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El abrazo pendiente

Cuatro de cada diez estudiantes del secundario santafesino tuvieron dificultades para vincularse con la escuela. Qué hacer para que retornen a las aulas y mejorar sus trayectorias educativas. La valiosa experiencia de la Escuela N°432 de Rosario. El objetivo de igualar oportunidades

Marcela Isaías

De cada diez estudiantes secundarios de la provincia de Santa Fe cuatro han tenido dificultades para vincularse con sus escuelas durante lo que va de la pandemia. El dato lo comparte Amsafé provincial, con la aclaración de que esos números no sorprenden: los problemas de exclusión de las y los adolescentes en este nivel de la educación obligatoria no son nuevos. En todo caso, la llegada del coronavirus los potenció y los hizo más visibles.

¿Qué hacer para que puedan retornar a las aulas? La pregunta gana el debate en la comunidad educativa. En todos los casos, la respuesta inequívoca pasa por demandar una mayor inversión de parte del Estado y un acompañamiento permanente a los y las estudiantes.

Son muchas las experiencias educativas que se inscriben en este objetivo de afianzar los vínculos pedagógicos. Entre ellas, la de la Escuela Secundaria Orientada N° 432 Bernardino Rivadavia, que ya da los primeros pasos para implementar el Programa Acompañar: puentes de igualdad, una iniciativa nacional que recrean las provincias.

“El objetivo es recuperar y revincular a aquellos alumnos que tienen trayectorias fragilizadas, para que recuperen saberes, el vínculo con la escuela y reforzar así su trayectoria escolar”, sintetiza la directora de la Escuela 432, Sandra Bembo, sobre este plan. El programa Acompañar fue aprobado el 26 de agosto de 2020 por unanimidad en el Consejo Federal de Educación, y se propone acercar herramientas y contención para recuperar las trayectorias escolares de niñas, niños y adolescentes afectadas por la pandemia.

La secundaria rosarina fue convocada por el Ministerio de Educación de la provincia para ser parte de ese programa. La estrategia santafesina es trabajar entre pares de escuelas. En este caso, la 432 junto con la Escuela Secundaria N° 49 Urquiza. Las y los docentes que quedan seleccionados para esta tarea tienen que diseñar un proyecto interdisciplinario común. El objetivo siempre es la vuelta plena de las chicas y los chicos a las aulas.

La profesora Bembo celebra que se implementen estas iniciativas, al tiempo que señala que es necesario que la escuela sea acompañada desde varios frentes: “No solamente es lo escolar, sino también lo social; hay que generar trabajo, condiciones para que las chicas y los chicos puedan ir a la escuela y que esa sea su única tarea”.

Dice además que es clave que el Estado invierta, que lleve conectividad a los barrios, que acerque dispositivos a las escuelas, entregue netbooks a las y los estudiantes. Pero también que la escuela tiene el reto de “seguir sorprendiendo aún en la virtualidad”.

Sandra Bembo lleva 34 años en la docencia, más de 15 en la función directiva y además es profesora en el Instituto Superior Olga Cossettini. El secundario a su cargo está ubicado en pleno macrocentro de Rosario –Oroño al 1100– pero recibe chicas y chicos de distintos barrios de la ciudad, incluso de localidades vecinas.

“Lo que más nos ocupó siempre –ante la pandemia– fue sostener el vínculo con nuestras alumnas y alumnos, no la cantidad de contenidos. Que un chico esté cuatro horas frente a una computadora no garantiza que aprenda. Los contenidos se recuperan. Para nosotras lo importante es no perder el contacto”, afirma Bembo.

La falta de conectividad y de dispositivos fue la primera razón por la que muchos quedaron fuera de la escolaridad en tiempos de aislamiento más estricto. Por eso –repasa la educadora–, apenas se dieron las primeras aperturas el eje estuvo también en acercar materiales impresos y abrir espacios para las consultas. La otra realidad que quedó más a la vista fueron las familias que habían perdido su trabajo o estaban en una situación más que precaria a nivel laboral.

En este año y medio, la Escuela 432 relevó que de un total de 950 estudiantes, entre un 10% y un 15% tiene un recorrido frágil en su cursado, pero no se perdió matrícula. Solo hubo algunos casos que prefirieron seguir cursando en la escuela de su barrio. La directora asegura que la clave en esta retención de matrícula está en privilegiar la vinculación con las chicas y los chicos, reconocer las trayectorias escolares de cada quien (con o sin pandemia).

“Sabemos que entre los 13 y 18 años todo es relación, encuentro, la amistad, las charlas, el besarse, abrazarse y todo eso quedó interrumpido”, dice, y agrega: “Hay familias que nos pedían que organicemos encuentros solo para que se conozcan. Pensemos que hay chicos que pasaron de 7° grado a la secundaria y no conocieron ni a la escuela ni a sus compañeros. Y hoy están en segundo año y la pandemia los volvió a la virtualidad en poco tiempo”.

