Un nuevo descubrimiento de jeroglíficos ocultos dentro de la tumba de Tutankamón permite esbozar la teoría de que Nefertiti, la legendaria reina egipcia, yace en una cámara oculta que se ubica adyacente a la de su hijastro, según plantea ahora un egiptólogo de renombre mundial.
El ex curador del Departamento de Antigüedades Egipcias del Museo Británico, Nicholas Reeves, advirtió que si bien la teoría no puede probarse -a causa de exploraciones de radar que no resultaron concluyentes- cobra fuerza a la luz de una nueva pista.
El egiptólogo descubrió que los jeroglíficos que representaban a Tutankamón siendo enterrado por su sucesor faraónico, Ay, habían sido pintados sobre inscripciones de Tutankamón enterrando a Nefertiti, la reina de Egipto y esposa del rey Akhenaton.
“Ahora puedo mostrar que, debajo de los jeroglíficos de Ay, hay otros del propio Tutankamón, lo que demuestra que esa escena originalmente mostraba a Tutankamón enterrando a su predecesor, Nefertiti. No habrías tenido esa decoración en la tumba de Tutankamón”, cuenta Reeves a The Guardian.
“Una inspección minuciosa de los jeroglíficos de Ay revela rastros claros y subyacentes de un nombre anterior: el de Tutankamón. En su versión original, esta escena mostraba a Tutankamón realizando el ritual funerario del propietario original de la tumba , su predecesor inmediato… Nefertiti”, sugiere el investigador.
En ese sentido, agrega que esta hipótesis se confirma a partir de “los perfiles faciales de la figura: la nariz chata y la barbilla regordeta de Ay. Precisamente, el contorno facial estandarizado adoptado para las representaciones oficiales de Tutankamón desde el principio de su realeza”.
“El rostro de la momia porta los rasgos indiscutibles de Nefertiti. Demostrablemente, la escena había comenzado su vida como un registro de Tutankamón oficiando en el entierro de su predecesor”, describe Reeves al periódico inglés.
Reeves, quien ha trabajado extensamente como arqueólogo tanto dentro como alrededor de la tumba de Tutankamón, argumenta que la inesperada muerte de Ay, en 1324 a. C. a los 19 años (después de solo nueve en el trono) significó que necesitaba ser enterrado rápidamente. “No fue hasta una década después, con la muerte de Tutankamón, que se volvió a abrir la tumba y se vaciaron sus elementos más externos y adaptado para recibir a su príncipe cuco”, explica.
La nueva evidencia respalda la teoría de que la tumba de Tutankamón es simplemente la sección exterior de una tumba “mucho más grande preparada y aún ocupada por Nefertiti”.
En 2015, Reeves argumentó que las imágenes de alta resolución de la tumba de Tutankamón mostraban líneas debajo de las superficies enyesadas de las paredes pintadas, lo que sugería entradas inexploradas, aunque otros expertos consideraron que los escaneos no eran concluyentes.
Reeves plantea que, aunque “es muy fácil descartar esto como pura fantasía”, descubrió “que la decoración de la pared en la cámara funeraria había sido cambiada”.
“Siempre nos ha desconcertado la tumba de Tutankamón por su forma extraña. Es muy pequeña y no es lo que esperaríamos de un rey”, señaló.
Esta evidencia será reunida en su próximo libro, “The Complete Tutankhamon”, que será publicado por Thames & Hudson el 28 de octubre de este mes. Con esta publicación, se actualiza una aclamada edición que salió a la venta por primera vez hace 30 años y se ha estado imprimiendo desde entonces.
A la luz del nuevo descubrimiento, Reeves plantea: “Tutankamón, lejos de haber sido enterrado en la tumba ampliada y en desuso por parte de un particular, parece más como si él hubiera sido un mero intruso dentro de la sección externa de una tumba real significativamente más grande… Este puede parecer un estado inusual de los asuntos pero, de hecho, el emplazamiento está lejos de ser el único”.
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