Un adolescente de 17 años fue ejecutado anteanoche en un pasillo de la zona norte, en un asentamiento irregular constituido debajo de la vía, a metros de avenida de la Travesía, en el oeste de barrio Arroyito. Sus familiares dicen que el chico había ido a cenar a la casa de unos amigos y que se enteraron de lo que había ocurrido de boca de una vecina que les avisó que lo habían encontrado tirado en el suelo con un tiro en la cabeza. El móvil del crimen es confuso. El padre del adolescente mencionó que el muchacho estaba amenazado por un tema de drogas, pero no explicó mucho más. La Policía parece haber identificado al agresor, quien estaría siendo intensamente buscado. Lo cierto es que el pibe murió en el lugar a causa de un proyectil calibre 9 milímetros que le ingresó en el cráneo a la altura de la ceja.
“Acá vive mi hermano. Estamos acomodando todo para velar a mi hijo acá. La mamá está haciendo los trámites para que nos den el cuerpo”, dijo a El Ciudadano Carlos Rodríguez, el papá de Leandro Ezequiel Rodríguez.
El lugar elegido para el velorio es una vivienda ubicada unos 20 metros hacia el interior de un pasillo de Génova 2080, en medio de un asentamiento irregular que se conformó debajo de la vía del ferrocarril. “Nosotros vivimos con mi mujer, mis hijos y un nietito en el pasillo de enfrente –a la altura del 2099– pero bastante para adentro”, contó Carlos, con los ojos cansados. “Leandro vivía con nosotros”, acotó.
La familia Rodríguez, de acuerdo con el hombre, subsiste gracias a algunas changas que Carlos realiza, pero fundamentalmente gracias al cirujeo. Prueba de ello es el caballo que su hermano guarda celosamente en el patio de su casa de chapa, en medio de ropa tendida al sol y sobre piso de barro.
Leandro fue encontrado sin vida tendido en el suelo de ese pasillo –Génova 2080– a mitad de camino entre la casa de su tío y la calle. Según la Policía, el adolescente presentaba un tiro en el cráneo que le ingresó a la altura de la ceja izquierda. “Por las marcas que le dejó la bala debe haber sido 9 milímetros”, confió un vocero de la investigación, quien además detalló que en el lugar se encontró una vaina de ese mismo calibre, por lo que se supone que el disparo fue efectuado por una pistola.
Según contó Carlos a este diario, antes de salir de su casa Leandro le dijo que lo habían invitado a cenar. Eran las 22.30 del lunes cuando una vecina de la zona se acercó a su casa a darle la mala noticia: su hijo había sido asesinado.
De acuerdo con el hombre, una ambulancia se acercó hasta el lugar, pero ya era tarde. Luego, el cuerpo de la víctima quedó tendido allí durante varias horas hasta que el coche de la mortera lo retiró, ya entrada la madrugada.
“No fue a quemarropa. El tiro se lo pegaron desde cierta distancia”, explicó un pesquisa.
El interrogante que hasta ayer no había sido resuelto era cuál había sido el motivo por el que Leandro, un muchacho que sólo contaba con un antecedente penal por tentativa de robo, había sido ultimado.
Carlos fue poco claro en este sentido: “Él nos dijo que había gente de otro lado que lo tenía amenazado con matarlo a él, a mí y a mi mujer”, dijo el hombre, quien en otro momento de la charla con este diario hizo una breve referencia a que el ataque podía están vinculado con una “venta de drogas que desarmaron anoche”.
Sin embargo, los investigadores no daban nada por sentado ni descartaban posibilidades. De acuerdo con las fuentes, Leandro fue encontrado sin vida frente a “una habitación de material en medio de una montón de casas de chapa, cuya única entrada es una ventana de 50 por 80 (centímetros) que se traba por dentro con una tranca”.
Para los pesquisas, eso es cualquier cosa menos normal. “Ahí vendían drogas o aguantaban a alguien, y este chico parece que estaba cuidando el lugar” dijo un vocero de la investigación.
Sin embargo, al cierre de esta edición, los testimonios recabados no habían sido fructíferos. “En el momento del ataque estaba todo oscuro, porque hay poca iluminación en la zona, y además nadie dice haber visto ni escuchado nada”, remarcó la fuente.
Un vecino del barrio fue muy crudo al respecto: “Acá todos los días hay robos, tiros y heridos, pero lo último que hacemos es salir a la calle. Nos quedamos adentro porque sino lo primero que hacen es acusarte de que tuviste algo que ver. No es fácil vivir acá”.
El crimen el investigado por el Juzgado de Instrucción de la 6ª Nominación, con auxilio de la Sección de Homicidios, Inspección 2ª Zona, y la subcomisaría 24ª.