La semana pasada, un adolescente fue acribillado en barrio Tiro Suizo de zona sur. Lo encontraron sin vida en la vereda poco después de la medianoche del jueves con diez orificios en distintas partes del cuerpo. La Policía secuestró siete vainas servidas y dos notas singulares entre sus ropas. “Menor tiratiro”, decía una, mientras que en la otra figuraba la dirección exacta de un domicilio ubicado a escasos metros del lugar donde lo asesinaron. Este lunes se conoció su identidad: Zacarías Sharif Azum, de solo 15 años. Sus padres, detenidos por diferentes delitos, están vinculados a célebres figuras del mundo narcocriminal y él mismo debutó en las crónicas policiales seis meses atrás, con 14 años, cuando se lo mencionó como presunto autor del homicidio de una joven de 25 años que horas antes de su muerte lo había increpado por tirar tiros al aire en una discusión que quedó filmada.
Zacarías fue asesinado minutos después de la 1 del viernes 28 de octubre. Lo encontraron en Pasaje del Campo entre Benito Juárez y Gutiérrez del barrio Tiro Suizo de zona sur con diez orificios de bala, que se presume fueron siete impactos, algunos con entrada y salida.
En uno de los bolsillos tenía dos notas escritas a mano. Una decía “menor tiratiro” y la otra “entre Esteban de Luca y Olegario, Piano 5050”, domicilio ubicado a escasos metros del lugar donde lo asesinaron. La fiscal de Homicidios Marisol Fabbro investiga si esos manuscritos de tono intimidatorio pertenecían al menor o si fueron dejados por sus matadores.
Seis meses atrás, el nombre de Zacarías recorrió los portales de noticias policiales. Con solo 14 años lo acusaban de haber matado a una joven de 25 con la que había discutido horas antes del crimen, algo que no llegó a ser probado por la Justicia. No obstante, esa disputa verbal previa quedó filmada y los allegados a Ayelén González, asesinada a tiros en barrio Bella Vista el 16 de abril pasado, no tardaron en señalar a Zacarías como el autor de los disparos fatales.
Según se puede apreciar en parte de las imágenes de esa discusión, difundidas de forma anónima, Ayelén, madre de un niño de 8 años, lo increpa para que deje de tirar tiros al aire por temor a que le pase algo a su hijo. El adolescente le pregunta varias veces si le cayó el tiro o no y le aclara que sabe que no le va a caer un tiro. La joven se ríe de la respuesta y le dice: “Sos re bobo amigo, primero avivate”.
Horas después, Ayelén fue ejecutada de cuatro disparos en Uruguay al 4100, de barrio Tiro Suizo. Tenía orificios de bala en el parietal izquierdo, el maxilar derecho, la espalda y el hombro derecho. Sus allegados viralizaron el video, señalaron a Zacarías y realizaron varias marchas para pedir su detención, algo imposible por tratarse de un menor de 14 años, no punible por su corta edad.
A partir de ese crimen, que investiga el fiscal Adrián Spelta, el rostro de Zacarías recorrió portales web como también su historia personal, estigmatizada por su entorno familiar, en particular sus padres, quienes purgan condenas por distintos delitos vinculados a la narcocriminalidad. La acusación en contra del adolescente también abrió viejos debates sobre la edad de punibilidad en la Argentina.
Los padres de Zacarías son Alejandro Sharif “Turco” Azum y Jésica “La Fea” González, ambos detenidos por distintas causas penales.
El Turco es hermano de Yalil Azum. Ambos están imputados de integrar una asociación ilícita dedicada a blanquear dinero proveniente del narcotráfico, la usura y el juego ilegal. Su mamá Jésica está procesada por causas de comercio de estupefaciente y penada como integrante de la banda de René “Brujo” Ungaro, condenado por asociación ilícita y narcomenudeo, y ahora sospechado por ordenar una balacera desde la prisión de Rawson contra los Tribunales federales de Rosario hace un mes.
A la mujer también le adjudican una relación de pareja con el célebre Claudio “Morocho” Mansilla, un convicto que purga condena por un doble homicidio en Villa Banana y que en junio de este año fue recapturado luego de protagonizar una cinematográfica fuga de la cárcel de Piñero, un año antes.
Para huir de prisión, el Morocho y otros siete reclusos idearon un golpe comando con ayuda externa, en un episodio que contó con ametralladoras, amoladoras y vehículos y en el que uno de los participantes murió tras enfrentarse a empleados del Servicio Penitenciario.
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