El 80% de las emergencias sanitarias mundiales de los últimos 30 años fueron por zoonosis, enfermedades que se transmiten de animales a humanos, lo que se genera no sólo por la capacidad de mutar de los virus sino también por el accionar del hombre en la producción intensificada de alimentos o el cambio climático, aseguraron investigadores argentinos.
“En los últimos 30 años, el 80% de las emergencias sanitarias mundiales fueron por enfermedades que pasaron de animales a hombres. Hubo muchas, pero las más resonantes fueron la Gripe de 2009, los coronavirus anteriores (Sars y Mers), y el hantavirus, entre otros”, explicó a la agencia de noticias Télam Ariel Pereda, investigador del Conicet y coordinador del Programa Nacional de Salud Animal del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta).
Pereda, quien fue parte del equipo de investigación que reveló la presencia del virus de influenza en animales en Argentina, describió que “los virus necesitan de seres vivos para su replicación y son «poco fieles» en la multiplicación de su genoma, cometen errores y se forman las mutaciones”.
“Este proceso es azaroso y pasa todo el tiempo”, advirtió.
“Sin embargo, desde hace 30 años la humanidad ha modificado su relación con el medio ambiente. Factores como el cambio en la forma de producción, sumado a las transformaciones en el uso de la tierra, movimientos demográficos y cambio climático, son acciones del hombre que generan un fuerte impacto en la ecología de los microorganismos”, señaló Pereda.
En ese contexto, “los animales silvestres van migrando, se acercan a zonas urbanas o van a los galpones donde se almacena alimento, como es el caso del ratón colilargo que transmite el hantavirus, que al orinar deja el virus en el ambiente y se generan aerosoles que cuando una persona entra a ese lugar se infecta por la inhalación”, describió.
Por su parte, José Luis Affranchino, biólogo e investigador del Conicet, explicó que algunos virus “exhiben una alta tasa de mutación, que evolutivamente les ha posibilitado infectar seres humanos”.
“Pero –continuó– para que un nuevo virus animal se transmita a humanos, es necesario un contacto estrecho y prolongado entre el animal y el ser humano. Luego los centros urbanos, con alta densidad poblacional, las condiciones sanitarias y de higiene y los viajes transcontinentales hacen que la enfermedad se propague por todo el mundo”, evaluó el especialista.
Affranchino describió que no todos los virus necesitan mutar para vivir en el cuerpo humano: “Por ejemplo, en el caso de la rabia, el virus ya posee la capacidad de transmitirse al hombre tal cual vive en el animal”.
“El actual coronavirus (Sars-Cov2) sería distinto. Si bien todavía no hay datos concluyentes, se estima que originalmente estaba en los murciélagos, lo que sería su «huésped natural», porque en estos animales se encontró un tipo de coronavirus con un genoma muy similar al Sars-Cov-2”, describió Pereda.
Algo parecido habría ocurrido en 2009: “Lo que se llamó Gripe A primero se había dicho que era gripe porcina. Después se comprendió que este virus, el Influenza A H1N1, tenía sus antepasados en otros virus que circulaban en cerdos. Por alguna razón surgió una combinación particular que resultó muy eficiente para transmitirse entre humanos”, recordó el especialista.
Pereda aseguró que la conclusión más verosímil a la que arribaron los investigadores “fue que en los años 90 se cambió la forma de criar cerdos, lo cual generó un nuevo ecosistema para que el virus de influenza pueda circular mejor. El cerdo tenía distintos virus de influenza que por alguna razón se combinaron en el hombre, generando el virus que provocó la pandemia de 2009”, puntualizó.
“Luego fue el hombre el que le transmitió ese nuevo virus al cerdo y actualmente el virus pandémico se transmite sostenidamente en la población porcina mundial. Es por ello que resulta muy importante trabajar en el concepto de «Una Salud», donde se combina la salud pública con la salud animal y la salud ambiental”, precisó.
En la actualidad, la alta capacidad de transmisibilidad que tiene el Sars-Cov2 sumada a la poca inmunidad de la población ante los coronavirus generó un terreno fértil para una pandemia peor que la de la gripe de 2009.
Al respecto, Affranchino consideró que “la forma más eficiente de evitar estas enfermedades virales transmitidas desde animales ha sido históricamente el desarrollo de vacunas”.
Por su parte, Pereda advirtió: “Es probable que este año la pasemos muy mal y que en los próximos meses aumente la inmunidad poblacional que haga que no afecte tan brutalmente la salud pública; sin embargo, al ser un nuevo virus es muy difícil predecir”.
“Lo que sí podemos pensar es que mientras no hagamos algo para detener el cambio climático, mientras no mejoremos las prácticas ganaderas y agrícolas y mientras sigamos agrediendo a la naturaleza, estas crisis van a seguir pasando”, concluyó.
Armas de defensa de animales
El Sars-Cov, Síndrome Respiratorio Agudo Severo, es descripto por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un virus mucho más mortal que el Covid-19, pero con mucha menor tasa de reproducción (contagio). Está “asociado” a la civeta de las palmeras o musang, un mamífero asiático que ocupa el nicho ecológico de lo que en América sería un mapache o un coatí, abundante el parque de Cataratas del Iguazú. Es un coronavirus identificado a fines de 2002 en la provincia de Cantón, China.
El Mers-Cov, Síndrome Respiratorio de Medio Oriente, se supone que saltó a humanos desde dromedarios, camellos o algunas especies de murciélagos que son reservorios del virus. Es un coronavirus identificado por primera vez en el 2012 en Arabia Saudita.