El choque entre Argentina y Francia no tiene un claro favorito. Es un partido en el que ambos equipos tienen 50 por ciento de chances de obtener el triunfo, un duelo de potenciales parejos, al menos en el análisis previo de cómo ambos equipos arriban al debut y a la Copa del Mundo.
Por fuera de ambas delegaciones, nadie arriesga nada, sólo se escucha “partido parejo”. Y luego cuando se profundiza el análisis se divide según el clima: algunos aseguran que la –probable- lluvia por un lado puede beneficiar a los conductores franceses (Antoine Dupont y Romain Ntamack), pero por otro lado ambos son debutantes en Mundiales y no se puede asegurar como pueden llegar a reaccionar ante la presión en un torneo de esta envergadura, sumado a que es encuentro clave para las aspiraciones de ambos equipos.
Por otro lado no coinciden y dicen que la lluvia podría beneficiar un probable plan de juego argentino, cerrado y con mucho protagonismo de los forwards. Ganar la batalla de los delanteros, es a priori un punto muy importante, a partir de allí, los medios pueden tener ese segundo de ventaja para poder buscar marcar puntos.
Un duelo muy cerrado que como dicen hasta el hartazgo los protagonistas se resolverá por los pequeños detalles, y por sobre todas las cosas se llevará el triunfo el equipo que juegue más concentrado y sea disciplinado.