Talleres lúdicos organizados por los profesores de educación física, talleres de ESI, reuniones virtuales con las familias y con todos los cursos, son algunas de las estrategias con las que respondieron a esa situación y que enumera la directora Bembo. Todos los aspectos estuvieron contemplados, también el de la evaluación: diseñaron “una libreta propia con cuatro criterios propios para cada área”. La directora habla con orgullo de un instrumento que reunió a las y los profesores por área para debatir cómo evaluar.

El Centro de Estudiantes de la 432 tiene una activa participación en la vida escolar. La directora no dudó un instante en convocarlos y apoyarlos en sus propuestas. Entre las más recientes están las de “llenar de pañuelos blancos” el patio de la escuela para apoyar el juicio que se llevaba adelante en los Tribunales Federales por la Causa Klotzman. O bien la campaña de vacunación contra el covid, de difusión e información entre pares.

Eso sí: sostener la escuela en la pandemia representó un costo muy grande para la docencia. “A los equipos de gestión nos atravesó mucho. Porque la lógica de la escuela es lo presencial. Al romperse ese principio había que armar una lógica institucional en la virtualidad, y que no era solo lo curricular, sino también todo lo administrativo. Nadie ha salido a decir gracias a los equipos de gestión, para reconocer el trabajo”, reclama la directora.

Por más inversión

El secretario de nivel medio de Amsafé provincial, Sergio Doktorowicz, apunta que de ese número de estudiantes con dificultades para conectarse con la escuela en la pandemia (4 de cada 10), por lo menos la mitad no ha tenido vinculación alguna. “No más que a través del reparto de bolsones de comida o de los materiales impresos que dejaron los docentes en las escuelas”, precisa.

Doktorowicz advierte sobre “el esfuerzo mancomunado de docentes, padres y estudiantes para salir adelante”. Al tiempo que reclama por las “decisiones tardías, problemas concretos de comunicación y ausencia de consignas claras” de parte del Ministerio de Educación de Santa Fe.

La tarea presente y por delante –dice el dirigente sindical– pasa por reforzar la presencia del Estado, que sea responsable en garantizar el derecho a la educación, y eso implica mayor inversión y recursos. Dice que un punto fundamental es recuperar y sostener programas como el Conectar Igualdad (ahora Plan Federal Juana Manso), clausurado durante el gobierno de Mauricio Macri. “Casi la mitad de los alumnos de la provincia tienen dificultades muy importantes con el acceso a la conectividad. Además de la falta de dispositivos para conectarse”, resalta, y agrega que son herramientas que también deben llegar a la docencia.

Doktorowicz destaca que las problemáticas educativas que afectan a la educación secundaria se acentúan en la ruralidad. En particular, la conectividad y el traslado, donde aún no está plenamente garantizado el Boleto Educativo Rural.

“Como sindicato pedimos discutir en una mesa paritaria qué escuela queremos, qué necesidades tiene”, expresa.

Igualar en oportunidades

Un informe elaborado por la Ctera, con datos propios y del Ministerio de Educación de la Nación, aborda el impacto de la pandemia en la educación secundaria. El estudio recuerda cómo desde 2020 docentes y estudiantes debieron sostenerse en la virtualidad escolar, “por lo que el acceso a dispositivos e internet se convirtió en una nueva condición para el acceso al derecho a la educación, y a un trabajo en condiciones dignas”.

Desde Amsafé afirman que las conclusiones de este informe nacional se reflejan en la provincia. Uno de los aspectos abordados es la situación social y familiar de las y los adolescentes, “ya que definen un punto de partida fundamental para analizar el acceso, trayectorias, graduación y aprendizajes”. En el segundo semestre de 2019 (previo a la pandemia), “el 53% de los niños, niñas y adolescentes residía en hogares cuyos ingresos no llegaban a cubrir la canasta básica total”.

Una realidad que se agravó con la pandemia de covid 19, y que obligó a muchas y muchos adolescentes a trabajar, haciéndoles más difícil mantener su escolaridad: “Un tercio de las chicas y los chicos de 16 y 17 años realiza al menos” una tarea laboral. Una razón que triplica los motivos de exclusión escolar.

Otro aspecto del estudio refiere que “el 46% de los hogares con estudiantes de nivel secundario no poseen computadora”. Y respecto de las condiciones laborales docentes, señala que el 80% de las y los maestros manifiesta que le dedican más horas al trabajo, y un 73% aporta el único o principal ingreso salarial a sus hogares.

La infraestructura escolar es otro de los puntos abordados en el informe de Ctera, donde se señala sobre las necesidades de mejorar las condiciones edilicias; que, además, “en el contexto de la pandemia han empeorado por las reiteradas situaciones de robo y vandalismo, falta de inversión y mantenimiento”.

El informe reconoce que desde el Estado se han implementado diferentes políticas para mejorar las situaciones de escolarización (Plan Fines, Sistema de Becas Nacionales y Provinciales, Plan de Mejoras Institucional). Sin embargo, consideran decisivo profundizar el debate sobre esta etapa de la educación obligatoria: “Es necesario que el tránsito por la secundaria sea una experiencia significativa y que brinde herramientas para pensar y transformar la realidad”.

 

 

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