El último informe del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) sobre los ingresos durante el primer trimestre de 2021, expuso que el 50% de los argentinos y argentinas ocupados no llegó a reunir siquiera la mitad del dinero suficiente para acceder a la Canasta Básica total. Esa proporción de trabajadores y trabajadoras reunió un promedio de 30 mil pesos o menos, y quedó muy lejos de los 60 mil que necesitaba en marzo una familia para no caer en la pobreza.
En paralelo, el estudio evidencia la diferencia abismal en la distribución de esos ingresos entre el 10% de la población con ingresos individuales más bajos y el 10% con los ingresos individuales más altos. Mientras que ese primer grupo concentró un 1,1% de los ingresos totales, el sector más pudiente ostentó el 31,8%. Si bien la foto actual expone un abismo entre ambos extremos, la comparación con el mismo trimestre del 2020 no refleja una intensificación en el proceso de concentración de ingresos a favor de los sectores más ricos.
De los números publicados por el Indec también se desprende el coeficiente Gini, un indicador de la desigualdad en la distribución del ingreso per cápita familiar de las personas, y en el que el valor 0 corresponde al caso de “igualdad absoluta de todos los ingresos” y el valor 1, al caso extremo contrario. Para el primer trimestre de 2021 el coeficiente en Argentina fue de 0,445 puntos, apenas por encima del 0,444 de igual período de 2020.
A partir de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) en los 31 aglomerados urbanos del país, el Indec releva los niveles de ingresos que percibe cada sector de la sociedad. Para eso los divide en diez deciles, un método que consiste en ordenar a la población por los montos de ingresos, de menor a mayor según lo que perciben.
Para analizar a la población ocupada, el organismo estatal tiene en cuenta distintas categorías, entre ellas los trabajadores dependientes (asalariados) y a los independiente (patrones y trabajadores por cuenta propia).
La mitad de la Canasta Básica Total
Los datos dieron cuenta de que la mitad de este conjunto de personas, percibieron un ingreso mediano por debajo de los 30 mil pesos durante el primer trimestre de 2021 y entre esos cinco deciles concentraron apenas un 21,7% de los ingresos totales.
En simultáneo a esa realidad, los cinco deciles más altos, concentraron el 78,3% restante de los ingresos totales. Hay que remitirse a los casilleros más altos, precisamente a los deciles 9 y 10, para encontrar sectores con ingresos que superen los 60 mil pesos que demandó la canasta básica total para una familia en marzo.
Las dificultades para reunir los ingresos suficientes se condicen con el análisis de un informe publicado recientemente por el centro de estudios Proyecto Económico, que expuso cómo los efectos de la pandemia intensificaron las desigualdades y relegaron a las clases medias a la pérdida de poder adquisitivo como consecuencia del deterioro laboral. Vincularon este fenómeno con la situación de países que tuvieron que aplicar medidas “de ajuste fiscal y aumentos en los impuestos regresivos” adoptadas bajo la tutela del Fondo Monetario Internacional.
En este caso, los datos oficiales marcaron que mientras este primer trimestre, entre los primeros cinco deciles concentraron apenas un 21,7% de los ingresos totales y entre los cinco restantes ostentaron el 78,3%, el mismo trimestre de 2020 los porcentajes eran 21,2% y 78,7% respectivamente. Es decir que más allá de persistir una brecha sideral, de un año a otro, incluso con el impacto de la pandemia, la concentración de riquezas no se intensificó, sino que tendió a mantenerse e incluso a reducirse para los más pudientes.
De acuerdo a los datos oficiales se registraron más de 11 millones y medio de ocupados y hubo poco más de 8 millones en condición de asalariados con ingreso promedio de 42.294 pesos. El ingreso promedio de las personas asalariadas con descuento jubilatorio fue de 51.328 pesos, mientras que en el caso de aquellas sin descuento jubilatorio, el ingreso promedio equivale a 22.385.
Si bien no corresponden exclusivamente a la población ocupada, los datos del Indec también reflejaron la brecha de género a la hora de analizar los ingresos. Un 57,7% del total fue percibido por varones, mientras que el 42,3% restante fue a mujeres.
Del decil 5 al 10 el porcentaje de ingresos se concentra cada vez más en la población masculina. La brecha más amplia se puede detectar en los deciles 9 y 10, donde los varones ostentan de una concentración mucho más intensa de los ingresos
Ingresos familiares
El estudio también calculó la distribución del dinero en los hogares, una medición que permitió conocer qué porción corresponde a ingresos laborales y qué parte a ingresos no laborales (jubilaciones y pensiones, subsidios, ayuda social, alquileres o ayuda proveniente de otras familias). Un 75,3% tiene que ver con el primer tipo y un 24,7% con el segundo.
El peso de los ingresos no laborales fue mayor para los deciles de ingreso total familiar más bajos, siendo igual al 55,4% en el primero y 14% en el décimo.
Respecto a la relación de dependencia de los hogares, los datos demostraron que cada 100 ocupados hubo 139 no ocupados, mientras que cada 100 perceptores de ingresos hubo 139 no perceptores.
Esta relación es mayor en el caso de los deciles más bajos. Para el decil 1, por ejemplo, cada 100 personas ocupadas hubo 289 no ocupadas, y cada 100 perceptoras de ingresos hubo 172 no perceptoras.
Al contrario, en el caso del decil 10, los valores indicaron que cada 100 ocupados hubo 46 no ocupados, y cada 100 perceptores de ingresos hubo 20 no perceptores.
Los datos respecto a ingresos familiares permitieron calcular el coeficiente Gini, con el objetivo de saber la diferencia entre los sectores más ricos y más pobres del país. El resultado para el primer trimestre de 2021 fue de 0,445, mostrando un nivel similar de desigualdad que en el mismo trimestre de 2020.