El Hincha

Panorama auriazul

El arbitraje de Jorge Baliño en la Bombonera quedó en el ojo de la tormenta

Si bien Matías Lequi prefirió no entrar en polémica a raíz de la jugada que protagonizó Copetti con Advíncula sobre el final del partido, en la derrota con Boca el juez perjudicó notoriamente al Canalla


“De los árbitros no voy a hablar. Creo que en líneas generales acertó algunas y otras no, pero como cualquiera de nosotros en cada una de sus funciones. Ya está”, fueron las palabras que usó Matías Lequi luego de perder 2-1 con Boca.

El entrenador prefirió no entrar en polémica a raíz de la jugada que protagonizó Copetti con Advíncula sobre el final del partido. El defensor xeneize le pegó un patadón terrible al delantero de Central en el área xeneize, pero tanto Baliño (el árbitro) como Trucco (VAR) omitieron.

Esa jugada puntual hubiese cambiado el resultado y estar más acorde a lo que ocurrió en cancha. Es que Boca aprovechó el letargo canalla en los primeros quince minutos para sacarle dos goles de ventaja. En el complemento, Central se paró varios metros más adelante y puso contra las cuerdas al Xeneize.

“Es una jugada debatible. Sigo sosteniendo que la decisión de no penal es la correcta. El defensor juega el balón, es muy claro y, para mí, es la principal consideración para no cobrarlo. Obviamente que por la inercia y las características de campo hay contacto”, explicó el árbitro sobre la jugda más polémica de la noche del sábado en la Bombonera.

De todas maneras, el arbitraje de Baliño fue de flojito a flojón. En el primer tanto de Boca cobró una faltita de Ibarra a Aguirre en el borde del área. Lema no la desaprovechó y con complicidad de la barrera auriazul abrió el marcador a los tres minutos de juego.

El árbitro tampoco estuvo acompañado por sus colegas Trucco y Lobo Medina, la dupla elegida para manejar desde la cabina del VAR. En la primera parte Mauricio Martínez le entró con todo a Sarachi. Caramelo fue amonestado por Baliño, pero resultaba lógico que lo llamarán del VAR para corregir el color de la tarjeta, situación que no sucedió.

Baliño es de los árbitros de la vieja escuela. Lleva 18 años en el árbitraje argentino y a pesar de haber perdido el pelo nunca perdió las mañas. Dirige con cierta displicencia y es poco propenso a correr.

En el segundo tiempo devolvió gentilezas. El tiro libre que terminó en gol de Campaz provino de una falta que solamente vio él. Un leve empujón de Lema sobre Ruben, que con el partido empatado no la cobra.

Y por último no percibió la clara falta de Advíncula sobre Copetti en tiempo adicional. El peruano llegó a la pelota, pero también se llevó puesta la pierna del delantero platinado.

Tal como dijo Lequi, Baliño acertó algunas y otras no, pero el problema radica en que las no cobradas fueron netamente perjudiciales contra Central. Quizás el DT auriazul, con poco rodaje en primera, eligió no criticar la labor de Baliño para no comprarse un problema en el futuro con otro colega del bombero.

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