El secretario general del partido de gobierno, Hosam Badrawi aseguró en declaraciones a la BBC que el presidente egipcio, Hosni Mubarak, podría «responder a las demandas del pueblo» y dejar el poder al vicepresidente Omar Suleiman y el Ejército.
De esta manera, el polémico mandatario acataría la recomendación de delegar la presidencia en Suleiman, extitular de Inteligencia y con un fuerte respaldo de las Fuerzas Armadas. Además, encabezó el diálogo con las fuerzas opositoras para encauzar la transición, tras la revuelta popular que se movilizó en contra del régimen que gobierna hace 30 años.
Por otra parte, el consejo superior de las Fuerzas Armadas egipcias está reunido junto al ministro de Defensa, general Mohammed Hussein Tantawi, sin la presencia de Hosni Mubarak.
Tras el anuncio de la renuncia del polémica mandatario, el Ejército anunció que comenzó a tomar «las medidas» necesarias para «proteger a la nación» y «apoyar los reclamos legítimos del pueblo».
«El Consejo decidió permanecer en sesión continua para discutir las medidas que puedan ser tomadas en este sentido», agregó.
Por otra parte, el anuncio de la salida de Mubarak generó una expectativa entre las decenas de miles de personas que permanecen en la plaza Tahrir, epicentro de las protestas. Cientos de personas continúan entrando en la plaza, donde la gente canta «Hemos conseguido echar a Mubarak».
En la plaza hay una gran atmósfera festiva y en los alrededores hay muchos coches tocando la bocina.
A diferencia de otros días, en los que había un férreo control militar para entrar a Tahrir, hay sólo una barrera de soldados en su principal acceso, el puente Qasr al Nil, y los únicos que cacheaban y pedían a los manifestantes sus pasaportes eran voluntarios civiles.
