La discusión por la despenalización del aborto sirvió como puntapié inicial para poner en tela de juicio el financiamiento del Estado al culto católico. Uno de los puntos de ese sostenimiento que más ruido genera es el pago de los sueldos de los religiosos por parte del gobierno nacional. La crisis que atraviesa la Argentina desembocó en un masivo recorte de gastos, que afectan principalmente a las provincias pero que también afectan a la Iglesia católica: el proyecto de Presupuesto para 2019 plantea reducir el fondos que se destinan a las jurisdicciones eclesiásticas.
El proyecto de ley que el Ejecutivo ingresará en el Congreso contempla una suma total destinada a la Iglesia católica de 126.508.661 pesos, cuando en 2018 se previeron desembolsos por 130.421.300 pesos. Se trata de una quita nominal de un 3%, pero si se tiene en cuenta una inflación de 42% anual que se espera para este año, ese recorte de partidas crece a un 31,7%.
Luego de que el propio jefe de Gabinete, Marcos Peña, develará la información de la plata que la Iglesia recibe durante una de sus exposiciones de gestión en el Congreso, comenzó una serie de reuniones entre los popes de Cambiemos y la cúpula eclesial.
En esos encuentros, desde la Conferencia Episcopal habían indicado que estaban dispuestos a resignar parte de los fondos que recibían por parte del estado aunque de manera gradual.
Y esta especie de “congelamiento” de fondos que comenzará a regir en 2019 es el primer paso hacia ir disminuyendo el aporte estatal en el financiamiento de la religión católica.
Según publicó El Cronista Comercial, el acuerdo entre la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), la secretaría de Culto y la jefatura de Gabinete para hallar «nuevas alternativas al actual sistema de sostenimiento del culto» prevé el final de los aportes, tal como se los conoce actualmente, en un plazo de dos años.
Sin embargo, el gobierno nacional prevé compensar ese recorte en el Presupuesto 2019 con una mayor partida destinada a refacciones. La ley de leyes contempla obras para tres templos por unos 290 millones de pesos: la basílica de San Francisco de Asís y la parroquia San Pedro González, en la ciudad de Buenos Aires y el Descanso del Peregrino de la basílica de Luján.