Sin su aliado histórico, Gran Bretaña, y con el amplio rechazo de la comunidad internacional y el cuestionamiento de alrededor de la mitad de los estadounidenses, el mentado ataque de los Estados Unidos a Siria, que estaba planteado en un principio para el jueves pasado, quedó pospuesto una vez más y solo una aprobación del Congreso lo hará efectivo, según dispuso ayer el presidente Barack Hussein Obama. Las cámaras legislativas están de vacaciones hasta el próximo 9 de septiembre. El oficialismo demócrata sólo cuenta con mayoría en una de ellas pero los republicanos apoyarían.
Un claro signo de que la memoria reciente en Estados Unidos y en la comunidad internacional está presente sobre la escandalosa intervención militar estadounidense en Irak y Afganistán, fue la decisión que tomó ayer el presidente Obama, a pesar del tono firme y amenazante que le imprimió a su alocución.
El aislamiento de la Casa Blanca quedó en evidencia luego de que el Parlamento británico rechazara el jueves pasado aprobar al premier David Cameron acompañar la nueva aventuro bélica como sucedió en Irak.
Mientras Rusia y China cuestionaban una acción militar, sólo el presidente socialista francés François Hollande, con Australia y Turquía fogoneaban el bombardeo. Hasta Alemania se despegó de la ingerencia.
Pero además, según un sondeo de la NBC, la mitad de los estadounidenses está en contra de una intervención militar en Siria.
En su declaración en el jardín de la Casa Blanca, Obama dijo ayer que se había reunido con los jefes de las bancadas partidarias en el Poder Legislativo, quienes estuvieron de acuerdo en “incluir un debate y un voto en la agenda para cuando el Congreso retome las sesiones”, esto es el 9 de setiembre. Y marcará un hito: hasta ahora, todos los presidentes, y de distintos signos políticos, desde Ronald Reagan hasta Bill Clinton, han procedido a acciones bélicas sin votación en el Congreso.
En tanto, Obama volvió a acusar al gobierno sirio de Bashar al Assad de haber utilizado –el 21 de agosto pasado en la zona de Ghouta, un suburbio de Damasco en manos de los insurgentes–, armas químicas según pruebas propias, y sin esperar a las de los expertos de la ONU.
Insistió en que “las imágenes de los hospitales” y de los muertos tirados en las calles de Damasco “corroboran” que fue el gobierno sirio el responsable de esa matanza de la que según un informe estadounidense causó la muerte de 1.429 personas, incluidos 426 niños. “Es el peor ataque químico del siglo”, señaló.
“El mundo lo ha visto”, enfatizó el presidente estadounidense quien, además, acusó a Al Assad de “estar preparando nuevos ataques”.
“Esto y el uso de armas químicas es un grave peligro para nuestra seguridad nacional y para nuestros aliados (en la región): Israel, Líbano e Irak”, enumeró.
Luego de dejar claro que “esta amenaza debe ser enfrentada”, anunció, como advirtió anteayer, que la acción militar va a “ser limitada en acción y objetivos”, uno de los cuales es “llevar a Assad ante las autoridades por el crimen” que, según Obama, cometió.
“Esto no tiene que ver con plazos. Puede ser mañana, en una semana o en un mes. Pero estoy preparado para dar esa orden. He tomado esa decisión convencido de que va a ser lo mejor para nuestra seguridad nacional”, dijo Obama.