Desde la introducción de la primera píldora, en 1960, se han investigado y comercializado múltiples formulaciones anticonceptivas con el fin de disminuir, de esta manera, los efectos colaterales relacionados y mejorar la adhesión al uso del método.
Hoy podemos decir que todas las píldoras que se comercializan son de bajas dosis y con bajo impacto sobre la salud y calidad de vida de la mujer. Un estudio reciente del Royal Collage of General Practitioners sobre anticonceptivos orales demostró que un grupo de 46 mil mujeres seguidas desde 1968 han presentado significativamente menor tasa de muerte por cualquier causa (en especial muertes por cáncer y enfermedad cardiovascular), comparado con mujeres que nunca utilizaron anticoncepción oral.
En los últimos años no sólo disminuyó la dosis de estrógeno de la píldora, también se descubrieron nuevos géstagenos que permiten controlar los efectos colaterales y garantizar su eficiencia como anticonceptivos.
Es importante considerar que la tendencia es darle a la mujer un método anticonceptivo que le garantice la independencia de la toma diaria y el cumplimiento diario (además de la administración de la carga hormonal y tener otra vía que no sea la oral). Entre esas variantes existen en el mercado los dispositivos intrauterinos, parches transdérmico (a través de la piel) o implantes subdérmicos (debajo de la piel). Uno de los advenimientos más noveles ha sido la utilización de anillos vaginales que, introducidos en vagina, una superficie mucosa con excelente absorción de sustancia, permite utilizar esta vía para la administración del método anticonceptivo.
Cabe señalar que estas opciones permiten reducir las fallas vinculadas al uso diario y garantizan una tasa de protección mayor a la anticoncepción hormonal.
¿Cómo funciona?
La vagina es, por su anatomía e irrigación, una amplia y eficiente vía de administración de medicación. Es comúnmente utilizada para otros medicamentos con estrógenos para combatir síntomas climatéricos o bromocriptina indocmetacina (medicación para la hiperprolactinemai), entre otros.
El anillo vaginal está constituido por un anillo de acetato de etinil vinilo. El dispositivo lleva una carga de estrógeno y progestágeno que difunde a través de la pared vaginal y de ahí a los vasos sanguíneos de una rica red vascular, rodeando la vagina, llegando así al hipotálamo y la hipófisis para inhibir la ovulación.
Se trata de un anillo blando, flexible y transparente de un diámetro de 54 milímetros y 4 milímetros de espesor. Su colocación es muy fácil y no molesta, al igual que un tampón, y debe realizarlo la usuaria con el inicio de la menstruación (al primer o segundo día), de manera fácil y no molesta, similar a la inserción de un tampón.
El anillo debe quedar colocado durante 21 días, luego de los cuales se retira y es discontinuando su uso por 7 días. Claro que en este intervalo la mujer tendrá un sangrado (lo cual representa a su menstruación) debido a la no absorción de esteroides. Al cabo de dicho período, la mujer deberá colocarse otro anillo por otros 21 días, sin necesidad de extraerlo para su higiene tras relaciones sexuales, el examen médico o el uso de otra medicación vaginal (óvulos o cremas vaginales).
Este método es cada vez más aceptado dada la independencia a la toma diaria y a cualquier otra situación que pueda impactar en la absorción de la medicación anticonceptiva como olvidos, cambio de horarios, colon irritable, gastritis crónicas, polimedicación o vómitos.
Dentro de las desventajas descriptas con su uso, que son muy pocas, podemos referir vaginitis, aumento del flujo vaginal (presente en 5 de cada 100 usuarias) y otros efectos como náuseas, cefaleas, acné similar al uso de anticoncepción hormonal administrada por otra vía oral (en 2 de cada 100 pacientes). Estos efectos tienden a desaparecer en la medida que se avanza con el uso del anillo.
Otro beneficio para remarcar es que se puede usar con alta eficacia independiente del peso corporal, a diferencia de otros métodos transdérmicos como los parches donde el peso superior a 70 kilos puede poner en riesgo su efectividad. Además se registraron importantes disminuciones en el volumen del sangrado menstrual, de la duración de las menstruaciones, de los síntomas premenstruales, del dolor menstrual y la regularización de los ciclos.
Por otro lado, el método se asocia a un ligero aumento de la humedad vaginal, por lo cual, en la premenopausia la paciente obtiene una mejor lubricación, lo cual favorece al acto sexual. Este método es de fácil acceso, se puede conseguir en cualquier farmacia y su costo es accesible y hoy también muchas obras sociales ofrecen cobertura.
El anillo vaginal es un método anticonceptivo novedoso, eficaz y de fácil uso que la mujer moderna debe conocer y poner dentro del menú en el momento de elegir cómo prevenir el embarazo para vivir a pleno su actividad diaria, cuidar su cuerpo, sentirse libre de horarios y vivir una sexualidad segura.