Sabrina Ocampo (*)
«El amor no es sólo un sentimiento. Es también un arte». La frase dice mucho, aunque con pocas palabras. Es verdad que el amor es un sentimiento, al igual que el odio, la felicidad, la tristeza… en fin. Es un sentimiento porque implica que sale de nuestros corazones, que nuestra razón queda de lado y que nos dejamos llevar por lo que produce en nosotros.
Que sea un arte implica, para empezar, que no todos son capaces de sentirlo. Y cuando digo esto, no digo que no sientan amor. Todos sentimos amor, sólo que son pocos los que logran hacer del amor un disfrute verdadero. Son pocos los que aman sin aferrarse a la otra persona, sin sentirse dueños de ella.
Hacer del amor un arte involucra dar todo de sí liberando nuestras almas. Dejando de lado los problemas y llevando una vida sin ataduras, lo que no implica libertinaje. Sino que es no atarse a los problemas, a las discusiones, a los defectos del otro. Que el amor sea un arte significa que hay que tener cierta destreza para amar, para olvidar los errores del otro, para hacer que la llama de la pasión no se apague nunca.
(*) Sabrina comparte dos veces por semana el taller de escritura dictado en la Cooperativa La Cigarra como parte de las capacitaciones del programa Nueva Oportunidad. Como ella hay 17 mil jóvenes en situación de vulnerabilidad que buscan contención y una forma de entrar al mundo laboral.
Acompañados por periodistas del diario El Ciudadano, Sabrina y otros 14 jóvenes del distrito Noroeste se anima a escribir. Usan el lugar para hablar de su barrio y su familia, de aventuras con amigos, recuerdos lindos (y no tantos) de la infancia y muchos temas más que surgieron luego de ir conociendo distintos autores como Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Abelardo Castillo, Mauricio Rosencof, Osvaldo Soriano o Eduardo Sacheri, entre tantos otros.