El campo mantiene su rechazo al requerimiento de la Afip para que los productores informen fecha y hora de la cosecha de soja y maíz. A las protestas de la mesa de enlace, se sumó Carbap, mientras que desde la Dirección Regional de la Afip en Santa Fe retrucaron los reclamos del dirigente Eduardo Buzzi, al señalar que en la demanda ratificaron que hay venta de cereales en negro.
Buzzi había dicho a los medios: “No somos evasores como dijo la presidenta. Estamos en contra de la evasión. Pero si quieren controlar bien no tienen que venir a ver la cosecha sino ir a las terminales portuarias, donde se blanquea todo el cereal”. Esa frase fue música para los oídos del director regional de la Afip en Santa Fe, Carlos Vaudagna, que pensó: “Eso es una declaración testimonial. Entonces hay venta en negro”.
Según los productores, la cosecha es un proceso que no puede planificarse porque influyen factores como el nivel de humedad del grano, el estado del cultivo o la disponibilidad del contratista.
En un encuentro con el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, el miércoles último, Buzzi cuestionó nuevamente el requisito de la Afip. “Les dijimos que controlaran a los grandes actores, macanudo, pero que no generalizaran esa cuestión de andar pidiéndole a un pequeño productor cuándo va a entrar una cosechadora al campo; y la respuesta fue que la idea es no generalizar a todos los productores”, resumió el santafesino al salir de la reunión con el ministro.
También la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y la Pampa (Carbap) reclamó a la Afip que desista de la requisitoria impuesta a los productores de soja para que notifiquen fecha y hora del comienzo de las cosechas.
La entidad consideró que esta exigencia es “de cumplimiento imposible en muchísimos y variados casos, por razones de orden técnico, climático, logístico, entre otros, exponiendo a los agricultores a infraccionar involuntariamente las exigencias mencionadas”.
Mediante una nota enviada al titular de la Afip, Ricardo Echegaray, Carbap manifestó que la recolección de granos depende de “numerosas contingencias e imprevistos, como la dependencia de máquinas cosechadoras itinerantes, lluvias, punto de rocío, humedad del grano, horas de sol y disponibilidad de transporte o de máquinas embolsadoras”.
También está condicionada “por la capacidad de las plantas de acopio, suelos y caminos transitables para las tareas necesarias, provisión de combustibles, entre muchos factores”.
A días de la cosecha de soja, principal fuente de divisas para el país, el funcionario de la Afip aseguró que los argumentos ruralistas contra el nuevo requerimiento no tienen sustento, ni desde lo técnico ni desde lo climatológico. “Los productores conocen el ciclo vegetativo de la soja, cuando la planta está seca después se tiene que secar el grano, y para eso miden a diario la humedad del grano de soja: De esa manera pueden ir estimando cuándo pueden cosechar”, dijo.
“En cuanto a lo climatológico hay información que va desde el Servicio Meteorológico Nacional hasta The Weather Channel, que pueden brindar un pronóstico acertado con 10 días de anticipación”, agregó Vaudagna.
Asimismo, indicó que los productores que se van a inspeccionar son medianos o grandes y “aquellos que en la cosecha del año pasado declararon rindes inferiores a un 50 por ciento que sus vecinos, lo que se denomina zona isoproductiva”, ya que “en el mismo inmueble puede haber tres tipos de suelo en función de la riqueza de minerales”.
La disputa comenzó cuando los productores recibieron a mediados de febrero una carta de la Afip en la que se les solicita la fecha y hora de la cosecha. Aseguraron que la notificación es “amenazadora” porque sugiere la “exclusión del registro de operadores fiscales, por incumplimiento de información”.
En ese sentido, el funcionario de la Afip dijo: “Puede haber un desfase con los datos enviados al organismo, pero si llega a ocurrir, nos informan de la misma manera la modificación y se posterga la fecha”.