Arrancó hundido en las profundidades y casi termina tocando el cielo con las manos. Fue de menor a mayor, estuvo quince partidos sin conocer la derrota, salió rápidamente de la zona de descenso, nunca se bajó de la lucha por el título y recién cayó en la final del Reducido por el ansiado regreso a la B Metropolitana.
Central Córdoba vivió una temporada “casi” perfecta. Transformó un futuro negro en un presente esperanzador, volvió a ser protagonista en un campeonato al punto de entusiasmar nuevamente a todos los rosarinos, que coparon el Gabino Sosa regularmente en los partidos más importantes.
Si se hubiera dado el ascenso… Esa decisiva serie mano a mano con Talleres de Remedios de Escalada, con más de 10.000 personas alentando en la cancha, quedará como la única “mancha” en un gran año, tanto a nivel deportivo como institucional, especialmente teniendo en cuenta como arrancaba el Charrúa en este 2015.
Último en la tabla de los promedios y con un plantel prácticamente nuevo, Ariel Cuffaro Russo fue el elegido para hacerse cargo de un barco que hacía largo tiempo navegaba a la deriva.
El ex jugador y entrenador de Rosario Central fue armando poco a poco un grupo de futbolistas que conocía de su pasado en las inferiores del club de Arroyito y que, sumado a algunos valores que ya estaban en Tablada, se prepararon a conciencia para la difícil empresa de mantener la categoría.
Había que sumar y sumar. No quedaba otra. Y así lo hizo Córdoba, que tras un breve arranque con algunas dudas, lógicas en un plantel recién formado, pronto hilvanó una racha impresionante de 15 encuentros invicto que lo alejaron de la zona roja de los promedios y lo catapultaron como gran candidato al título, ese que se terminó escapando en las últimas fechas y que finalmente quedó en manos de San Telmo.
Perdida la chance del ascenso directo, tocaba apostar por el Reducido, instancia que el Charrúa conoce y mucho como hay que jugar. Es que de otra manera se hace imposible explicar la victoria sobre Laferrere en las semis, cuando se pasó de lo que parecía una eliminación segura tras el 0-1 en el Gabino a la gloria en los penales en la revancha disputada en el “Morumbí” del Villero, con Ezequiel Amilivia anotando un gol fundamental sobre el cierre del partido y con Juan Cruz Leguizamón como héroe en la tanda desde los doce pasos.
Claro que ellos dos no fueron los únicos responsables de semejante alegría. Tanto adentro como fuera de la cancha hubo un grupo de jugadores que tiró siempre para el mismo lado y jamás se dio por vencido.
Un equipo que fue se afianzando lentamente pero con firmeza hasta convertirse en uno de los principales animadores del certamen. Con la experiencia de jugadores como el Tano Vella, Ricky Moreira, Lucas Moya o el propio arquero, de irregular temporada a la hora de hacer un balance final.
Cristian Cuffaro Russo y Alfredo Resler formaron una dupla bárbara en zaga central de la defensa, así como Renzo Funes y Brian Meza en el mediocampo. El primero aportó inteligencia y empuje cada vez que salió a la cancha; el segundo garra y mucho sacrificio las veces que pudo, o mejor dicho los días que le salieron bien las cosas.
Y arriba contó con varios jugadores claves en semejante campaña. A uno lo perdió rápido, a los otros dos por suerte los tuvo hasta el final. Es que la triste lesión de Franco Ferrari (NdR: rotura de ligamentos) fue un revés durísimo en las aspiraciones de un Charrúa que nunca pudo reemplazarlo.
Todo el peso del desequilibrio en los metros finales quedó sobre los hombros de Cristian Sánchez y Juan Fernández. El Pato tuvo una temporada bárbara, desparramando rivales tanto de local como de visitante, asistiendo a sus compañeros o definiendo él. Y lo mismo va para el Enano, quien resolvió más de un partido entrando desde el banco.
Mención aparte merece Fernando Resler, un jugador del que se esperaba poco y dio muchísimo. El Colorado y hermano mellizo del central terminó la temporada con 14 gritos, aunque se quedó con la espina clavada por aquel penal fallado ante Talleres en el duelo de ida que hubiera significado el empate.
El ascenso… faltó el ascenso, ya que así el saldo hubiera sido realmente “perfecto”. De todas maneras no se puede negar el tremendo campañón que realizó Central Córdoba de la mano de Cuffaro Russo, quien lejos de desmoronarse, prometió redoblar la apuesta para el torneo corto que se viene en 2016. ¿Lo logrará esta vez? Ganas, ilusión y jugadores sobran. El tiempo dirá.
Vella sigue seis meses más
Su retiro era casi un hecho. Cristian Vella había prometido colgar los botines al final de la temporada, pero luego anticipó que a lo mejor seguía un tiempo más si se lograba el ascenso. De todas maneras, el Tano se quedó con las espina clavada tras la final perdida con Talleres y decidió quedarse para afrontar el “mini” torneo que se avecina en búsqueda del ascenso que se le negó esta temporada. El ex All Boys cumplirá en marzo próximo 38 años.
Un arquero y un nueve
Ariel Cuffaro Russo ya comenzó a diagramar el Central Córdoba 2016 y con el que buscará el ascenso a la B Metro. Para el DT, las prioridades son sumar un arquero y un delantero de área, además de mantener la base del plantel que logró evitar el descenso y llegar hasta la final del Reducido. Si bien volvió a sonar con fuerza el nombre de Javier Cámpora, de momento no hay nada concreto y habrá que esperar hasta después de las Fiestas.
Gran incertidumbre
Por barrio Tablada aún continúan esperando qué pasará con Juan Fernández, quien luego del partido con Talleres en Escalada fue informado por el juez Lucas Di Bastiano a raíz de una agresión al cuarto árbitro, perpetrada al término del encuentro. En un principio se habló de una sanción durísima que podría ir de seis meses a un año entero, pero con tanto “caos” en AFA, por ahora no se conoció la decisión que tomará el tribunal disciplinario.