Las agroexportaciones aportaron 35.000 millones de dólares a la economía argentina durante 2014, una cifra que compensó el déficit de la industria.
Según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario, sin el aporte del campo como generador neto de divisas sería impensado que en la Argentina fuese viable el financiamiento de los rubros “bienes de capital”, “combustibles y lubricantes” y “piezas y accesorios para bienes de capital”, importaciones cruciales para motorizar la expansión del consumo y del empleo.
El documento, elaborado por el investigador Guillermo Rossi, precisó que las ventas externas del complejo soja –que comprende, además de los porotos, la harina, aceite y biodiesel– generaron ingresos de dólares al país por 21.345 millones durante el año pasado.
El informe de la Bolsa, sobre la base de datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), agregó que el complejo girasol aportó 512 millones de dólares por exportaciones de semillas, aceite y pellets de extracción. Además, las ventas de los principales cereales significaron 5.614 millones de dólares.
Si a esas cifras se le agrega el saldo externo generado por otras producciones agroindustriales –carnes, lácteos, frutas, cultivos regionales, entre otras– la cifra alcanza los 35.429 millones de dólares, mencionó la BCR.
El documento económico analizó también la caída de algo más del 10 por ciento en el ingreso de divisas del 2014 y el panorama para el 2015.
En relación con la merma en la liquidación de divisas durante el último año, la BCR mencionó que el mercado internacional de productos agrícolas sufrió una brusca caída en el segundo semestre del 2014. “Uno de los productos más perjudicados fue el aceite de soja, altamente correlacionado con el precio del petróleo”, puntualizó. Y agregó que también se redujeron los saldos exportables, especialmente de los granos sin procesar (las exportaciones de trigo cayeron al mínimo de los últimos 35 años).
En relación con las perspectivas para este año, la BCR delineó un panorama no muy alentador. Mencionó el camino declinante de la producción de cebada, la dificultad para exportar maíz y los cupos a las ventas externas de trigo. La BCR completó que el año volverá a depender del complejo sojero, fortalecido por la expectativa de una producción récord del poroto. “De todos modos, sus precios han sufrido una caída interanual cercana al 20 por ciento”, advirtió.
El informe concluyó que, con el agro lejos de su potencial, es difícil pensar en otra cosa más que en el estancamiento económico en 2015. “La agroindustria es la principal ventaja competitiva de la Argentina y sostener el dinamismo de su cadena es clave para nuestro progreso futuro”, recomendó.