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Ejército de Sudán derrocó a Omar al Bashir después de estar 30 años en el poder

Luego de cuatro meses de protestas callejeras, un golpe de Estado sacó este jueves del poder al hombre de 75 años que gobernó su país con mano de hierro durante tres décadas. Las protestas comenzaron en diciembre pasado cuando se triplicó el precio del pan en medio de una grave crisis social

Las fuerzas armadas sudanesas anunciaron este jueves la destitución del presidente Omar al Bashir y la creación de un Consejo militar que permanecerá en el cargo por dos años, una decisión rechazada por los organizadores de las protestas que durante cuatro meses pidieron la dimisión del mandatario.

«Anuncio, como ministro de Defensa, la caída del régimen y la detención de su jefe en un lugar seguro», afirmó en la televisión el ministro de Defensa, Awad Ibnouf.

Awad Ibnouf anunció la suspensión de la Constitución de 2005, el cierre de las fronteras y del espacio aéreo y el estado de emergencia en todo el país.

Omar al Bashir, de 75 años, que desde hace diez años tiene sobre su cabeza dos órdenes de arresto de la Corte Penal Internacional (CPI), gobernó su país con mano de hierro durante tres décadas.

El ministro sudanés añadió que el consejo militar declaró un cese al fuego nacional, que incluye la zona en guerra de Darfur, Estado de Nilo Azul y Estado de Korforán del Sur en donde el gobierno de Bashir combate a minorías étnicas rebeldes.

En todo Sudán, uno de los países más pobres del planeta y desgarrado por décadas de guerra civil, reinará durante un mes un toque de queda nocturno, añadió el ministro.

En las calles de la capital, una inmensa multitud esperaba noticias y no parecía dispuesta a moverse.

«¡Cayó el régimen! ¡Cayó el régimen!», gritaban miles de manifestantes que desde el sábado acampan delante del cuartel general de las Fuerzas Armadas en Jartum, para intentar recabar el apoyo de los militares a su causa.

La cúpula de las fuerzas armadas acabó interviniendo contra su propio líder, pero el anuncio no colmó las enormes expectativas populares.

«La gente no quiere un consejo militar de transición» declaró en un tuit Alaa Salah, la estudiante que se convirtió en el «icono» del movimiento. «Queremos un consejo civil para llevar adelante la transición», añadió.

 

¡No nos vamos a ir!

 

La movilización de miles de sudaneses, iniciada por la decisión del gobierno de triplicar el precio del pan el 19 de diciembre en medio de una crisis económica, disparó las protestas.

Un mínimo de 49 personas han muerto en esas manifestaciones desde diciembre.

«No nos vamos a ir, no nos vamos a ir» gritaban al caer la tarde los reunidos en el centro de la capital. «No abandonaremos el lugar hasta que logremos la victoria» se podía leer en una pancarta.

La Alianza para la Libertad y el Cambio, que reagrupa a los diferentes grupos opositores a Bashir, denunció en un comunicado un «golpe conducido por el régimen» y pidió que continúen las manifestaciones.

«El régimen organizó un golpe militar presentando las mismas caras (…) contra las que nuestra gente se rebeló», indicó el texto.

La televisión nacional había interrumpido temprano el jueves sus programas para difundir cantos patrióticos y militares.

«Importante declaración de las Fuerzas Armadas pronto. Estén atentos», se podía leer en un cintillo.

Poco antes del anuncio de los militares, el poderoso servicio de inteligencia, brazo de la represión de las manifestaciones que sacuden al país desde diciembre, anunció la liberación de todos los prisioneros políticos del país, según la agencia oficial Suna.

Asaltos de edificios oficiales

 

El cuartel general de la FFAA alberga el ministerio de Defensa y la residencia oficial de Bashir. En las calles la presencia de soldados, y de unidades paramilitares, era importante.

En las ciudades de Madani, Gadaref, Puerto Sudán, Al Obeid y Kasala también había importantes concentraciones de manifestantes.

En Jartum, los organizadores de la protesta pidieron a la población que preservaran los bienes públicos y privados y que no atacaran a los militares.

Pero en el este del país los manifestantes ingresaron en un edificio de los servicios de inteligencia en Kasala, según testigos, luego de que los oficiales presentes rechazaran liberar a los detenidos.

Se produjo una intrusión similar en Puerto Sudán (este), indicaron testigos.

Desde el sábado los manifestantes resistieron en varias ocasiones a los intentos del poderoso servicio de inteligencia, NISS, de dispersarlos con gases lacrimógenos, en vano, según los organizadores de la protesta.

El martes, 11 personas, entre ellas seis miembros de las fuerzas de seguridad, murieron en las manifestaciones de Jartum, indicó el miércoles el portavoz del gobierno Hasan Ismail, sin precisar las circunstancias de su muerte, según la agencia oficial Suna.

Estados Unidos y países europeos pidieron una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU.

Egipto, un vecino clave de Sudán, aseguró que daba «apoyo total a las decisiones del pueblo sudanés» y pidió a «la comunidad internacional que lo apoye en esta fase histórica crucial».

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