mandatario sí ha saludado la reanudación parcial de actividades en otros estados republicanos como Texas, Florida o Carolina del Sur.
Estados Unidos es, por lejos, el país más afectado por la pandemia, con más de 870.000 casos de coronavirus y al menos 50.031 muertos, según la base de datos de la Universidad Johns Hopkins (JH), que se actualiza permanentemente.