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Efemérides en la “Patria Anarquista”       

El 27 de enero de 1923, Kurt Gustav Wilckens el anarquista alemán, se pone la pilcha de ángel vindicador y ajusticia al teniente coronel Héctor Benigno Varela, brazo ejecutor de los fusilamientos de obreros en la patagonia argentina

Por Guillermo Bigiolli 

Se cumplen 100 años del acto de vindicación más clásico y trascendental de la historia argentina. Escribe Osvaldo Bayer en el cuarto tomo de su Patagonia Rebelde: “El comandante Varela ya está muerto. Diecisiete heridas graves: doce producidas por la bomba y cinco balazos en la parte superior del cuerpo (dos balazos le han intersectado la aorta). Firman los médicos legistas Klappenbach y Del Solar. Parece que el alemán Wilckens no le ha temblado la mano. Le ha aplicado lo que los anarquistas llaman la justicia proletaria. En un muerto han resumido los centenares de fusilados en la Patagonia. Ahora la muerte los ha emparejado. Lo mismo que sus víctimas, el comandante ha quedado tirado en el suelo, boqueando.”

El 27 de enero de 1923, Kurt Gustav Wilckens el anarquista alemán, se pone la pilcha de ángel vindicador y ajusticia al teniente coronel Héctor Benigno Varela, brazo ejecutor de los fusilamientos de obreros en la patagonia argentina; amparado por la responsabilidad política de quien era presidente en ese momento: Hipólito Yrigoyen.

Wilckens había trabajado como estibador y cosechero en la Patagonia, conocía de primera mano el padecimiento de los obreros de la zona, conocía de la bondad y la humildad de ellos. Desde Buenos Aires siguió las novedades que llegaban sobre las matanzas de trabajadores rurales en el sur. Las padeció, sintió las muertes. Él veía en sus compañeros trabajadores hombres y mujeres que sólo querían el bien de la humanidad y el ennoblecimiento del ser humano. Volviendo al texto de Osvaldo Bayer, lo define de la siguiente manera: “En ese ser tan evangélico, tan tolstoiano, tan ascético y alejado de toda rivalidad que se llama Kurt Gustav Wilckens se forma la imagen del ángel con la espada de fuego”

En una carta fechada en mayo de 1923, Kurt Wilckens desde la cárcel explica: “No fue venganza; yo no vi en Varela al insignificante oficial. No, él era todo en la Patagonia: gobierno, juez, verdugo y sepulturero. Intenté herir en él al ídolo desnudo de un sistema criminal. ¡Pero la venganza es indigna de un anarquista! El mañana, nuestro mañana, no afirma rencillas, ni crímenes, ni mentiras; afirma vida, amor, ciencias; trabajemos para apresurar ese día.”  Es que vindicación no es lo mismo que venganza y Wilckens lo sabe muy bien. Era lector constante de Tolstoi y se definía, además de anarquista, como pacifista.

Kurt Wilckens pensaba en el futuro. Tenía fe en la humanidad y en un futuro mejor. Luchó en consecuencia. Era costumbre pensar y actuar así en el siglo XX. Pasaron 100 años de la irrupción de Wilckens en la historia argentina. Pasó un siglo de su acto vindicativo. Decir un siglo suena más fuerte.

Querido Kurt, hoy es el futuro. Los libertarios siguen siendo “rebeldes” pero ahora son otra cosa. Son jóvenes que quieren trabajar y vivir bien pero estos libertarios del siglo XXI son apologetas del descreimiento. Les interesan las arengas de un monigote que quiere abolir el Estado pero con aspiraciones a ser presidente. Se trocó la fe en la Humanidad por la fe en el Mercado. Sí, en el futuro el Mercado le viene ganando la pulseada a la Humanidad. La verdad que viene siendo un siglo de mierda el siglo XXI, amigo Wilckens. No te pongas mal por esto. Fijate que todavía hacemos un esfuerzo por recordarte. ¡Por recordarles!

Y que el peso de la historia te sea leve.

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